
El gobierno argentino busca un mega préstamo urgente de Estados Unidos mientras se ponen en juego recursos estratégicos, privatizaciones y décadas de deuda.
En Orsai // Martes 23 de septiembre de 2025 | 07:41
En una semana decisiva, el presidente Javier Milei se embarca en Nueva York para cerrar con Donald Trump un mega préstamo del Tesoro de los Estados Unidos, superior a 30.000 millones de dólares, en plena corrida cambiaria y presión del mercado nacional e internacional.
Bajo promesas de apoyo incondicional y una relación personal entre mandatarios, Milei apuesta a una jugada que trasciende la economía: el Tesoro estadounidense confirmó su disposición a sostener al Banco Central argentino, al tiempo que el Fondo Monetario Internacional celebra la maniobra. "Argentina volverá a ser grande", declaró Scott Bessent, secretario del Tesoro, con los mercados expectantes y el dólar en baja.
Sin embargo, la contraprestación es la gran incógnita. Funcionarios norteamericanos recorrieron fábricas de reactores nucleares y visitaron Vaca Muerta, segunda reserva mundial de gas y cuarta de petróleo, activos codiciados globalmente que el gobierno argentino busca privatizar. La delegación también se mostró interesada en la industria nuclear y en los nuevos acuerdos energéticos.
Durante la víspera de la reunión, Milei concretó encuentros con ejecutivos de Continental Resources y directivos del sector petrolero clave para la exploración y producción en Vaca Muerta. La concesión de estos activos, sumada a reformas y privatizaciones, figura como moneda de cambio silenciosa ante la urgencia internacional.
El modelo plantea riesgos profundos: pan para hoy y hambre para mañana. Argentina sumaría décadas de pagos imposibles sobre una deuda recontra impagable, hipotecando su autonomía por reservas fugaces y el alivio temporal del dólar barato. "Las próximas dos generaciones van a tener que pagar un préstamo aún más pesado", advierte Alejandro Bercovich, mientras el acuerdo crece en secreto y presión política.
La oposición denuncia que detrás del salvataje crecen los intereses por recursos nacionales y la exposición energética. Mientras el gobierno vende "estabilidad y disciplina fiscal", el precio real podría ser la entrega de sectores estratégicos y la consolidación de un modelo dependiente y desigual.
El supuesto apoyo incondicional de Estados Unidos encierra profundas condiciones no escritas que redefinen el futuro argentino. La negociación, transaccional y acelerada, amenaza con convertir a Milei en un Zelenski latinoamericano: sostén momentáneo del sistema en medio de tensiones globales, deudas impagables y privatizaciones urgentes. El desafío será que el pan de hoy no resulte en hambre y dependencia a futuro. La pelota ahora la tiene la sociedad argentina, que estará obligada a preguntarse cuánto vale la autonomía frente a los dólares y el poder extranjero.