En medio de una agenda política flanqueada por una nueva Constitución y la acusación constitucional contra el presidente Sebastián Piñera, finalmente rechazada en el Senado, la variable económica y las peores cifras de inflación de los últimos 13 años en Chile se colaron bruscamente en las polarizadas elecciones presidenciales que tendrán lugar el próximo domingo.
Por Iván Gajardo para Télam // Jueves 18 de noviembre de 2021 | 10:51
El modelo económico del país, celebrado durante décadas por la derecha regional y global, pero cuyas grietas habían ya quedado expuestas en los multitudinarios reclamos de octubre de 2019 por los altos niveles de desigualdad que produce, profundizó su desplome con la crisis que dejó la pandemia de coronavirus.
La inflación de 2021 trepó a 5,8% mientras que la interanual llegó a 6%, el registro más alto desde enero de 2009 (6,3%), que supera además el tope de la proyección del Banco Central de Chile en su último Informe de Política Monetaria (5,7%).
En un contexto de tendencias inflacionarias a nivel mundial, muchos analistas atribuyen a los sucesivos retiros anticipados que los chilenos hicieron de sus fondos jubilatorios gran responsabilidad en esta crecida inflacionaria.
El sistema de pensiones chileno se basa en el ahorro individual de las personas durante su vida laboral, dinero que es administrado por las AFP (Administradoras de Fondos de Pensiones) que invierten lo en el mercado de capitales.
Durante la pandemia y la crisis económica que sobrevino, en medio de fuertes pulseadas políticas, los legisladores autorizaron -hasta ahora- tres retiros de esos fondos (cada uno de hasta el 10% del capital) que representaron una inyección de 49.240 millones de dólares al mercado, el 70% del gasto público en un año corriente.
Una parte de los economistas coinciden en que el escenario económico se complicaría aún más para Chile si se concreta el cuarto retiro.
Durante los debates y la campaña presidencial, tres de los candidatos de oposición se comprometieron a enterrar definitivamente este sistema de pensiones, heredado de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), que estuvo en el centro de los reclamos durante el estallido social iniciado en 2019.
Por otra parte, la pandemia provocó un desplome del PBI de 5.8% en el 2020, la mayor caída en cuatro décadas, y una pérdida de casi dos millones de empleos.
Quien resulte electo se encontrará no obstante con una recuperación más rápida de lo esperado. En el segundo trimestre de 2021 el PBI se anotó un crecimiento anual de 18.1%, el mayor salto desde que se tienen registros, y la tasa de desempleo bajó en setiembre a 8.4%.
El Banco Central espera para este año un crecimiento del PBI de entre 10.5% y 11.5% y, para el 2022, de hasta 2.5%.
En cualquier caso, el gran desafío para los siete candidatos -que representan todo el arco político chileno- será mantener certidumbre respecto del devenir de la política económica, para que no haya efectos en el riesgo país o en las tasas, señalan los analistas en la prensa local.
El candidato de Apruebo Dignidad, Gabriel Boric, incluyó en su programa de Gobierno propuestas de mediano plazo en materia tributaria que buscan recaudar 8 puntos del PBI en un periodo de 8 años, como motor para combatir la desigualdad y cubrir las demandas sociales.
Sin embargo, la creciente polarización de las últimas semanas y las críticas de inversores a esta iniciativa hicieron que el joven candidato matizara esta propuesta.
"Estamos disponibles para conversar los elementos de nuestro programa", dijo Boric en el debate del lunes por la noche, y se declaró dispuesto a discutir "con todos los sectores los detalles de nuestras propuestas".
La agenda económica del abanderado de la ultraderecha, José Antonio Kast, que encarna una suerte de defensa a contracorriente del neoliberalismo en su versión chilena, impulsa una administración "austera, eficiente, moderna, sin operadores políticos", cuya recaudación se enfoca en la reducción de impuestos y gasto fiscal, explica su principal asesor económico, Eduardo Guerrero.
Yasna Provoste, en tanto, representante de la centroizquierda tradicional en el "Nuevo Pacto Social", se inclina por una economía centrada en el financiamiento de políticas sociales, un mayor cobro de impuestos para los "súper ricos" y un nuevo royalty para la minería, según su asesor económico Rodrigo Wagner.
El oficialista Sebastián Sichel, de la alianza "Chile Podemos Más", que se presenta como independiente, centra su propuesta económica en la reducción del déficit fiscal, devolver el IVA a grupos vulnerables, exenciones e impuestos verdes y es uno de los que no buscar terminar con el sistema de pensiones.
"Estamos pensando que los trabajadores puedan elegir si quieren que sus fondos los administre una institución pública o privada, con o sin fines de lucro. Queremos plantear un modelo donde si las AFP quieren participar lo puedan hacer, pero van a tener que competir con otros actores que van a tener una estructura que puede ser más liviana y más barata".
Los últimos sondeos indican que el nuevo mandatario chileno probablemente provendrá de una fuerza política diferente a las que gobernaron la posdictadura, una refractaria al modelo pro-mercado de este período y otra que directamente reivindica no solo el modelo económico sino toda la herencia económica e institucional de la dictadura.