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El economista estrella de Alberto Fernández y el regreso del péndulo

Para salir de la crisis y conseguir un desarrollo sostenido, el país enfrenta dos obstáculos: el histórico péndulo de la economía y la grieta de visiones e intereses sin puntos de encuentro. Ese es el diagnóstico que hace el referente económico del precandidato presidencial Alberto Fernández (Unidad Ciudadana).

El economista estrella de Alberto Fernández y el regreso del péndulo

Miercoles 22 de mayo de 2019 | 09:01

(Por Sergio Villone) Se trata de Matías Kulfas, ex director del Banco Nación y ex gerente general del Banco Central, que para recuperar el crecimiento en un contexto de restricción externa plantea como pilares un gran acuerdo económico y social, la producción del conocimiento y un Green New Deal nacional. Y afirma que el aumento de las exportaciones y la sustitución de importaciones de manera genuina deben ser las prioridades estratégicas.

"Hace cuatro décadas que la economía alterna ciclos de expansión y ajuste, con abruptas oscilaciones en la política económica en aquello que el lúcido Marcelo Diamand denominara “péndulo argentino”. La denominada grieta es una expresión simplificada de aquel. Su superación es fundamental para encontrar la senda del desarrollo económico y social", es la tesis fundamental de Kulfas, integrante del Grupo Callao, el think tank que lidera Fernández.

Sus principales ideas las escribió en un artículo publicado por Revista Anfibia, que aquí resumimos en sus puntos más importantes:

*Argentina dejó de ser un país agroexportador hace muchas décadas. La relevancia del sector agropecuario es indiscutible: es la principal generadora de exportaciones y de actividad económica en numerosos pueblos del interior. Argentina se destaca por ser uno de los principales exportadores mundiales de soja, trigo y maíz. Pero el peso de este sector en el PIB es relativamente bajo (en torno al 10%) y su aporte al empleo es muy bajo y tiende a reducirse. El agro argentino hace su aporte a nuestro desarrollo, pero con ello solo no alcanza.

*Argentina es también un país de industrialización intermedia. Suele ubicarse entre los puestos 24 y 29 entre las economías industriales del mundo. No es algo para desdeñar: las primeras 10 economías del mundo explican el 70% del producto industrial mundial, y las primeras 30 concentran el 90%. ¿Qué significa esto? Que estamos lejos de tener un sector industrial avanzado, pero también que producir manufacturas es un fenómeno de pocos países, y Argentina está en ese mapa, en un lugar subalterno y de baja significatividad, pero está presente.

*La industria del siglo XXI es muy diferente a la del siglo XX. Es cada vez más intensiva en conocimiento y en servicios. En esto también Argentina tiene cosas para aportar: actividades de servicios basadas en el conocimiento de alta calidad y con alguna presencia exportadora.

*Pero estos sectores no alcanzan aún para generar esa base para el desarrollo sostenido. Más aún, presentan esa contradicción donde los sectores que generan más divisas por exportaciones generan poco empleo y, al mismo tiempo, los sectores que generan empleos son más demandantes que generadores de divisas. Empezar a resolver esta contradicción es un paso fundamental para encontrar el sendero del crecimiento sostenido y salir de estos ciclos.

*El principal problema de la economía argentina es la restricción externa. En algunos momentos históricos esa restricción se relaja, o bien porque se atraviesa por períodos de términos de intercambio favorables, o porque se dispone de reservas internacionales para cubrir desequilibrios, o bien porque se accede al financiamiento externo para afrontar desfasajes transitorios. Ninguna de esas tres condiciones estará presente en los próximos años. El ciclo de altos precios internacionales de las materias primas finalizó hace 5 años y no hay señales de retorno. No hay márgenes para aumentar el endeudamiento externo: el gobierno de Mauricio Macri multiplicó por tres el peso del endeudamiento público con acreedores privados y organismos internacionales al cabo de su gobierno. El nivel de reservas disponibles no es elevado, la mayor parte se encuentra comprometido a garantizar futuros vencimientos de deuda.

*Estas restricciones llevan a plantear la necesidad de implementar un programa macroeconómico y productivo consistente que permita generar un excedente genuino de divisas para garantizar el crecimiento económico y afrontar los vencimientos de deuda externa de los próximos años. Esto implica alinear en tal dirección a las diferentes facetas de la política económica (fiscal, monetaria, cambiaria, productiva y financiera). Una regla sencilla: a quien genere dólares genuinos, se le debería asistir con financiamiento barato en moneda nacional y a plazos favorables.

*No se puede apostar a una recuperación traccionada exclusivamente por el consumo o por el gasto público. Es deseable y necesario estimular una recuperación del salario real, pero este proceso deberá hacerse con sumo cuidado y calibración para evitar que la puja distributiva retroalimente los niveles inflacionarios, que actualmente son más del doble que los registrados a comienzos del gobierno de Macri. Asimismo, en el actual estado de deterioro de la situación de la industria, es probable que los incrementos del salario real no encuentren oferta productiva adecuada, generando una mayor demanda de importaciones y, con ello, de empeoramiento de la delicada situación externa.

*Aumentar las exportaciones y sustituir importaciones de manera genuina deben ser las prioridades estratégicas. Entendemos como genuina a una sustitución de importaciones cuando el resultado neto de la sustitución implica un ahorro efectivo de divisas y la efectiva implementación de nuevas prácticas productivas y tecnológicas. Argentina tiene el potencial para hacerlo. Pensar en clusters tecnológicos y de ingeniería en torno al agro, el petróleo y la minería rompe la tradicional dicotomía entre recursos naturales versus industria, genera más empleo y sustituye importaciones de manera genuina. En la misma dirección, el desarrollo de las tecnologías 4.0 pueden aportar servicios y manufacturas para mejorar procesos y sustituir importaciones de manera genuina, además de mejorar el contenido tecnológico de las exportaciones.

*De manera reciente, un grupo de intelectuales y referentes políticos estadounidenses comenzó a hablar de un nuevo New Deal basado en la reconversión tecnológica tendiente a compatibilizar los sistemas productivos con los desafíos ambientales, cada vez más acuciantes. Es hora de que en Argentina empecemos también a hablar de nuestro Green New Deal.

*Pocos proyectos podrían tener un impacto económico y social tan contundentes como el saneamiento de la Cuenca Matanza – Riachuelo donde viven más de 3 millones de personas. El otro espacio fundamental de nuestro Green New Deal son las energías renovables. Si bien se han hecho avances, no los hemos podido aprovechar para fomentar el desarrollo. Tan importante como sembrar molinos eólicos, paneles solares y plantas de generación de energía en base a residuos biomásicos, es generar las tecnologías para hacerlo. Nuestro país tiene capacidad para hacerlo y lo ha demostrado.

*Salir de la grieta es también superar esa falsa dicotomía entre mucho Estado y nada de Estado (una utopía inexistente en la historia del desarrollo económico capitalista) sino en encontrar el mix adecuado entre Estado y mercado y en las estrategias para ganar eficacia en nuestro sector estatal

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