El economista Alejandro Vanoli desmantela el relato oficial de crecimiento: advierte que 13 de 16 sectores siguen por debajo del promedio de 2023, el consumo se desploma entre las clases populares y el crédito pierde fuerza.
Alejandro Vanoli analiza los indicadores económicos que muestran un rebote desigual y una recesión persistente en la Argentina de Milei.
En Orsai // Miercoles 25 de junio de 2025 | 15:09
La trampa del rebote: ¿crecimiento o maquillaje económico?
Mientras Javier Milei y su gabinete celebran una supuesta "recuperación económica" con bombos y platillos en redes sociales, la realidad que describe el economista Alejandro Vanoli es mucho más sombría. “El crecimiento interanual del 5,9% que exhibe el gobierno es apenas un rebote técnico desde el subsuelo”, explicó el ex presidente del Banco Central. “Comparan contra el desastre de 2023, pero 13 de los 16 sectores económicos siguen por debajo del promedio del año pasado. No hay recuperación real”.
Vanoli advierte que el optimismo oficial se apoya en una lectura sesgada de los datos. Si bien el primer trimestre del año mostró un leve avance, los indicadores de abril y mayo —como el consumo de cemento, el IVA o los créditos al consumo— marcan un retroceso. “El rebote se está agotando y el motor del crédito ya empieza a fallar. La gente se endeuda porque no llega a fin de mes, no porque tenga expectativas de progreso”, remarca.
Uno de los sectores más golpeados es la construcción. No solo se frenó la obra pública, sino que la inversión privada también se retrae. Según Vanoli, “el costo de la mano de obra cayó tan fuerte que ya no es lo más caro del metro cuadrado: hoy los materiales explican más del 50% del costo”.
Esto abre la puerta a un fenómeno preocupante: empresas que recurren a insumos prefabricados importados desde China, lo que expulsa trabajadores del circuito laboral y deteriora aún más el tejido productivo nacional. “Estamos frente a una dinámica de sustitución de empleo por importaciones baratas, que no es sustentable”, advirtió.
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En lugar de salarios en alza o expansión del empleo, el gobierno libertario apuesta a que la población se endeude para sostener el consumo. Pero la estrategia muestra signos de agotamiento. “Los niveles de mora bancaria y no bancaria están subiendo”, señala Vanoli. “Cuando cae el salario y se estabiliza la inflación, desaparece el ‘colchón inflacionario’. El crédito deja de ser motor de la economía y se convierte en una trampa”.
Uno de los análisis más impactantes de Vanoli tiene que ver con la segmentación del consumo: mientras las clases altas compran autos, electrodomésticos y viajan al exterior, los sectores populares bajan el consumo de leche, alimentos y productos de higiene. “Los shoppings muestran cifras en alza, pero los autoservicios mayoristas, donde compra la clase trabajadora, caen más del 20% en términos reales”, describe.
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Este dualismo se refleja en las marcas: segundas y terceras marcas ganan terreno incluso en barrios acomodados. El cambio de hábitos no es cultural: es una imposición de la pérdida de poder adquisitivo. “Estamos en una Argentina cada vez más desigual, donde los números agregados esconden una caída brutal en la base del consumo popular”. El espejismo del crecimiento y la brutalidad del ajuste
Mientras Milei tuitea números récord, el país se sumerge en una recesión solapada. La clase media cae en picada, la industria se achica y el consumo básico se esfuma. Como sintetiza Vanoli: “El gobierno festeja un rebote. Pero la economía real, la de la mayoría de los argentinos, sigue en terapia intensiva”.