
Sergio Massa abrió las tranqueras para que los pocos intendentes bonaerense fieles que le quedan no pierdan su territorio. “(Los intendentes) me dieron un piso en las PASO y lo valoro. Ahora, tanto ellos como yo tenemos que crecer y buscar nuestro techo. Mi desafío es crecer, pero también tengo que respetar los intereses de mis aliados, que se pusieron la campaña al hombro. Yo no les puedo poner un techo”, dijo el líder del Frente Renovador al diario La Nación.
Por Ángel Lisboa // Jueves 13 de agosto de 2015 | 11:33
Los jefes comunales del massismo tomaron al pie de la letra la confesión pública de Massa y ahora se preparan para trabajar en sus municipios con boleta corta, ofreciendo a sus vecinos que voten al presidenciables que quieran pero que los acompañen a conservar la reelección por sus intendencias, que quedaron en riesgo y seriamente amenazadas tras las Paso del domingo pasado.
El resultado electoral para el primer tramo de la boleta –presidente, gobernador y diputados— envalentonaron al massismo que salió a rechazar cualquier acuerdo con Mauricio Macri. “Jódanse”, dijo el candidato a gobernador bonaerense Felipe Solá --tercero en la provincia--, en referencia a los desaires del macrismo y recordó cuando los renovadores le propusieron un acuerdo electoral antes del cierre de listas y dijo que recibió llamados inesperados para realizar un acuerdo “extrapartidario”, en el que entrever que le ofrecieron que bajara su candidatura, a cambio de otras promesas, para favorecer al Macri.
“Macri es mi límite”, había dicho el sindicalista Facundo Moyano, que encabeza la lista a diputados nacionales por Una (la alianza del Frente Renovador con José Manuel de la Sota) en la provincia. Otro diputado massita y sindicalista petrolero Alberto Roberti –cuya esposa va en la lista renovadora al Parlasur— tuiteó que “cuando Macri pudo asociarse al gran hacedor de propuestas que es Massa, prefirió atar su destino a la musa camorrera de Carrió”.
En el tramo final de la boleta bonaerense renovadora el panorama es distinto. Y los escasos intendentes que se mantuvieron fieles al massismo se aferraron de la confesión de Massa al diario La Nación para intentar conservar su territorio, que –a diferencia de sus “compañeros” la encabezan—quedaron al borde de la derrota. “Habla de su generosidad” se justificó Mario Meoni, el intendente de Junín y explicó a la agencia oficial Telam: “Sergio cree que los votos que él pueda sacar tienen un techo y que nosotros podemos sacar más votos con otros candidatos”. Meoni que quedó tercero en las Paso municipales –detrás de Cambiemos y el Frente para la Victoria— ahora se prepara para ofrecer su boleta comunal para que la gente lo voto junto a cualquier candidato presidencial, no importa a quien.
Jesús Cariglino que, después de coquetear con Macri se quedó junto a Massa, salió atrás –aunque por poco—del FpV también se anota para acompañar a cualquiera. “Nosotros jugamos con boleta completa el domingo pasado, pero hubo vecinos que quisieron votar a Macri y también algunos quieren votar a Scioli. No le podemos negar a la gente que quiera votar a otro presidente”, opinó el senador provincial Roque Cariglino, hermano del intendente jaqueado.
Desde el entorno del intendente de San Miguel, Joaquín de la Torre, quien también perdió por 10 puntos en las elecciones del domingo ante el oficialismo, buscaron mantener la cautela ante los dichos de Massa, que consideraron “apresurados”, aunque dejaron en claro que “este tipo de decisiones no las toma solamente Massa, son los intendentes los que definen cómo trabajamos la boleta”. Dejando en claro que ellos hacen su propio juego.
Estos no son los únicos. Aunque el también massista Luis Acuña de Hurlingham esquivó comentarios, su suerte es aun más complicada. Quedó 15 puntos abajo del candidato a intendente del FpV, Juan “Juanchi” Zabaleta. Y tampoco se descarta pedir que corten boleta a su favor colgada de cualquier candidato presidencial.
Aun después que las Paso mostraron que está vivo en la disputa por la Casa Rosada, su equivoca estrategia en territorio bonaerense le puede volver a jugar una mala pasada a las aspiraciones presidenciales de Massa.