El exministro Alberto Sileoni denuncia el ataque sistemático a la educación pública por parte del gobierno de Javier Milei, revelando un proyecto que excluye a las clases populares y privilegia al mercado sobre la igualdad social
entrevista radial // Miercoles 02 de octubre de 2024 | 08:48
Mientras las universidades públicas se consolidan como motor de inclusión social, el gobierno insiste en recortar su presupuesto, paralizar obras y desprestigiar el acceso de los sectores más vulnerables a la educación superior. Sileoni expone cómo las medidas oficiales buscan crear una educación elitista y excluyente, alejando cada vez más a los sectores populares de las oportunidades que ofrece la universidad pública.
Alberto Sileoni, actual director general de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires y exministro de Educación de la Nación, alzó la voz con vehemencia ante lo que considera un ataque constante del gobierno de Javier Milei hacia la educación pública. En una reciente entrevista radial con Gustavo Sylvestre en Radio 10, Sileoni dejó en claro su postura: "El gobierno desde que asumió agrede a la educación", afirmó, señalando que el recorte presupuestario y la paralización de obras son solo algunas de las medidas que evidencian una política que apunta a desmantelar el sistema educativo público.
El deterioro de la educación no es casualidad, según Sileoni. "No hay suficientes investigaciones sobre el crecimiento de estudiantes del Gran Buenos Aires en las universidades", explicó, refiriéndose a la realidad de 400.000 estudiantes de universidades del conurbano, una mayoría de primera generación que, en muchos casos, se enfrentan a un sistema que no quiere incluirlos. "No se bancan lo que la universidad provoca: una sociedad más igualitaria", sentenció.
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Las cifras que arroja el director de Cultura y Educación son contundentes: 85-90% de los estudiantes en estas universidades son los primeros en sus familias en acceder a la educación superior. Pero el gobierno parece no compartir esta visión. Desde la eliminación del Fondo de Incentivo Docente hasta la negativa a aumentar el presupuesto en ciencia y tecnología, pasando por la paralización de 80 escuelas en la Provincia, el panorama es desalentador. "La derecha y la extrema derecha, desde el macrismo hasta ahora, no les gusta que el Estado esté presente en la universidad", comentó Sileoni, en una crítica directa a la gestión actual.
Uno de los datos más significativos que resaltó el exministro es que el 80% de los estudiantes universitarios en Argentina estudian en universidades públicas, una cifra diametralmente opuesta a la realidad de otros países de la región. "En Chile, solo el 16% de los estudiantes asisten a universidades públicas, y en Brasil el 27%", comparó, dejando claro que en Argentina la educación superior sigue siendo un bastión de la igualdad social, algo que incomoda profundamente a sectores que defienden un modelo elitista y excluyente.
Sileoni también abordó uno de los argumentos favoritos del gobierno actual: que "sobran universidades". Para el exministro, esta afirmación es categóricamente falsa. "La Argentina es uno de los países de la región que menos universidades públicas tiene en relación con su población", explicó. Lejos de sobrar, Sileoni sostiene que es necesario aumentar la cantidad de universidades, especialmente en las regiones más vulnerables, donde el acceso a la educación superior sigue siendo limitado.
Milei decidió asfixiar a la universidad pública, gratuita y de calidad de Argentina. Uno de los grandes orgullos que tiene nuestro país y de los más poderosos instrumentos de movilidad social ascendente.
— Axel Kicillof (@Kicillofok) September 27, 2024
En la provincia de Buenos Aires contamos con 25 universidades nacionales y… pic.twitter.com/lFg0qHJe2g
En medio de estas políticas regresivas, el exministro destacó un dato que desnuda la realidad del estudiante argentino: "La mayoría de los estudiantes universitarios en Argentina comparten sus estudios con el trabajo o con la crianza de hijos". Este escenario, lejos de ser una excepción, es la norma en un país donde estudiar no es solo un privilegio, sino una necesidad. Sin embargo, el gobierno parece ignorar esta realidad y continúa imponiendo trabas que dificultan aún más el acceso y la permanencia en la educación superior.
La educación, para Sileoni, no es solo una herramienta de crecimiento individual, sino un motor de cambio social. Pero ese cambio parece no estar en la agenda del gobierno. "No se bancan lo que la universidad provoca, que es una sociedad más igualitaria", reiteró el director de Cultura y Educación. Y es que, para Sileoni, la universidad pública es uno de los pocos espacios donde aún se construye lo que el himno nacional proclama como "la noble igualdad".
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En su conversación con Sylvestre, Sileoni dejó en claro que la resistencia ante estas políticas no es solo necesaria, sino inevitable. Mientras el gobierno de Milei sigue profundizando los recortes, la educación pública sigue siendo el refugio de miles de jóvenes que, contra viento y marea, luchan por un futuro mejor. Pero esa lucha, advierte Sileoni, se encuentra en riesgo. "Ellos preferirían una universidad regulada por el mercado, no por el Estado", denunció, en una clara referencia al modelo educativo neoliberal que busca imponer el gobierno.
Con el presupuesto en educación y ciencia en caída libre, y con una creciente tendencia a desfinanciar las universidades públicas, el panorama para la educación argentina es cada vez más sombrío. Sin embargo, figuras como Sileoni y miles de estudiantes, docentes y familias siguen en pie, defendiendo lo que consideran un derecho irrenunciable: el acceso a una educación pública, gratuita y de calidad.
Al cierre de la entrevista, un mensaje de un oyente de Radio 10 reflejaba a la perfección lo que estaba en juego: "Nací en Villa Corina, en dos piezas de cartón, con mi padre changarín y mi madre empleada doméstica en negro. Estudié en la primaria pública, secundaria pública y universidad pública". La educación pública, ese faro de igualdad y oportunidades, sigue siendo un campo de batalla en Argentina. Y en esa batalla, Sileoni deja en claro de qué lado está.