
La jefa de clínica de leucemias del Hospital Garrahan comparte su experiencia médica y humana junto a Marisol, madre de un paciente que sobrevivió gracias al equipo del centro pediátrico más importante del país.
Imagen de archivo: Miriam Guiter jefa de clínica de leucemias del Hospital Garrahan y actividades en el jardín maternal del hospital.
En Orsai // Miercoles 25 de junio de 2025 | 09:28
(Por Enorsai - 2 de julio de 2025) - "Lo que uno recibe ahí es amor, ciencia del más alto nivel y amor puro."
— Marisol, mamá de Lucio, paciente del Garrahan
¿Qué se siente cuando te diagnostican cáncer a tu hijo? ¿Cómo se sostiene la esperanza cuando el pronóstico es incierto? ¿Cómo se vive día a día en un hospital donde cada paso adelante se celebra y cada retroceso duele como propio?
Para responder estas preguntas, hablamos con Miriam Guiter , jefa de clínica de leucemias y linfomas del Hospital Garrahan , y con Marisol , mamá de Lucio , un hombre hoy adulto que, hace más de 25 años, fue tratado en ese mismo hospital tras ser diagnosticado con leucemia linfoblástica aguda .
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Según explica Miriam Guiter:
"Las leucemias son cánceres de la fábrica de la sangre, de la médula ósea. Se pueden curar, pero los tratamientos son intensivos: duran entre uno y dos años. Y en ese trayecto, los chicos pasan por muchas complicaciones".
Aunque la mayoría de los casos tiene cura , hay un porcentaje que no responde al tratamiento. Y en ambos escenarios, el rol del equipo médico es doble: dar diagnósticos claros y contener emocionalmente a las familias .
"Tenemos que comunicar la noticia de la enfermedad, explicar qué pasos vienen, celebrar los avances y también acompañar en los momentos más duros. A veces, eso incluye hablar de cuidados paliativos. Pero siempre desde la verdad, porque da mucha más tranquilidad saber ante qué uno está parado."
Marisol, mamá de Lucio, recordó aquel momento hace casi tres décadas:
"Llegamos con terror. Uno llega con lo que más amás en el mundo y no sabe qué va a pasar. Pero nos recibieron con una sonrisa, con afecto. El doctor nos dijo: 'tranquilos, esto se va a resolver mañana'. No fue un balde de agua fría, sino un vaso pequeño para que no nos desplomáramos."
Lucio comenzó su tratamiento, lo terminó... y cinco años después, justo el día en que venían a confirmar su alta definitiva, volvió la enfermedad .
"Fue horrible" , confiesa Guiter. "Pero esa familia estaba unida, y nosotros siempre los bancamos. Y se curó. Hace unos años, se casó."
Hoy Lucio tiene una vida plena. Su historia es solo una de tantas que dan sentido al trabajo del Garrahan.
Guiter lleva 27 años trabajando en el Garrahan , y asegura que no es casualidad que miles de familias lleguen allí en los peores momentos de sus vidas.
"No es casual que los chicos más graves del país lleguen acá. No es casual que yo, siendo médico, haya traído a mi propia hija al hospital público. Porque sé que aquí está la mejor terapia intensiva de inmunosuprimidos de toda Latinoamérica. Sé que están mis compañeros, mis amigos, todo un equipo."
Y Marisol lo complementa:
"Uno ahí adentro pasa cumpleaños, días del niño, navidades… y si bien a veces es duro, también es el lugar más seguro. Lo que recibís ahí es amor puro."
En medio de esta charla profundamente humana, ambas mujeres coincidieron en algo: el Garrahan no solo salva vidas, sino que forma parte de la identidad de quienes pasan por allí .
Pero hoy, el hospital atraviesa una crisis profunda. Faltan insumos, hay recortes presupuestarios y amenazas de descuentos a trabajadores en huelga.
"Lo que está pasando es por desidia, por desinterés, por falta de atención real a la salud pública" , denunció Marisol. "Y mucho menos al sector más vulnerable: los niños."
Durante su conversación en Radio Con Vos , Miriam y Marisol fueron contundentes:
¿Por qué elegir el Garrahan si tenés prepaga?
"Porque acá está la mejor medicina. Yo tengo prepaga, pero traje a mi hija acá. Mi hija está en manos de mis compañeros y amigos".
¿Cómo ves la situación actual del hospital?
"Estamos resistiendo. Pero necesitamos que el gobierno entienda que no se trata solo de empleos, sino de vidas".
¿Qué les dirían a quienes toman decisiones sin conocer el hospital por dentro?
"Que deberían caminar los pasillos, ver las madrugadas que pasaron, entender que ahí adentro está todo: el dolor, la esperanza, la ciencia y el amor puro."