(Por Daniel Riera) En la madrugada del 2 de febrero pasado, dos hombres entraron en la guardia del Hospital Municipal «Dr. Manuel B. Cabrera» de Coronel Pringles: uno de ellos, al que llamaremos «el camionero», estaba en perfecto estado de salud, pero muy nervioso; el otro, en estado desesperante, hay quienes dicen que con el 80 por ciento del cuerpo quemado, hay quienes bajan el porcentaje, pero nunca a menos del 55 por ciento. El camionero dejó a su compañero en el hospital, le dijo «Enseguida vuelvo» al personal de la guardia, subió a su camión semirremolque (sin el semirremolque correspondiente) y se perdió para siempre. Más preocupados por intentar salvar una vida que por localizar al camionero, los médicos del hospital decidieron trasladar de urgencia al paciente al Hospital del Quemado de La Plata. En esos días, el camionero habló mucho por teléfono: debía explicarles a sus cómplices lo que había ocurrido. El camionero ignoraba que lo estaba escuchando la Justicia.

La cisterna que el camionero dejó abandonada.

Más o menos a la misma hora en que el camionero había entrado al Hospital de Pringles, el cuerpo de Bomberos Voluntarios de Saldungaray, a cargo del oficial Andersen, acudía a la ruta 72, cerca del paraje Fra-Pal, en el límite entre Coronel Dorrego y Coronel Pringles. Alertados de un incendio por un llamado al 911, los bomberos se encontraron con un tanque semirremolque de combustible de YPF en llamas: un semirremolque sin el camión correspondiente. Apenas lograron apagar el fuego, los bomberos descubrieron la causa del incendio: los dueños del semirremolque habían perforado el caño del oleoducto que cruza la ruta 72 y hecho una conexión clandestina de petróleo mediante la cual cargaban la cisterna. Cuando llegaron los bomberos, el petróleo se derramaba sobre la banquina y la boca de acceso estaba apenas tapada con tierra y ropa vieja. Quién sabe qué provocó la chispa: está claro que trataban de robar petróleo y que algo salió mal.

Fue un golpe durísimo para una organización mafiosa que, como te contamos en La Unión de Lanús, se dedicaba nada menos que a robar petróleo, trasladarlo, refinarlo (especialmente en una planta clandestina de Valentín Alsina) y venderlo. Una organización mafiosa que tiene una pata importantísima en nuestro distrito y que la Justicia empezó a desbaratar al cabo de una investigación que requirió varios meses de trabajo y que el 1° de septiembre comenzó a entrar en su punto culminante. Una organización mafiosa que, vamos a decirlo, carga con un muerto.

Eduardo Vargas es el nombre del muerto: Vargas es el hombre al que el camionero dejó en el hospital de Pringles antes de huir despavorido. Vargas es el quemado que, al cabo de varios días de intentos infructuosos por salvarlo, no pudo sobrevivir. El muerto con el que carga esta organización mafiosa que se puso sola en la mira de la Justicia en octubre de 2019, a a partir de las denuncias contra Rodríguez y la refinería de Alsina por contaminación ambiental. Allí fue cuando empezó a desanudarse el ovillo. Después vino el accidente de Vargas: el principio del fin.

El 5 de febrero, en la ruta provincial 51, en la intersección con la Autopista Luciano Fortabat, la policía halló el camión Mercedes Benz en el que había huido del hospital el camionero. Es el que podés ver en la foto que ilustra esta nota. Entonces se inició una causa en la UFIJ número 9 por robo calificado e infracción a la ley 24.051 de residuos peligrosos. A su vez, se hizo un allanamiento en Saavedra 2498, en Olavarria. Entonces se informó a los medios que se habían secuestrado documentación y teléfonos celulares, pero no se ahondó en detalles. Probablemente los vayamos conociendo ahora, con el correr de los días.

El 1° de septiembre, el Juez Federal Juan Pablo Augé, a pedido de la fiscal Cecilia Incardona, ordenó 39 allanamientos y detuvo a 21 personas, entre las cuales hubo por lo menos dos vecinos de Lanús: Gerardo Rodríguez y Alberto Oscar Torres, este último concejal de Juntos por el Cambio.

Concejal Alberto Oscar Torres, de Juntos por el Cambio.

El comunicado de la Policía Federal es elocuente para dar una idea de la magnitud de la organización. Indica que los allanamientos se realizaron en «las localidades de Canning, Valentín Alsina, González Catán, Udaondo, Villa Centenario, Villa Gregorio Matorras, Luis Guillón, Isidro Casanova, Hurlingham, Burzaco, en los partidos de Lanús, Pilar, Avellaneda, General Rodríguez, Cañuelas y en las ciudades de Azul, Olavarría, Rosario, General Roca, Catriel, Neuquén y Cutral Co».

También menciona que «se secuestraron 17.238.440 de pesos en efectivo, 5.470 dólares, 2.485 euros, siete camiones, seis cisternas, doce livianos, bombas de succión, quince tramos de manguera utilizadas en el camión cisterna, treinta y cuatro vehículos, tres motos, herramientas especiales para realizar la operación denominada “boca de pez” en los oleoductos para extracción de crudo, un mini laboratorio conteniendo diversos productos químicos como colorantes y aromatizantes, cuarenta y un teléfonos celulares, tres escopetas, una carabina, una pistola, ciento treinta cartuchos a bala, once notebooks y demás elementos de interés para la causa. Cabe destacar que uno de los camiones cisterna poseía todavía en su interior 20 mil litros de petróleo».

Y como si esto fuera poco, hay un muerto. Se llamaba Eduardo Vargas.

Fuente: launiondelanus.com.ar