ECONOMÍA

“Soy pobre y no me di cuenta”: el endeudamiento invisible de la clase media argentina

El uso de tarjetas de crédito para comprar comida, el aumento de la morosidad y la negación de la pobreza: una radiografía del ajuste económico de Javier Milei que golpea sin piedad a millones de familias.

Pagan alimentos con tarjeta de crédito

Pagan alimentos con tarjeta de crédito


EnOrsai // Viernes 18 de julio de 2025 | 07:48

“Soy pobre y no me di cuenta”: el endeudamiento invisible de la clase media argentina

 

“Soy pobre y no me di cuenta”: el endeudamiento invisible de la clase media argentina

Una crisis silenciosa que crece con cada compra en cuotas

Mientras el gobierno de Javier Milei festeja sus estadísticas de "orden fiscal" y "superávit primario", el 96% de los hogares argentinos arrastra algún tipo de deuda. Más alarmante aún: el 58% de quienes usan tarjeta de crédito lo hacen para comprar comida. Sí, comida. No electrodomésticos, ni vacaciones, ni caprichos: alimentos esenciales.

Así lo denuncia Germán Romero, titular del Centro de Almaceneros de Córdoba, en una entrevista donde desmonta el relato oficial con datos contundentes. En un país que exporta alimentos al mundo, millones de familias compran el pan, la leche y la carne en cuotas. Y muchas, ni siquiera eso: se endeudan con el almacén del barrio, o directamente se saltan una comida por día.

Cuando la tarjeta no alcanza, vuelve el fiado... y la deuda impaga

Según los datos del Instituto de Estadísticas que Romero dirige, casi el 89% de los hogares financia sus alimentos. El 44,7% lo hace con tarjeta de crédito. Otro 36% lo hace "al fiado", una práctica informal que hoy tiene una morosidad del 27% y una incobrabilidad del 17%. Es decir, incluso los vínculos de confianza en los barrios se están rompiendo bajo el peso de una economía cada vez más impagable.

Además, el consumo en comercios de cercanía cayó un 19% en el primer semestre del año. No es que la gente compre menos porque "gasta mejor", como pretende el discurso libertario. Compra menos porque no puede. Porque la tarjeta está agotada. Porque refinanció hasta el agotamiento. Porque ni siquiera puede pagar el mínimo.

El colapso de las familias: refinanciar deudas para no morir de hambre

Romero lo llama "endeudamiento circular". Familias que pagan el mínimo de la tarjeta, luego no pueden pagar nada, pasan a gestión judicial y terminan sacando un crédito nuevo para pagar la tarjeta anterior. Es una rueda que gira en falso. Una economía de subsistencia con fecha de vencimiento.

Y no se trata solo de deuda financiera. También hay deuda emocional, social y familiar. “Detrás de cada porcentaje hay una familia. Y muchas ya ni siquiera cenan todos los días”, advierte el referente cordobés. El fenómeno se repite en todo el país: hambre en la Argentina agroexportadora.

La pobreza negada: “soy clase media”... hasta que se corta la luz

Una de las frases más demoledoras del testimonio de Romero resume el drama de muchos argentinos: “Soy pobre y no me di cuenta”. Hay una negación estructural en una sociedad que se pensó de clase media durante décadas. Pero hoy, incluso con ingresos por encima del millón de pesos, las boletas triplicadas de luz, gas y agua devoran cualquier margen.

“Según los ingresos pueden estar sobre la línea de pobreza, pero según la realidad están más cerca de la indigencia”, señala Romero. Porque cuando el alimento se convierte en lujo, la discusión sobre estadísticas se vuelve cínica.

La política del ajuste y la fractura social

La lógica de Milei y sus voceros es clara: menos consumo, menos inflación. Pero el costo de esa receta es la degradación de la vida cotidiana de millones. Desde las universidades que se vacían hasta las cenas que desaparecen del plato, el ajuste no es una planilla de Excel. Es carne y hueso. Es infancia sin nutrición. Es vejez sin medicamentos. Es hambre, en un país que produce alimentos para 400 millones de personas.

Y mientras tanto, el gobierno mira para otro lado. Celebra que los restaurantes están llenos en vacaciones de invierno, pero omite que solo el 6% de la población pertenece a la clase alta. Lo demás es pobreza camuflada, consumo en extinción y un futuro hipotecado.

¿Qué se puede hacer?

Romero no duda: lo primero que debería hacer el Congreso es eliminar el IVA en los alimentos básicos. Un 21% de recargo en productos esenciales es criminal en este contexto. Pero también hace falta una discusión profunda sobre el modelo económico que solo funciona si millones dejan de comer.

La Argentina necesita políticas que piensen en la base, no en la cima. Porque, como advierte Romero, “bajo tu ideología, está tu hijo con hambre”.

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