OTRO ALEMAN CHIFLADO

El mundo se pregunta por qué el copiloto estrelló el Airbus

No fue accidente ni atentado terrorista. El vuelo de Germanywinds se estrelló en los Alpes por decisión del segundo a bordo que se encerró solo en la cabina y decidió terminar con la vida de 149 personas, entre ellos tres argentinos.

El mundo se pregunta por qué el copiloto estrelló el Airbus

Redaccion de EnOrsai y agencias // Jueves 26 de marzo de 2015 | 23:25

Cuando una persona arrastra consigo a la muerte a otras 149 no es suicidio, es otra cosa

Un demente de origen alemán causó una matanza sin precedentes. Suena familiar, ¿no? Un giro dramático dio este jueves el caso de Germanywinds. El copiloto del Airbus A320, que se estrelló el martes en los Alpes, hizo chocar el aparato a propósito, matando de este modo a las otras 149 personas que iban a bordo, entre ellos tres argentinos.

A 48 horas del desastre aéreo del avión de Germanwings en los Alpes franceses, el fiscal de Marsella, Brice Robin, reconstruyó los trágicos momentos y apuntó a Andreas Lubitz (foto), alemán de 28 años y con problemas de depresión, como el único responsable de una de las catástrofes más graves de la historia de la aviación civil europea.

Aclaremos algo. En el momento de escribir esta nota, no hay ningún elemento a favor de un atentado terrorista: habría sido Lubitz, solo en la cabina, quien accionó el descenso de la aeronave mientras se disponía a sobrevolar la cadena montañosa, según Robin, quien anunció los descubrimientos tras el examen de la grabación sonora, extraída de una caja negra, de lo ocurrido en los 30 últimos minutos en la cabina del avión de la compañía Germanwings, que hacía el trayecto entre Barcelona y Dusseldorf.

Cerca de ocho minutos de bajada gradual pero inexorable, de los 38.000 a los 6.000 pies, hasta el impacto final contra la montaña de Trois-Echevés, en una ladera de más de 2.000 metros de altura.

``El copiloto quiso voluntariamente destruir el avión'', sostuvo el fiscal, haciendo una reconstrucción detallada. El relato apunta hacia un hipotético desequilibrio psicológico del copiloto, sin descartar otras motivaciones.

LOS HECHOS

Tras escuchar la grabación de la caja negra, el fiscal narró que en los primeros 20 minutos el comandante, Patrick Sonderheimer, y el copiloto mantuvieron una conversación ``normal y cortés'', de rutina, en un ambiente aparentemente sereno. Sonderheimer empezó a preparar el briefing en vista del aterrizaje en Dusseldorf, después pidió al copiloto que tomase los mandos -probablemente para ir al baño- y se escucha el movimiento de una de las butacas y una puerta que se cierra.

Una vez que se queda solo, el copiloto acciona el sistema de descenso y ya no vuelve a hablar hasta el momento de la colisión. La acción del seleccionador de altitud sólo puede ser voluntaria, porque es un botón que se gira, explicó Robin.

El comandante intentó volver a la cabina, pero encontró la puerta cerrada. Llamó pero no recibió respuesta. Como reveló en un primer momento el diario The New York Times, el comandante tocó la puerta ligeramente primero y al no recibir respuesta de su compañero la golpeó, y finalmente intentó derribarla. Desde dentro no llegó ninguna respuesta.

Los controladores aéreos de la torre del aeropuerto de Marsella trataron de contactar con él y lanzaron un mensaje de socorro, pero Lubitz permaneció en silencio. La opción de que hubiese sufrido una indisposición fue descartada. De la grabación se oye cómo respira de manera normal, señaló Robin.

Los pasajeros no se dieron cuenta de lo que iba a suceder hasta el último momento, porque en la grabación no se escuchan gritos hasta poco antes del impacto mientras se oyen los golpes frenéticos del capitán contra la puerta blindada. ``La muerte fue instantánea, el avión literalmente explotó al chocar contra la montaña'', explicó el fiscal. Robin no quiso hablar de suicidio. ``Cuando una persona arrastra consigo a la muerte a otras 149 no es suicidio, es otra cosa'', apuntó.

DEPRIMIDO

Los investigadores alemanes registraron hoy la casa de Lubitz en Montabaur, en Renania Palatinato, y sacaron material útil para las investigaciones, incluida la computadora del copiloto. Se busca un móvil, que podría sencillamente ser el de la depresión (burnout) que había sufrido el joven en el pasado y por el cual había suspendido su entrenamiento como piloto. Lubitz, que había comenzado a trabajar para Lufthansa -matriz de la aerolínea de bajo coste Germanwings- en 2013, ten¡a una experiencia de 630 horas de vuelo.

CAMBIO DE REGLAS

Diversas empresas de aviación europeas restauraron a partir de ayer la norma que estipula que en la cabina de mandos de los aviones deben estar siempre presentes al menos dos personas de la tripulación, una consecuencia de la tragedia aérea en los Alpes franceses que ha conmocionado a toda Europa. As¡, por caso, se pronunció ayer la empresa italiana Alitalia, que lo informó mediante un comunicado.

A diferencia de las aerolíneas estadounidenses, las compañías aéreas europeas no están obligadas a llevar siempre dos personas en la cabina de pilotaje. Algunos expertos dijeron que incluso dos es insuficiente, y pidieron que las normas requieran que haya tres. Otros cuestionaron la presunta sabiduría de equipar los aviones con un sistema que permite cerrar a cal y canto la cabina desde su interior (herencia del 11-S).

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