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El relato libertario frente a la verdad: cuánto cuesta realmente no ser pobre en la Argentina de Milei

Mientras Javier Milei retuitea falsedades y ataca a periodistas, sus diputados manipulan datos del INDEC para negar la pobreza estructural. La realidad: una familia necesita más de 1.100.000 pesos por mes para no ser pobre, no 360 mil como afirman desde el gobierno.

El relato libertario frente a la verdad: cuánto cuesta realmente no ser pobre en la Argentina de Milei

En Orsai // Miercoles 04 de junio de 2025 | 13:07

La diputada libertaria Juliana Santillán aseguró en televisión que la canasta básica de una familia de cuatro personas cuesta 360 mil pesos mensuales. Pero mintió: ese valor corresponde solo a un adulto, sin contar gastos como vivienda, salud o transporte. El economista Guido Zack desenmascaró la operación: “El relato libertario llama héroes a los evasores y maltrata a los verdaderos héroes, como los médicos del Garrahan”. A la manipulación deliberada se suma una ofensiva discursiva violenta contra periodistas y economistas que desmienten el relato oficial. El gobierno no solo ajusta: también falsea la realidad y persigue a quienes se atreven a mostrarla.


La mentira como política: el caso Santillán

“No sé si fue un error o una mentira deliberada, pero lo que dijo fue falso”, disparó sin eufemismos el economista Guido Zack, en diálogo con Radio Con Vos. Se refería a la diputada libertaria Juliana Santillán, que el día anterior, en una entrevista televisiva, aseguró con tono altanero que “la canasta básica total de una familia de cuatro miembros en el mes de mayo fue de 360 mil pesos”. Dijo tener los datos del INDEC. Mintió. Manipuló cifras oficiales para reforzar el discurso oficialista de que la economía está mejorando, mientras miles de familias no llegan ni a fin de semana.

Zack aclaró con firmeza: “Ese número es el umbral de pobreza para un solo adulto, y solo considera alimentos. Para una familia tipo, el número real es de 1.100.000 pesos, incluyendo vivienda, vestimenta, transporte y otros bienes esenciales. Lo del 360 mil es un recorte burdo que engaña a la población”.

Datos mutilados, relato blindado

La escena parece sacada de una distopía, pero es el país real: una diputada miente en cadena nacional con una planilla del INDEC en la mano, recorta un dato parcial y lo presenta como si fuera el total. A su lado, periodistas oficialistas asienten. En las redes, la maquinaria libertaria refuerza el engaño: el propio presidente Javier Milei retuitea el recorte falso, mientras lanza dardos contra la prensa. “No odiamos lo suficiente a los periodistas”, escribió, en uno de los gestos más violentos que haya tenido un jefe de Estado desde la vuelta de la democracia.

En el tuit citado por Milei, la también diputada libertaria Lilia Lemoine redobla la mentira: dice que la canasta básica no es de 800 mil sino de 360 mil, y acusa a los periodistas de “mentir”. Pero en la imagen que ella misma difunde, se lee claramente: “359.244 pesos. Línea de pobreza para un adulto equivalente”. Está a la vista. Pero prefieren negar lo obvio.

Cuando el gobierno no sabe leer

Zack fue categórico: “Lo más impactante es que en la imagen usada para sostener la mentira está aclarado que se trata de un adulto. No sé si es ignorancia o si la carga ideológica les impide leer un texto”. A esto se suma otra dimensión: la estrategia de repetir falsedades hasta que se conviertan en “verdad”. “Es la lógica de ‘miente, miente, miente, que algo quedará’. Es frustrante y preocupante”, sostuvo el economista.

El problema no es solo epistemológico: tiene consecuencias concretas. Si desde el poder se niega la pobreza, se justifica el ajuste. Si se falsean los datos, se deslegitiman los reclamos. Si se ataca a quienes exponen las mentiras, se instala el miedo. Así funciona el nuevo orden libertario: una mezcla de violencia simbólica, desinformación estructural y represión económica.

Un gobierno que odia a los datos (y a quienes los muestran)

“El ataque a periodistas, a economistas, es parte de una estrategia de amedrentamiento. Muchos colegas ya no hablan en público por miedo a represalias”, denunció Zack. La Argentina de Milei no solo es hostil para quienes viven de un salario o buscan alimentos: también lo es para quienes piensan, investigan o informan.

El relato libertario elige a sus enemigos: los trabajadores de la salud, los científicos, los docentes, los jubilados, los pobres y los periodistas. Y elige a sus aliados: los fugadores, los evasores, los fondos buitre, los trolls, los CEOs. “Llaman héroes a los evasores y maltratan a los verdaderos héroes, como los médicos del Garrahan que trabajan con niños gravemente enfermos”, resumió Zack.

¿Qué es una canasta básica y por qué el gobierno la quiere licuar?

La canasta básica total no es una opinión: es una medición técnica construida por el INDEC con parámetros internacionales. Incluye alimentos, servicios, transporte, vivienda, vestimenta y salud. Su valor determina si una persona o familia es considerada pobre. En mayo, ese umbral fue de 1.100.000 pesos para una familia de cuatro miembros.

En cambio, el valor de 360.000 pesos corresponde a la línea de pobreza individual, y ni siquiera contempla la inflación de alquileres o medicación. “Además, el INDEC toma precios de referencia de marcas baratas, las más económicas del mercado. Eso hace que incluso ese millón cien mil pesos sea un valor mínimo para no caer en la pobreza”, explicó Zack.

Pero el gobierno necesita otra cifra: necesita decir que la pobreza bajó, que la gente “no está tan mal”, que “el modelo funciona”. Para eso, manipulan datos y empujan la narrativa en medios amigos, cuentas falsas y tuits presidenciales.

El negacionismo económico como modelo

El negacionismo ya no es exclusivo del terrorismo de Estado. Hoy el gobierno niega el hambre, niega el ajuste, niega la recesión. Niega incluso la matemática. La ofensiva libertaria convirtió a la economía en un campo de batalla ideológica, donde los datos ya no importan si no refuerzan el relato.

Pero los precios no bajan. Los salarios no alcanzan. La pobreza no disminuye. Y una familia que gana menos de 1.100.000 pesos por mes sigue siendo pobre, aunque Milei y sus diputadas digan lo contrario.

Conclusión: la verdad como resistencia

En tiempos de mentira institucionalizada, decir la verdad es un acto político. Y en este caso, decir que una familia necesita más de un millón de pesos para no ser pobre no es un slogan partidario: es un dato oficial, verificable y necesario para frenar el negacionismo. Porque detrás de cada manipulación libertaria hay una familia que no llega, un niño que no come, un médico que no cobra y un país que se hunde en una mentira construida con cinismo, desinformación y crueldad.

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