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Robos de autos con violencia afectan cada vez más al conurbano

En Argentina, este delito subió 59,65% en un mes y el 96,83% ocurrieron en la vía pública.

Robos de autos con violencia afectan cada vez más al conurbano

En Orsai // Jueves 01 de mayo de 2025 | 11:20

En distintas ciudades argentinas, el robo de autos se ha transformado en una preocupación cada vez más frecuente. Lo que antes podía considerarse un hecho aislado, hoy refleja una tendencia en aumento que afecta tanto la seguridad vial como la vida cotidiana de los ciudadanos. Estacionar un vehículo en la vía pública, sin importar la hora ni el barrio, representa un riesgo concreto. Los delincuentes actúan con creciente violencia y emplean métodos cada vez más sofisticados, lo que deja en evidencia la necesidad urgente de reforzar las medidas de prevención y control en el espacio urbano.

Entre febrero y marzo de 2025, la inseguridad vial alcanzó niveles alarmantes. Según el último informe del Indicador de Robo Vehicular (IRV), los robos de automóviles en todo el país aumentaron un 59,65 % respecto al mes anterior. La mayoría de estos hechos no solo fueron planificados, sino también violentos, ya que el 63,64 % de los asaltos se realizaron a mano armada y el 96,83 % ocurrieron directamente en la vía pública, es decir, en plena calle y bajo amenaza directa.

La modalidad de los robos también muestra patrones definidos. En el 43,3 % de los casos, los delincuentes actuaron en duplas, aunque también se han registrado episodios protagonizados por grupos de tres o más personas. Esta estrategia, basada en la rapidez de acción y huida, dificulta las tareas de prevención y respuesta por parte de las fuerzas de seguridad. En paralelo, el fenómeno no se distribuye de manera homogénea en el país, siendo el Conurbano Bonaerense el epicentro del problema, acumulando los porcentajes más altos de robos.

Las zonas Oeste y Sur del Gran Buenos Aires son las más afectadas, concentrando el 48,48 % y el 31,31 % de los casos respectivamente. Les siguen la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con el 16,16 %, y la zona Norte del GBA, con el 4,04 %. Al observar los partidos más afectados, aparecen en primer plano distritos como La Matanza, Lanús y Lomas de Zamora (zona suroeste); San Martín, José C. Paz, Malvinas Argentinas, San Miguel y Tres de Febrero (centro-oeste); y Hurlingham, Ituzaingó, Morón y General Rodríguez (zona oeste y noroeste). También se reportan altos índices en ciudades fuera del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), como Rosario y Córdoba capital, lo que confirma que el fenómeno ha superado largamente las fronteras de la capital y sus alrededores.

El análisis de las franjas horarias evidencia una planificación meticulosa. La mayoría de los robos ocurren entre las 18:00 y las 24:00 horas, horario en el que se concentra el 44,33 % de los asaltos. Le sigue la madrugada (de 00:00 a 6:00) con el 21,65 %. Por el contrario, las mañanas (6:00 a 12:00) y tardes (12:00 a 18:00) registran un porcentaje inferior al 20 % cada una. A nivel semanal, los picos delictivos se observan los miércoles (19,19 %) y jueves (16,16 %), mientras que el domingo representa el día con menor actividad (9,09 %). Este patrón sugiere que los delincuentes eligen momentos de menor circulación peatonal, sin dejar de operar en días laborales estratégicos.

Respecto a los vehículos más robados, los automóviles particulares encabezan la lista con el 62,63 % de los casos. Le siguen las camionetas 4x4 (17,17 %), vehículos utilitarios (13,13 %), motos (6,06 %) y camiones (1,01 %). Este patrón refleja un enfoque en unidades de fácil reventa o desguace, especialmente aquellas con alta demanda en el mercado negro, donde las autopartes son comercializadas sin control y sin trazabilidad alguna.

