“el padrino”

Corrupción en Brasil: "Los negocios de Bolsonaro"

Antes que por incitar el golpismo, el expresidente brasileño puede ser procesado por corrupción y grupos paramilitares Jair Bolsonaro es conceptuado en el libro de Juliana Dal Piva como “el padrino” de la mafia familiar

Corrupción en Brasil:

lavanguardia.com // Domingo 22 de enero de 2023 | 10:44

(Por ANDY ROBINSON) Aunque las últimas noticias que llegan de Orlando (Florida) son que la estancia puede prolongarse, Jair Bolsonaro deberá volver en algún momento de su miniexilio. Muchos en Brasil querrían que fuera detenido en el momento de bajar del avión.

Bolsonaro es un candidato obvio a sumarse a las 942 personas encarceladas hasta el momento por estar involucradas en el asalto a las instituciones del Estado de derecho el pasado 8 de enero en Brasilia. El expresidente jamás ha ocultado su desprecio por los llamados tres poderes, cuyas sedes futuristas fueron ocupadas por los insurgentes. “Tenía la impresión de que Bolsonaro sabía todo lo que estaba aconteciendo”, dijo Luiz Inácio Lula da Silva, elegido presidente el pasado 30 de octubre, en una entrevista en Globo el pasado miércoles “Mi impresión era que Bolsonaro esperaba volver a Brasil después de un golpe”.

Pero, incluso con los métodos contundentes del poderoso presidente del Tribunal Supremo Electoral, Alexandre de Moraes, conocido como el azote del bolsonarismo, la detención y procesamiento del expresidente es bastante improbable.

“Para que Bolsonaro pueda ser responsabilizado [de los hechos del 8 de enero] sería necesario encontrar indicios de su participación como dirigente y financiador (...) y faltan esos indicios”, sostiene Fabio de Sa e Silva, abogado del expresidente Michel Temer , citado en el diario Folha de São Paulo.

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Bolsonaro tenía la costumbre de fanfarronear sobre los golpes de Estado. “A través del voto no se cambia absolutamente nada en este país (...) hay que matar a 30.000”, dijo en una ocasión.

Pero en los últimos meses ha tenido bastante más cuidado. En Florida mantiene un silencio casi hermético, roto solo por algún comentario inconsecuente en conversaciones con los admiradores que se acercan al chalet en el que se aloja en Orlando, propiedad de una exestrella brasileña de lucha libre. “Incluso el silencio de Bolsonaro me hizo pensar que él sabía lo que pasaba”, dijo Lula, el jueves. Pero esta sospecha no valdría en un juicio.

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En estos momentos, la prueba más sólida para Moraes y la Fiscalía General es un vídeo grabado por Bolsonaro dos días después del asalto en el que repite la infundada acusación de fraude electoral. Según la Fiscalía, el vídeo tiene “el poder de estimular nuevas acciones contra los poderes de la república”, y es, por tanto, delito.

Pero esta no es una prueba concluyente. Es más, todo indica que el responsable de poner el vídeo en circulación ha sido su propio hijo, Carlos Bolsonaro, sin el conocimiento del padre. Según el diario O Globo, la ex primera dama, Michelle, se puso como “una posesa” al enterarse de que ese vídeo circulaba por las redes sociales.

Lo cierto es que “aunque hace mucho tiempo que Bolsonaro amenaza a la democracia brasileña públicamente y de forma repetida, aún es pronto para acusarlo directamente de estar involucrado en lo del 8 de enero”, dice Juliana Dal Piva, autora del nuevo libro O negocio Jair Bolsonaro, en una entrevista telefónica.

Puede que las pruebas más decisivas sobre la criminalidad de Bolsonaro y sus hijos no estén en los edificios vandalizados de Oscar Niemeyer en Brasilia, sino en el turbio mercado inmobiliario de Río de Janeiro.

Según cuenta Dal Piva, los Bolsonaro serán pronto el blanco de acciones legales relacionadas con sus actividades en el mundo siniestro de las milicias, expolicías militares que forman una mafia paramilitar en la periferia de Río financiada por la extorsión y la especulación inmobiliaria.

