Un nuevo informe de la CEPAL (Naciones Unidas) desnuda el fracaso de los gobiernos regionales: la adopción de la Inteligencia Artificial se acelera, pero la inversión propia es insignificante. La falta de soberanía digital condena a Latinoamérica al rol de mero consumidor tecnológico.
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Para publicar enorsaionline@gmail.com // Domingo 23 de noviembre de 2025 | 17:25
La Inteligencia Artificial (IA) ha dejado de ser un debate futurista para convertirse en el **eje de la geopolítica y la economía global**. Sin embargo, mientras el mundo debate la regulación de la IA, América Latina corre el riesgo de quedar relegada a la posición de un **gigante dormido** que solo consume lo que otros diseñan.
Un demoledor informe del Índice Latinoamericano de IA de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), organismo de las Naciones Unidas, pone en evidencia el abismo que separa a la región de las potencias tecnológicas. La brecha no es de talento o de adopción, sino de **voluntad política y financiera**.
La paradoja tecnológica en el continente es brutal. Pese a que la tasa de adopción de soluciones de IA en países como Argentina, Brasil y México es alta —impulsada por la necesidad de eficiencia y la demanda de sus usuarios—, la inversión propia en el desarrollo de la tecnología es irrisoria:
Esta es la prueba irrefutable de que la región, a pesar de su potencial, está cediendo la soberanía digital. Mientras las naciones desarrolladas invierten miles de millones para liderar la próxima revolución industrial, los gobiernos latinoamericanos eligen el camino de la **dependencia estratégica**.
La falta de inversión estatal y privada no solo se traduce en escasez de *start-ups* locales; tiene consecuencias políticas y sociales inmediatas:
Para salir de esta trampa, la estrategia no pasa por la prohibición, sino por la **inversión estatal agresiva y coordinada**. Es un desafío que debe ser tratado con la misma urgencia que una crisis de deuda o una crisis energética.
La CEPAL ha puesto el diagnóstico sobre la mesa. Ahora, la responsabilidad de revertir el 1,12% recae en las élites políticas y empresariales que hoy priorizan el consumo rápido sobre la construcción de la verdadera **infraestructura del poder del siglo XXI**: el código y el análisis de datos.
Ignorar esta brecha letal de la IA es aceptar la subordinación perpetua.