Los datos actuales cobran mayor gravedad al compararlos con las estadísticas de años anteriores. El Ministerio de Seguridad de la Nación reportó que en 2024 se registraron 48.000 robos de vehículos, lo que equivale a un promedio de 131 unidades por día. Ese año, las aseguradoras recibieron 103.609 denuncias por robo, un aumento del 13 % respecto a las 91.574 presentadas en 2023.

Si se mira más atrás, el incremento es sostenido. La Superintendencia de Seguros de la Nación reveló que en 2021 hubo 72.452 casos; en 2022, 85.428; y en 2023, los mencionados 91.574. Solo en 2020 se produjo un descenso, explicado por el aislamiento obligatorio debido a la pandemia. En la provincia de Buenos Aires, más de 55.000 robos fueron denunciados en 2024 y en 33.000 de esos casos los delincuentes utilizaron armas de fuego.

Uno de los factores que alimenta esta problemática es el mercado negro de autopartes. Desarmaderos ilegales y ferias clandestinas operan en simultáneo con redes delictivas que poseen logística avanzada y conexiones que les permiten comercializar vehículos robados o desguazarlos en tiempo récord. Según la Agencia Nacional de Seguridad Vial, más del 60% de los autos robados no son recuperados. A esta preocupante realidad se suma la expansión del uso de inhibidores de señal, dispositivos cada vez más accesibles para los delincuentes, que permiten anular alarmas, rastreadores satelitales y cerraduras electrónicas, reduciendo así los tiempos de acción y la capacidad de respuesta policial.

La creciente inseguridad vehicular ha desencadenado un círculo vicioso con graves repercusiones económicas y sociales. En algunos municipios del conurbano, los robos de autos representan hasta el 35 % de los siniestros reportados, lo que ha llevado a las aseguradoras a incrementar significativamente las primas para vehículos en zonas de alto riesgo. Como consecuencia, muchos conductores se ven obligados a contratar coberturas integrales, ya que los seguros de autos básicos suelen excluir los robos totales.


Víctimas y respuesta de las autoridades

El fenómeno del robo de autos no solo deja pérdidas materiales, también provoca profundas secuelas sociales y emocionales en las víctimas. Conductores que han atravesado esta experiencia relatan una sensación persistente de vulnerabilidad, miedo y estrés, que no desaparece ni siquiera tras recuperar el vehículo.

Muchos describen cómo la confianza al volante se transforma en tensión constante. Ya no manejan con la misma tranquilidad, desconfían en cada cruce o semáforo, y evitan circular por avenidas o zonas identificadas como peligrosas. Algunos cambian sus rutinas y prefieren estacionar en garajes privados, aún a mayor costo, y organizan sus recorridos con familiares o amigos para sentirse más seguros. Esta pérdida de libertad personal, aunque difícil de cuantificar, representa uno de los impactos más profundos y silenciosos de la actual crisis de inseguridad.

Incluso, la violencia asociada a estos delitos también deja víctimas fatales. De acuerdo con un informe judicial realizado junto a la ONG Defendamos Buenos Aires, al menos 55 personas han perdido la vida durante robos de vehículos en lo que va de 2025. Además, se han reportado 2.200 asaltos a mano armada en el mismo período, lo que da cuenta de la peligrosidad creciente de este tipo de hechos.

Frente a este panorama, las autoridades han intentado reforzar su respuesta con patrullajes intensivos en zonas críticas y operativos conjuntos entre fuerzas nacionales, provinciales y de la Ciudad. Sin embargo, especialistas coinciden en que estos esfuerzos, aunque necesarios, no bastan por sí solos. La inseguridad vinculada al robo de vehículos exige una estrategia integral que combine inversión en tecnología —como cámaras, lectores de patentes y sistemas GPS— con reformas legales que aceleren la persecución penal de las bandas organizadas, sumando además a los servicios de seguros de cobertura que cumplan con lo pactado con cada ciudadano.

Mientras tanto, miles de ciudadanos siguen ajustando sus hábitos y viviendo con el temor latente de convertirse en la próxima víctima, recordando que detrás de cada auto robado hay una historia de angustia que no se borra fácilmente.

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