Por Laura Salzman, presidenta del Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires
11 de agosto – Día de las y los Nutricionistas. Un llamado urgente a reflexionar sobre el rol estratégico de nuestra profesión en la defensa de la salud pública, en un contexto donde la desinformación y las políticas de ajuste económico están generando un verdadero colapso alimentario.
Del derecho básico al privilegio
El acceso a una alimentación adecuada, saludable y segura, que debería ser un derecho garantizado por el Estado, hoy se ha transformado en un privilegio. Las políticas que promueven la desregulación de los mercados, el recorte de programas sociales y la eliminación de controles sobre la industria alimentaria, impactan de lleno en la mesa de las y los argentinos. El precio de los alimentos frescos y nutritivos expulsa a millones de familias hacia el consumo de productos ultraprocesados, más económicos pero de bajísima calidad nutricional.
Desinformación y Ley de Etiquetado
La inseguridad alimentaria no es solo un problema económico, también es un problema de acceso a la información. La reciente modificación en la Ley de Promoción de la Alimentación Saludable, conocida como Ley de Etiquetado, flexibiliza los requisitos de etiquetado frontal en favor de las grandes corporaciones alimentarias. Esto significa un golpe directo a la posibilidad de que las y los consumidores tomen decisiones informadas.
Un fenómeno planificado
La desinformación alimentaria no es un fenómeno espontáneo ni inocente, sino parte de una estrategia de mercado que utiliza redes sociales para amplificar voces sin formación ni responsabilidad profesional. Estas ofrecen soluciones mágicas, dietas peligrosas y discursos que oscilan entre la charlatanería y la pseudociencia.
El riesgo de desplazar el saber profesional
Lo grave ocurre cuando estas prácticas comienzan a reemplazar el saber académico, la experiencia de las y los profesionales y la regulación sanitaria, debilitando la salud pública.
El rol de los Colegios Profesionales
Los Colegios Profesionales no son estructuras burocráticas, sino organismos de orden público que protegen a la sociedad de prácticas indebidas y garantizan el ejercicio idóneo y ético de las profesiones. La proliferación de voces sin habilitación y la relativización del conocimiento científico deterioran la salud física y mental de la población.
Defender la profesión es defender la salud
En tiempos donde se intenta instalar la idea de que “cualquiera puede opinar de todo”, debilitar los Colegios Profesionales es funcional a un modelo que niega la ciencia y prioriza la rentabilidad sobre la salud colectiva.
Nutricionistas: agentes de salud pública
Las y los nutricionistas no somos influencers. No estamos para vender productos ni prometer soluciones exprés. Somos agentes de salud pública, formados para educar, asesorar y acompañar a la población en el cuidado de su salud alimentaria. Nuestro compromiso es con la ciencia, la ética profesional y la comunidad.
En tiempos de ajuste, posverdad y desinformación organizada, el rol de las y los profesionales es más imprescindible que nunca. Sin instituciones fuertes que respalden ese ejercicio y sin Colegios Profesionales que defiendan el interés público, la salud quedará librada a la ley del mercado.
Defender la profesión es defender la salud de todas y todos.
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