
Melisa Molina, acreditada en Casa Rosada, fue expulsada por fuerzas de seguridad del evento libertario en Córdoba. Aunque tenía entrada y credenciales, le impidieron cubrir el discurso de Milei y le arrojaron billetes como compensación. La libertad de prensa, solo para los propios.
Imagen representativa: Seguridad privada expulsando a una periodista del Derecha Fest
EnOrsai // Miercoles 23 de julio de 2025 | 08:37
Echaron a una periodista de Página/12 de la Derecha Fest por orden directa de Casa Militar
Una periodista expulsada por decisión presidencial
Melisa Molina, cronista de Página/12 y acreditada oficialmente en Casa Rosada, fue sacada por la fuerza del evento “Derecha Fest” en Córdoba, justo antes del discurso de Javier Milei. La orden llegó desde Buenos Aires, ejecutada por Casa Militar. Aunque Molina había comprado su entrada como cualquier asistente y había sido admitida con controles de seguridad, fue escoltada hasta un descampado y luego bloqueada en el ingreso, incluso tras recibir una acreditación de prensa.
“Me dijeron que desde Buenos Aires tenían la orden de que Página/12 no estuviera adentro cuando hablara Milei”, relató Molina en Urbana Play. La periodista, con entrada válida, credencial oficial y pulsera de prensa, recibió como respuesta dos billetes de $20.000 arrojados sobre su cuerpo. “Nunca me pasó algo así en todos mis años cubriendo Casa Rosada”, denunció.
Los discursos previos a su expulsión mostraban el clima del evento: mensajes evangélicos, teorías conspirativas y una lógica binaria y belicista. “Solo hay hombre y mujer, lo demás es ridículo”, sostuvo uno de los pastores invitados. Otro afirmó que “la izquierda es anticristo” y que “no se puede ser cristiano y kirchnerista”. El clima fue cerradamente anti-diversidad, antifeminista y pro-militancia religiosa, en tono electoral.
El biógrafo de Javier Milei, Nicolás Márquez, dejó en claro la lógica que impera: “No estamos en una democracia noruega. Estamos en guerra. A nuestros enemigos hay que exterminarlos políticamente, ideológicamente y espiritualmente”. La periodista fue expulsada justo antes de su discurso.
La expulsión de Molina se inscribe en un patrón más amplio de intolerancia y represión hacia la libertad de expresión que atraviesa el discurso y la práctica del gobierno libertario.
El evento fue presentado como una fiesta de las ideas libertarias, pero demostró ser una plataforma excluyente y autoritaria. La contradicción es total: se llenan la boca con la defensa de la libertad, pero censuran voces críticas y eliminan al periodismo incómodo. Mientras hablan de “libertad”, construyen un poder cada vez más cerrado y persecutorio.