
El instrumento fue encontrado en 1912 atado al cadáver del director de la orquesta que siguió tocando hasta el hundimiento del trasatlántico.
Sábado 19 de octubre de 2013 | 21:20
¿Quién no recuerda las conmovedoras escenas en la película de James Cameron de la orquesta que se mantuvo tocando estoicamente en la cubierta del Titanic hasta el final? Bueno, el violín que sonó durante el hundimiento del transatlántico alcanzó la cifra récord de 900.000 libras (alrededor de un millón de euros; 1,3 millón de dólares) en una subasta celebrada en la casa de pujas Henry Aldridge & Son, en Wiltshire (suroeste de Inglaterra).
Nada se sabe del comprador. Pujó por teléfono y solicito quedar en el anonimato. Hoy es el feliz propietario del instrumento que el señor Wallace Hartley, el director de la orquesta que amenizaba en el malogrado barco tras chocar con un iceberg, no dejó de tocar parar tratar a tranquilizar a los aterrados pasajeros. ¿Qué tocaba? El himno anglicano Nearer, My God, To The.
La casa de subastas británica superó sus expectativas pues había estimado que el precio del violín rondaría los 480 mil dólares. Es además un precio récord mundial para un artículo subastado de las piezas rescatadas del hundimiento de ese barco.
El especialista en piezas del Titanic Alan Aldridge consideró que el preciado violín, de fabricación alemana, es "la pieza más rara e icónica'' de todos los objetos del Titanic.
Wallace Hartley, el dueño del instrumento, falleció junto con otros 1.517 pasajeros cuando el barco se hundió en 1912. El violín fue encontrado dentro de un estuche y atado al cadáver de su propietario diez días después de la tragedia.
En la parte posterior del violín, se ve una inscripción en la que se revela que se trató de un regalo a Hartley de quien fuera su chica, Maria Robinson, en 1910: "Para Wally, por nuestro compromiso".
El instrumento no funciona, pero salvo un par de grietas ocasionadas por la humedad se encuentra en perfecto estado. Se halló en 2006 de manera fortuita en el desván de una vivienda y han hecho falta siete años para que las pruebas realizadas corroboraron su autenticidad.