ECONOMÍA

Estrategias para reducir costos en la operación de almacenes

Gran parte de los costos de un almacén se generan por inventarios sobredimensionados

Gran parte de los costos de un almacén se generan por inventarios sobredimensionados


Viernes 19 de septiembre de 2025 | 09:47

Los almacenes son el corazón de la operación de cualquier empresa distribuidora o mayorista. Allí se concentran las mercancías, los movimientos de entrada y salida, y buena parte del capital inmovilizado. Sin embargo, también suelen ser uno de los centros de costos más difíciles de controlar. La manera en la que se administran impacta de forma directa en los márgenes de rentabilidad, los plazos de entrega y la capacidad de respuesta ante los clientes. Optimizar esta parte del negocio no requiere transformaciones radicales de un día para otro, sino una combinación de ajustes estratégicos y tácticas aplicables en el día a día.

Control del inventario como punto de partida

Gran parte de los costos de un almacén se generan por inventarios sobredimensionados, productos que permanecen más tiempo del esperado o quiebres de stock que obligan a realizar compras urgentes. En sectores de alta rotación, como la distribución de productos de consumo masivo, los errores de previsión terminan multiplicando gastos: almacenamiento adicional, vencimientos, pérdida de oportunidades de venta y sobrecostos logísticos.

Para reducir este riesgo, el inventario debe gestionarse con datos confiables y actualizados. La práctica más efectiva es implementar sistemas que integren compras, ventas y movimientos de almacén en un mismo flujo. De esta manera, se evita depender únicamente de la experiencia de los encargados y se toman decisiones basadas en información real. Además, definir políticas claras de niveles mínimos y máximos de stock ayuda a equilibrar la disponibilidad sin incurrir en exceso de capital inmovilizado.

Diseño del espacio para mejorar la productividad

No siempre el problema está en la cantidad de stock, sino en cómo se organiza dentro del almacén. Espacios mal planificados generan recorridos innecesarios, mayor tiempo de preparación de pedidos y errores en el picking. Cada minuto extra invertido en localizar un artículo se traduce en mayor costo operativo.

Una de las prácticas más recomendadas es clasificar los productos según su frecuencia de movimiento. Los artículos de mayor rotación deben estar en las zonas más accesibles, mientras que los de baja demanda pueden ocupar posiciones menos privilegiadas. También resulta útil revisar periódicamente la disposición de pasillos, estanterías y zonas de recepción o despacho, para asegurarse de que la circulación de personas y equipos no se vea obstaculizada.

En empresas que trabajan con grandes volúmenes, incluso pequeños ajustes como señalética clara, códigos de ubicación o estandarización de embalajes permiten ganar eficiencia en tareas repetitivas y reducir errores humanos que, al acumularse, generan pérdidas significativas.

Automatización de procesos administrativos

Muchos de los costos en un almacén no se originan en lo físico, sino en el tiempo administrativo. Tareas como el registro manual de movimientos, la conciliación de facturas, el control de órdenes de compra o la generación de reportes suelen absorber horas del personal, además de aumentar el riesgo de errores que se corrigen con más tiempo y dinero.

Aquí es donde la inversión en software de gestión marca la diferencia. Estas herramientas permiten registrar entradas y salidas en tiempo real, generar informes automáticos y dar visibilidad inmediata de lo que ocurre en cada punto de la operación. Para empresas distribuidoras, contar con esta integración significa tomar decisiones más rápidas frente a cambios de la demanda, coordinar mejor con proveedores y reducir horas administrativas que no agregan valor.

Además, la digitalización de estas tareas se refleja en una reducción de costos indirectos: menos uso de papel, menor espacio de archivo y procesos más auditables para evitar fraudes o inconsistencias.

Mantenimiento de equipos y reducción de tiempos muertos

Carretillas, montacargas, cintas transportadoras o sistemas de climatización son parte esencial del funcionamiento de un almacén. Cuando alguno de estos equipos se detiene por falta de mantenimiento, no solo se incurre en gastos de reparación, sino también en tiempos muertos que afectan la productividad.

Para reducir esta fuente de costos, se recomienda implementar planes de mantenimiento preventivo. Revisiones programadas y registros de uso ayudan a detectar fallas antes de que se conviertan en problemas costosos. Aunque suponga una inversión inicial, este enfoque reduce la probabilidad de paradas inesperadas y alarga la vida útil de los equipos.

Además, mantener al personal capacitado en el uso correcto de cada herramienta contribuye a disminuir desgastes prematuros y riesgos de accidentes laborales, que también generan gastos ocultos en indemnizaciones o seguros.

Medición constante de indicadores clave

No se puede mejorar lo que no se mide. Uno de los errores más comunes en la gestión de almacenes es centrarse únicamente en el control del stock sin evaluar métricas como el costo de preparación de pedidos, el tiempo promedio de despacho, las pérdidas por mermas o el porcentaje de devoluciones atribuibles a errores de almacén.

Establecer un cuadro de mando con indicadores específicos permite identificar con rapidez dónde se concentran los costos y actuar de forma proactiva. Por ejemplo, si el tiempo de picking es demasiado alto, quizá el problema esté en el diseño del layout o en la capacitación del personal. Si las mermas aumentan, puede ser señal de problemas de almacenamiento o de procesos de control de calidad insuficientes.

La clave es que estas métricas no queden solo en reportes, sino que se revisen periódicamente en reuniones operativas y se traduzcan en planes de acción concretos.

Aprovechamiento de tecnología para trazabilidad

Más allá del software administrativo, existen herramientas como códigos de barras, sistemas RFID o sensores IoT que permiten un control más preciso de cada movimiento dentro del almacén. Estas tecnologías facilitan la trazabilidad de los productos, reducen errores de localización y aceleran los tiempos de inventario físico.

La inversión inicial puede parecer alta, pero se compensa con menores costos por pérdidas, menor tiempo de conteo manual y mayor confianza en los datos de stock. En mercados competitivos, contar con información precisa también es un diferencial a la hora de negociar con clientes y proveedores.

Reducir los costos de un almacén no depende de una única medida, sino de la suma de pequeñas decisiones consistentes. Las distribuidoras y empresas mayoristas que adopten este enfoque lograrán no solo reducir costos directos, sino también liberar recursos para reinvertir en crecimiento. A fin de cuentas, cada peso que se ahorra en la operación logística puede transformarse en una ventaja competitiva frente a la competencia.

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