Represión y desprotección social como única política

En declaraciones a AM530, la diputada nacional Cecilia Moreau (UxP) desgranó una serie de acusaciones contra la gestión de Javier Milei, señalando el uso sistemático de la represión como respuesta a la creciente crisis social. La desprotección, la transferencia de capitales hacia las elites económicas y la ausencia del gobierno en el territorio son los puntos críticos que definen el presente oscuro del país. El ajuste de Milei no solo ataca los derechos de los más vulnerables, sino que profundiza una desigualdad que ya ha alcanzado niveles inéditos.

El gobierno de Javier Milei ha llevado a Argentina a un borde peligroso, donde el ajuste económico más despiadado se sostiene únicamente a través de la represión. Así lo denuncia la diputada Cecilia Moreau en sus recientes declaraciones, evidenciando un país desgarrado por las políticas neoliberales que favorecen a unos pocos, mientras aplastan al resto de la población. El ajuste que lleva adelante Milei es el retrato de una estrategia fallida que recurre al control violento ante la ausencia de respuestas concretas a la emergencia social que sacude al país.

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Moreau señala que el accionar policial desmedido se ha vuelto una constante, sobre todo en su ensañamiento contra sectores tradicionalmente desprotegidos como los jubilados. “Se acostumbraron a reprimir jubilados”, lanza Moreau, quien no solo ve con preocupación la escalada de violencia estatal, sino que advierte que “la orden civil para reprimir no tiene ningún límite”. Esta frase, lapidaria, revela la falta de escrúpulos de un gobierno que ha encontrado en la represión su único modo de sostenerse frente a la creciente tensión social.

La crueldad de las medidas de Milei no es casual. La diputada Moreau critica con firmeza el plan económico que, en sus palabras, “solo se sostiene con represión”, ya que carece de cualquier propuesta para atender las urgentes necesidades de una población golpeada por la inflación, la falta de empleo y la ausencia de políticas de contención social. En lugar de articular respuestas frente a estos problemas, el gobierno ha optado por la violencia como mecanismo de control, en una muestra clara de que su modelo no es viable.

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Uno de los puntos más graves que Moreau trae a colación es la responsabilidad directa de Patricia Bullrich, la líder del bloque de la derecha y, según Moreau, cómplice de las prácticas violentas que hoy imperan en el país. “Ellos acusaron a Bullrich de poner bombas en los jardines y después la pusieron de Ministra”, recuerda con ironía la diputada, subrayando la incoherencia de un discurso que antes la condenaba y hoy la posiciona como una pieza clave del establishment de la derecha. Incluso, va más allá, responsabilizando a Bullrich en el intento de magnicidio contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, un hecho que permanece sin justicia plena y que continúa siendo una herida abierta en la democracia argentina.

El desmoronamiento del país no es solo económico, sino también social. Según Moreau, “la crueldad de este gobierno también se ve en la desprotección social”. Lo que antes estaba mal, ahora empeoró, y lo que estaba bien, ha sido completamente destruido. No hay espacio para medias tintas en su análisis, que apunta directamente al corazón de un gobierno que no ha sabido —ni querido— enfrentar la crisis de una manera equitativa o empática. “Rompieron todo”, afirma contundente, describiendo un proceso en el cual los sectores más vulnerables son los primeros en sufrir, mientras que las grandes corporaciones y los sectores concentrados del capital se benefician de políticas que, lejos de redistribuir la riqueza, la canalizan hacia los más poderosos.

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Moreau también destaca la “gran transferencia de capitales al sector más concentrado” que ha implementado Milei, una maniobra que, según ella, nunca antes se había visto en tales proporciones. En un país que se desploma, como bien describe la diputada, el gobierno parece más preocupado en asegurarse el respaldo de las élites que en paliar los efectos devastadores que su ajuste tiene sobre la vida cotidiana de millones de argentinos. “Se cayó el piso y no sabemos dónde terminamos”, agrega, pintando una imagen de incertidumbre y colapso.

Lo que resulta más alarmante en el análisis de Moreau es la falta de presencia del gobierno en los territorios donde más se necesita. En sus palabras, ni Milei ni su gabinete han estado “con la gente de carne y hueso”. En nueve meses de gobierno, la desconexión entre el Ejecutivo y la realidad del pueblo argentino es absoluta. Esta ausencia no es solo simbólica, sino que agrava aún más las tensiones sociales que laten en las calles, donde la pobreza, la desesperación y la falta de oportunidades generan una espiral de conflictos que, en lugar de ser atendidos, son sofocados con más represión.

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La visión de Moreau no se queda únicamente en la crítica, también ofrece un llamado de atención sobre lo que está por venir. Con un presupuesto que ella califica como “un problema para los argentinos”, la diputada denuncia que el ajuste es inminente y que no habrá correcciones que puedan mitigar el impacto de las medidas que, sin duda, profundizarán la crisis. Las áreas de educación, ciencia y tecnología ya han sido golpeadas, recibiendo recortes injustificables que atentan contra el desarrollo futuro del país.

El plan de ajuste que ha implementado Milei está llevando al país hacia un camino sin retorno. Las medidas, que favorecen descaradamente a los sectores más concentrados de la economía, han creado un clima de represión, abandono y desesperanza en las calles. El pueblo argentino enfrenta una crueldad sin precedentes en su historia reciente, mientras la desconexión del gobierno con la realidad del día a día es cada vez más evidente. ¿Hasta cuándo podrá sostenerse este modelo basado en el miedo y la violencia? El tiempo lo dirá, pero las señales no son alentadoras.

PRESUPUESTO 2025
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— En Orsai (@EnOrsai) September 17, 2024