
El salvataje de EE.UU. permite a Milei postergar la crisis, pero impone condiciones que refuerzan la fragilidad, la deuda y la dependencia geopolítica con Washington.
enorsaionline@gmail.com // Jueves 25 de septiembre de 2025 | 12:33
En Buenos Aires y Nueva York se gestó una operación de rescate global inédita: el acuerdo entre el gobierno estadounidense y Javier Milei transforma al Tesoro norteamericano en el último garante del presidente argentino. Donald Trump lo demuestra: no va a dejar caer a Milei, aunque para ello deba imponer un paquete que trasciende la economía y afecta la soberanía nacional.
Scott Bessent, el secretario del Tesoro y antiguo asesor de Soros, toma el control: se anuncia un swap de USD 20 mil millones para cubrir la debilidad crónica de reservas, junto a la compra de bonos y la evaluación de créditos directos. El FMI, siempre protagonista, queda en segundo plano y sigue la agenda de Washington. Milei se vuelve “subordinado absoluto” de Trump en la disputa geopolítica con China, donde Argentina aparece como peón estratégico por recursos naturales y ubicación en el Atlántico sur.
El salvataje no es gratuito: el país debe cortar swaps y proyectos energéticos con China, reabrir retenciones y ajustar su política al consenso de Washington. Según fuentes cercanas a las negociaciones, parte del pacto se mantiene en reserva para no agitar los mercados locales. Lo que para Milei es aire para llegar a las elecciones, para EE.UU. es un mecanismo de control sobre el futuro del país.
El acuerdo convierte a Argentina en uno de los países con mayor endeudamiento del mundo en 2025. El rescate es para Milei, no para Argentina: si el resultado electoral es adverso, el “seguro” podría activarse como trampa y funcionar contra otro gobierno. En este contexto, la fragilidad institucional y política se agudiza.
Trump utiliza el respaldo para consolidar su influencia y aislar a China en América Latina. La posición argentina “demuestra lealtad al eje occidental y a la narrativa impulsada desde Washington” aseguran analistas internacionales. Sin consensos internos, el crédito político otorgado puede durar menos de lo esperado y complicar la gobernabilidad futura.
La operación beneficia a Wall Street primero y a las elites financieras y políticas que sostienen a Milei. La euforia en los mercados tras el anuncio contrasta con la incertidumbre de las mayorías: ¿aumentará el empleo, bajará la inflación, se recuperará la economía real? El rescate es aire para un gobierno débil y para los mercados, pero representa una hipoteca mayor sobre la autonomía nacional y la sociedad.
Analistas como Diego Genoud y Juan Tocatlián advierten sobre el riesgo de “interdicción”: cuando fuerzas externas condicionan completamente la política interna de un país incapaz de resolver sus problemas por sí mismo. Milei tiene su seguro de vida, pero queda obligado a cumplir exigencias ajenas que pueden agravar la crisis y limitar el margen de maniobra democrática.