ADIÓS AL PACIFISMO

Japón: del pacifismo de Hiroshima al rearme militar

De la “Constitución de Paz” al rearme: un cambio que redefine el futuro de Asia y el mundo.

Japón: del pacifismo de Hiroshima al rearme militar

Redacción EnOrsai // Domingo 12 de enero de 2025 | 09:16

del pacifismo de Hiroshima al rearme militar

En 1945, bajo la sombra de las ruinas de Hiroshima y Nagasaki, Japón adoptó una constitución única en la historia de la humanidad: el rechazo absoluto a la guerra como instrumento de política nacional. Setenta y ocho años después, el país que sobrevivió al horror nuclear se encuentra en pleno proceso de rearme, preparándose para convertirse, según proyecciones, en la tercera potencia militar más poderosa del mundo al final de esta década.

Toshiko Tanaka, sobreviviente de la bomba atómica a la edad de seis años, es testigo de esta transformación. Para los *hibakusha*, como se denomina a los sobrevivientes de los bombardeos atómicos, la promesa de un Japón pacifista se siente hoy como una traición a la memoria de aquel sufrimiento indecible. "Creímos que nunca más habría guerra. Ahora, me pregunto si todo fue en vano", dice Tanaka, quien ve con temor el regreso de un militarismo que parecía enterrado en las cenizas de la Segunda Guerra Mundial.

 

El giro militar de Japón: de víctima a potencia armada

El artículo 9 de la constitución japonesa, que consagra la renuncia a la guerra, no ha sido formalmente abolido. Sin embargo, sucesivos gobiernos conservadores han reinterpretado sus límites, permitiendo la expansión de las Fuerzas de Autodefensa (JSDF) mucho más allá de su rol original. Enfrentados a un entorno geopolítico hostil, donde China amplía agresivamente su influencia, Rusia exhibe su poderío en Asia y Corea del Norte representa una amenaza nuclear constante, Japón ha decidido responder con un programa de rearme que rompe con el espíritu pacifista de posguerra.

En este contexto, las JSDF han adquirido armamento ofensivo que incluye cazas F-35, vehículos anfibios y dos portaaviones. Aunque oficialmente Japón sigue siendo una potencia no nuclear, su capacidad para producir armas nucleares es innegable: el país almacena suficiente plutonio de uso civil para fabricar hasta mil ojivas nucleares, y dispone de sistemas de misiles capaces de portarlas.

 

El factor estadounidense: ¿protector o catalizador del rearme?

Durante décadas, Japón confió en el paraguas de seguridad proporcionado por Estados Unidos, que garantizó la defensa del archipiélago frente a cualquier amenaza externa. Pero el retiro gradual de ese respaldo, combinado con la percepción de que Washington podría no intervenir en conflictos asiáticos, ha llevado a Tokio a asumir una posición más proactiva en su propia defensa.

Esta transición, sin embargo, plantea interrogantes profundos. ¿Está Japón realmente mejor protegido al abandonar su postura pacifista? ¿O el rearme intensificará la carrera armamentista en Asia, aumentando las tensiones con sus vecinos y el riesgo de conflicto?

 

La contradicción de la memoria histórica

Para los *hibakusha* como Toshiko Tanaka, el rearme japonés es una ironía amarga. Su generación vivió el impacto devastador de la guerra y dedicó sus vidas a transmitir un mensaje de paz al mundo. Ahora, ven cómo ese legado se erosiona frente a las realidades del presente.

La transformación de Japón no solo reconfigura el equilibrio de poder en Asia, sino que también desafía las nociones de identidad nacional construidas tras la guerra. Japón fue el único país que se comprometió constitucionalmente a rechazar la guerra; abandonar ese principio es más que un cambio militar, es un cambio moral y filosófico que redefine el papel del país en el escenario global.

 

Un futuro incierto

En el corazón de esta narrativa están las tensiones de un mundo que parece alejarse cada vez más de las lecciones de Hiroshima y Nagasaki. En Asia, como en Ucrania, los equilibrios de poder están cambiando rápidamente, y Japón es tanto un símbolo como un actor clave de esta nueva era.

Mientras Toshiko Tanaka reflexiona sobre su infancia marcada por la guerra, los líderes japoneses se preparan para un futuro que promete más conflictos. La pregunta que queda en el aire es si esta transformación fortalecerá la seguridad de Japón o si, como advirtió el pacifismo de posguerra, reabrirá la puerta al sufrimiento que Tanaka y su generación juraron evitar.

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