Dal Piva relata un catálogo de delitos de corrupción y blanqueo de dinero cometido por la familia durante décadas. Aunque el blanco de la investigación ha sido el hijo mayor, Flavio, Dal Piva deja bastante claro en el libro que “el padrino” de la mafia es Jair. Desde que el joven capitán de la división paracaidista fue elegido diputado, primero en Río y luego en Brasilia, Jair Bolsonaro ha hecho uso del habitual sistema de malversación de fondos públicos conocido como rachadinha.

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El sistema consiste en contratar para el despacho parlamentario a empleados fantasma pagados por el Estado y exige que entreguen parte de su salario a la familia. De ahí los millones de dólares ingresados en las cuentas de familiares de Bolsonaro a lo largo de sus tres matrimonios. Incluso la evangélica Michelle ingresó parte de ese dinero. De ahí su apodo Micheque. El que repartía el dinero era la expolicía militar, próximo a las milicias y amigo de Bolsonaro desde que se conocieron en los cuarteles en los años setenta, Fabricio Queiróz.

Bolsonaro usó a los hermanos y primos de sus dos primeras mujeres como empleados fantasma y convirtió a tres de sus hijos en diputados para generar más fondos públicos. En el negocio de Jair “hay tres tipos de crimen”, afirma Dal Piva. “El mal uso del dinero público, el blanqueo de dinero en la compra de inmuebles y coches, y la creación de un grupo criminal”.

A este grupo se incorporaron policías militares corruptos y asesinos a sueldo. La investigación judicial, añade Dal Piva, destaca “la proximidad a la familia de Adriano da Nóbrega, líder de una milicia acusada de una serie de asesinatos”. Da Nóbrega fue asesinado en el 2021 durante un tiroteo con la policía en Bahía, en lo que se suele conocer en Brasil como la “quema del archivo”, es decir, para que no pueda contar nada.

Protesters, supporters of Brazil's former President Jair Bolsonaro, storm the Planalto Palace in Brasilia, Brazil, Sunday, Jan. 8, 2023. Planalto is the official workplace of the president of Brazil. (AP Photo/Eraldo Peres)

El negocio de la rachadinha no es un delito tan grave como organizar un golpe de Estado. Pero ambos convergen en la relación entre los Bolsonaro, los policías militares y los milicianos. “Bolsonaro siempre ha alentado el golpe entre policías y militares, y disponemos de información de que estos realmente planificaban una acción golpista [el 8 de enero], pero no tuvieron apoyo”, dice Dal Piva, cuyo documental sobre el caso de Flavio fue retirado en el último momento por una demanda judicial de los Bolsonaro.

Uno de los riesgos para Bolsonaro es la posibilidad de que su segunda mujer, Ana Cristina Valle, decida hablar con la policía. Según Dal Piva, Valle era responsable de la red de rachadinha cuando Bolsonaro era diputado en Brasilia. Preocupada por lo que le podía pasar, Valle se fue a vivir a Noruega días antes de la segunda vuelta de las presidenciales. “No creo que ella acepte ser juzgada sin informar sobre todo lo que sabe. Pero ahora, fuera del país, se encuentra en una situación más cómoda. Habrá que esperar”, dice Dal Piva.

Tanto Flavio como su padre han dado señales de estar muy preocupados por lo que puede pasar ahora que Jair ha perdido la protección presidencial frente a los fiscales. En estos momentos, se habla de una división dentro de la familia Bolsonaro respecto a si el expresidente debería retirarse de la esfera pública o liderar un movimiento.

Aliado con Michelle contra Carlos y Eduardo está Flavio, que “quiere discreción, porque tiene miedo a ir a prisión”, dice un analista político de la Universidad Federal de Río. Aunque Lula dijo en su entrevista del miércoles que “si Bolsonaro estuviera involucrado, tendría que ser castigado”, el nuevo presidente seguramente preferiría dejar en paz a su antecesor si este abandonase la política. Está por ver si Alexandre de Moraes estaría de acuerdo.

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