Que País Queremos

Repensar y Volver

Un análisis por la situación del país y una invitación a preguntarnos ¿Qué país queremos? Y dar ese debate tan necesario para lo que va a ser la Argentina después de la pandemia.

Repensar y Volver

Domingo 08 de agosto de 2021 | 17:06

(Por Dylan Rubio Grandicelli) La Argentina, como es ya su costumbre durante los últimos años, atraviesa un momento signado por la incertidumbre: Por un lado, la salida de la pandemia, que se ha acelerado durante las últimas semanas gracias a una titánica tarea del personal de salud y a las grandes gestiones del ejecutivo nacional, encabezado por Alberto Fernandez, Cristina Fernandez de Kirchner y la ya histórica e impecable a mi parecer, ministra de salud, Carla Vizzotti y el ejecutivo provincial, con Axel Kicillof y Daniel Gollan (a partir de ahora Nicolás Kreplak) a la cabeza, para la compra y adquisición de vacunas y el plan de vacunación más grande de la historia; la lenta pero firme recuperación de la producción industrial, de la economía,  del empleo y la presencia del Estado en cuestiones cruciales como la construcción de viviendas.

Por el otro, los precios de los alimentos que se comen a los salarios, la pobreza y la indigencia que no ceden, la nueva variante del virus amenazando con un nuevo rebrote por culpa de viajeros irresponsables y un escenario político cargado de mucho arrojo sin premeditación, con ex funcionarios y candidatos de la oposición negando libremente crímenes de lesa humanidad, defendiendo intereses extranjeros en nuestra soberanía nacional - una constante en su gobierno - e intercambiando de jurisdicción para candidatearse, como si la gente de otros distritos ya no los conociera.

Todo esto y más, siempre mucho más, está pasando en la argentina de hoy, el país que nunca descansa. ¿Son más las buenas que las malas? si, pero las malas tiran y amenazan.

En todo este contexto y más aún con la salida de la pandemia más cerca que nunca, es momento de pensar, o de repensar, mejor dicho, el  país que queremos.

Repensar si, porque es un trabajo que ya se había hecho en los tiempos de Néstor, con un proyecto de país que continuaría Cristina pero que más tarde, sería arrasado por el Gobierno posterior, un proyecto que apostaba a la presencia del estado, al fortalecimiento del mercado interno, de las industrias nacionales, a la conectividad, al fomento de la educación, a la integración regional, al cuidado de los jubilados, de las pymes, de los trabajadores y a la generación de empleo genuino. Solo un ciego intencional podría discutir esto, puesto que de aquella asunción de Néstor en un contexto caótico al final del mandato de Cristina, el país había crecido a tasas históricas que pueden ser fácilmente corroboradas.

Este proyecto que como ya dijimos, fue desarticulado, pero aun así en su auge no alcanzó para solucionar la vida de la gente por completo, es por eso y ante este panorama, que nos encontramos ante la oportunidad histórica de pegar un volantazo que cambie las ecuaciones y girar hacia un nuevo modelo de país, que entienda que el actual modelo de concentración y de extractivismo, no va más, porque la gente no puede comer, porque hay que generar más empleo y para generar más empleo y alimento a precios accesibles hay que desconcentrar el sistema monopólico, no pude estar en manos de 4 o 5 grupos la producción cárnica, de harinas, de cereales, la exportación, el transporte en manos privadas, los servicios básicos esenciales en manos especuladoras como la luz. El estado tiene que meter mano lentamente en todas estas cuestiones, y en muchas lo está haciendo, es cierto, pero en muchas otras, no se anima.

A pesar de que nuestra constitución habla de que somos un país Federal, lo cierto es que nos hemos conformado como un país centralista, que como ya he dicho en otras notas, concentra todas las oportunidades en las grandes urbes y posterga históricamente el desarrollo del interior, que quienes somos de estos pueblos y comunidades lo sentimos en carne. Debemos volver a construir una Argentina Federal, que promueva la igualdad de oportunidades a lo largo y a lo ancho de todo el territorio y el desarrollo en el interior, creando universidades con carreras que fomenten el desarrollo regional como la de San Antonio de Areco para que los ciudadanos de esas comunidades puedan lograr una realización y una formación sin tener la necesidad forzosa de trasladarse a las grandes ciudades, llevando los tendidos de fibra óptica a todos los territorios, de norte a sur, ya que la pandemia ha dejado más en claro que nunca que la conexión a internet y a las personas es un servicio más que esencial, volviendo a esquemas de producción viejos como los tambos familiares, con el estado apoyando y beneficiando con políticas a estos cientos de pequeños y medianos productores para que se incorporen al mercado, generando así más empleo, dándole a estos productores ya sea lácteos, cárnicos o agroecológicos la oportunidad de seguir desarrollándose con financiamiento, con tierras para trabajarla, apostar a ellos, que en algunos casos representan más del 70% de la producción, crear más viviendas, pero no crear por crear, de forma estratégica, con planes de refacción para quienes ya tienen una, como viene haciendo el Gobierno de la mano de Jorge Ferraresi, quien hoy estuvo en cañuelas presentando un subprograma llamado “Habitar Comunidad”, que tiene como objetivo justamente esto, el acceso a la vivienda para las comunidades rurales y originarias de nuestro interior, algo que desde Arraigo, el Movimiento al que tengo el honor de pertenecer, veníamos impulsando y poniendo en agenda.

También es el momento para dar este golpe decisivo en la recuperación de la Soberanía logística y marítima, con una empresa nacional en la hidrovía controlando las exportaciones, no renovar las concesiones de nuestros puertos, de nuestros ferrocarriles para seguir avanzando en la recuperación de la red de carga, aquella que en algún momento fue ejemplar en el mundo y hoy solo está concentrada en las grandes ciudades de nuestra provincia y país.

Hay que volver a ese modelo de producción local para que cuando las familias vayan a las góndolas, no vean en el precio de los productos reflejados todo el recorrido que hacen desde las grandes fábricas los productos hasta las góndolas especuladoras, aprovechándose del bolsillo de los trabajadores; seguir fomentando con políticas públicas la cultura, la producción de energías como el Litio, mineral que la UNLP comenzará a trabajar gracias a nuestra educación pública de calidad, también de energías  limpias, sustentables, de alimentos sanos a precios razonables, recuperar la agenda ambiental es fundamental, que es tan importante en estos tiempos. La política tiene que hacerse cargo de todos estos desafíos, dar estos debates y discusiones sobre cuál es el modelo que debemos adaptar para este siglo, porque el actual nos es terriblemente deficiente.

Argentina sangra por la herida de la distribución desigual, en todo aspecto y esa, es su mayor y casi única debilidad. El gobierno Nacional está bien encaminado, pero aun faltan mucho, demasiado y el tiempo como siempre, corre y se agota. En todos estos aspectos siempre remarcar que el rol de los municipios será fundamental para revertir estas situaciones ya que es donde primero se visibilizan las políticas públicas y quienes deben ser el primer control de que se hagan efectivas.

REPENSAR ¿Qué país queremos? y VOLVER, a las fuentes, a las producciones locales, medianas, pequeñas, familiares, pero sin volver atrás, siempre ir para adelante hacia la construcción del país que nos merecemos todas, todos y todes, principalmente les jóvenes, quienes deben asumir el rol de hacerse un lugar en la política “a los codazos” (como decía un viejo conocido de todos) para hacer de su Argentina, una Argentina mejor y menos desigual para su porvenir.

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