
Te dicen que el problema es que no sabés ahorrar. Pero el verdadero problema es que te obligan a sobrevivir con ingresos de hambre en una economía diseñada para que siempre debas.
En Orsai // Lunes 19 de mayo de 2025 | 22:51
Cada vez que tu cuenta se queda en cero antes de fin de mes, aparece alguien a decirte que es por falta de educación financiera. Que si supieras ahorrar, no estarías en problemas. Pero lo que nunca te dicen es que:
El salario mínimo en tu país no alcanza ni para cubrir la canasta básica.
El costo de vida sube todos los meses, pero tu ingreso no.
Los créditos que te ofrecen tienen tasas que rozan la usura legalizada.
Entonces, ¿realmente es culpa tuya?
Desde hace más de una década, los ingresos de trabajadores, monotributistas, freelancers y emprendedores no suben al ritmo de la inflación. Ni en Argentina, ni en México, ni en Colombia.
En cambio:
Suben los alquileres, los servicios, los alimentos.
Suben las tasas de interés de las tarjetas.
Suben los precios de absolutamente todo.
Mientras tanto, el ingreso promedio de la población se achica en términos reales.
Resultado: tenés que endeudarte para vivir.
A los bancos, a las fintech, a las apps de crédito exprés, a las tarjetas que te dan dinero “en un clic”… y te lo cobran en cuotas eternas con intereses impagables.
Es el modelo perfecto:
Vos no llegás.
Pedís prestado.
Pagás durante meses.
Volvés a quedarte corto.
Pedís de nuevo.
Y así te mantienen girando en la rueda del hámster financiero, sin salida.
Muchos gobiernos y empresas promueven la “inclusión financiera” como si fuera un avance. Pero no se trata de incluirte: se trata de atarte.
Te ofrecen billeteras virtuales con promociones… que después se vuelven indispensables.
Te dan tarjetas sin costo inicial… pero con tasas que duplican tu deuda en meses.
Te dan microcréditos “para emergencias”… que nunca terminás de pagar.
Esa no es inclusión. Es un modelo de dependencia disfrazado de modernidad.
¿Sabías que las fintech más grandes de América Latina tienen inversiones millonarias de fondos buitre, bancos globales y empresas tecnológicas?
No es casualidad. Ellos ganan con tu deuda.
Cada vez que pagás intereses, ellos cobran.
Cada vez que necesitás un adelanto, ellos ganan.
Cada vez que te desesperás por llegar a fin de mes, aparece una nueva app que te “ayuda”.
Pero nunca te sacan del pozo. Solo te ofrecen una escalera falsa, que cobra por cada escalón.
No hay una respuesta mágica, pero sí hay herramientas reales:
Entender que el problema es sistémico, no individual.
Reducir el uso de créditos de consumo, salvo que sean sin interés.
Buscar fuentes de ingreso alternativas, aunque sea poco al principio.
Armar un presupuesto realista, no basado en recetas mágicas.
Denunciar los abusos financieros y reclamar regulación.
Y, sobre todo: dejar de culparte.
El discurso de la autoayuda financiera dice que si dejás de tomar café o salir el fin de semana, vas a mejorar tu economía. Pero eso es una mentira funcional al sistema.
El problema no es tu café, es que el alquiler te come el 60% del sueldo.
El problema no es tu Netflix, es que los alimentos subieron 300%.
El problema no es tu falta de voluntad, es que vivís en un sistema diseñado para empobrecerte.
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