Economía

Litio: ¿La oportunidad dorada o la nueva condena extractivista de Argentina?

La promesa del "oro blanco" en el norte argentino enfrenta un laberinto de desafíos: la volatilidad de los precios internacionales, la necesidad de una industrialización local y la sombra de un modelo económico que podría perpetuar la dependencia

Vista aérea de una salina en el norte de Argentina con piletas de litio.

Vista aérea de una salina en el norte de Argentina con piletas de litio.


En Orsai // Martes 23 de septiembre de 2025 | 20:50

 

Litio: ¿La oportunidad dorada o la nueva condena extractivista de Argentina?

Por enorsai.com.ar 23/09/2025

El litio, apodado el “oro blanco” por su rol crucial en la transición energética global, ha posicionado a Argentina en el centro de un debate geopolítico y económico. Con reservas que la ubican en el “triángulo del litio” junto a Chile y Bolivia, el país tiene el potencial de convertirse en un actor clave. Sin embargo, el camino hacia una explotación sostenible y beneficiosa para la nación está lejos de ser claro, envuelto en la incertidumbre de los mercados y las viejas tensiones de un modelo productivo que históricamente ha privilegiado la exportación de materias primas sobre la industrialización.

El dilema de la volatilidad y la infraestructura

A pesar del boom mediático, el sector del litio en Argentina no está exento de riesgos. La cotización de este mineral es extremadamente volátil, influenciada por factores como la demanda de vehículos eléctricos y las políticas de China, el principal comprador. Por ejemplo, en 2023, el precio del carbonato de litio registró una caída significativa tras alcanzar picos históricos, lo que generó un freno en la inversión global y encendió las alarmas sobre la estabilidad del sector. Según datos del Ministerio de Economía, la inversión en proyectos de litio superó los 2.000 millones de dólares en los últimos años, con proyecciones aún mayores, pero esta inversión depende de la estabilidad de precios y la seguridad jurídica a largo plazo.

¿Exportar materia prima o industrializar la cadena?

El principal desafío para Argentina no es la extracción, sino cómo agregar valor a sus reservas. Actualmente, el modelo predominante es la exportación de carbonato de litio, una materia prima con bajo valor agregado. Los críticos de este modelo, incluyendo a varios economistas y especialistas en desarrollo industrial, argumentan que el país está perdiendo la oportunidad de desarrollar una cadena de valor completa, que incluya la producción de celdas y baterías de litio. Países como Chile y Bolivia han intentado, con relativo éxito, impulsar proyectos de industrialización, mientras que Argentina sigue debatiendo el rol del Estado en el fomento de estas industrias. El caso de la planta de celdas de litio en la provincia de Jujuy, un proyecto de Y-TEC, muestra un camino posible, aunque limitado en su escala frente a las necesidades del mercado global.

Impacto ambiental y social: la otra cara de la moneda

Más allá de los números económicos, la explotación de litio genera una profunda preocupación en las comunidades locales y entre los defensores del medio ambiente. La extracción de litio, que se realiza principalmente a través de la evaporación de salmueras, requiere grandes cantidades de agua en zonas desérticas como la Puna, lo que podría afectar los ecosistemas locales y la disponibilidad de agua para las comunidades. A esto se suma el desafío de lograr una distribución equitativa de las regalías, garantizando que los beneficios económicos lleguen a las poblaciones directamente afectadas por la minería. En varias provincias del norte, las comunidades originarias han manifestado su preocupación por el impacto de los proyectos, exigiendo una mayor participación y una consulta previa y obligatoria, tal como lo establece el Convenio 169 de la OIT.

Conclusión: un futuro por construir

Argentina se encuentra en una encrucijada. El litio podría ser un motor de crecimiento, atrayendo inversiones y posicionando al país en la vanguardia tecnológica. Sin embargo, sin una estrategia de industrialización clara y una gestión ambiental y social responsable, corre el riesgo de caer en el extractivismo, perpetuando un modelo que ya ha mostrado sus limitaciones. El éxito de esta nueva “fiebre del oro blanco” dependerá no solo de la estabilidad de los mercados, sino de la capacidad del país para tomar decisiones estratégicas que beneficien a toda la sociedad, más allá de la mera exportación de recursos naturales.

Contacto EnOrsai: enorsaionline@gmail.com

 

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