Los docentes investigadores Antonia Oggero, Evangelina Natale y Marcelo Arana, miembros del Departamento de Ciencias Naturales de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNRC y del Instituto de Ciencias de la Tierra, Biodiversidad y Ambiente (ICBIA) UNRC-CONICET, expresaron su preocupación por los actuales incendios en la provincia de Córdoba, y remarcan la necesidad de “reconocer que no solo se está frente a una emergencia agropecuaria sino principalmente ante una emergencia ambiental grave”.
exa.unrc.edu.ar // Domingo 30 de agosto de 2020 | 09:58
Los biólogos señalaron que “durante estas últimas semanas, la provincia de Córdoba se encuentra ante un desastre ambiental de dimensiones casi incalculables: grandes extensiones de ambientes nativos, entre bosques, arbustales y pastizales de muy buen estado de conservación, con una pristinidad que se corresponde en gran parte con el aspecto original, están siendo arrasados por los incendios, que ya se han prolongado por más de 13 días sin poder ser controlados, no sólo en las zonas serranas sino también en sectores de llanuras en el centro y sur de la provincia”. Según los investigadores, “este último aspecto los hace más llamativos, ya que incendios tan extraordinarios como estos son muy raro que ocurran espontáneamente; haciéndolos más graves aún, con lo cual se evidencia el gravísimo impacto ambiental que se ha producido”.
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Los científicos indicaron que hasta el momento se han contabilizado unas 42.000 has quemadas en 2 meses, convirtiendo, al 2020, en el año de mayor superficie quemada desde el 2013; afectando más del 7% de los remanentes de bosques nativos que quedan en nuestra provincia. “Esto produce un impacto directo sobre el ciclo del agua, generando desbalances en su distribución y calidad, también en la calidad del aire, aportando considerables cantidades de humo y dióxido de carbono a la atmósfera y disminuyendo la capacidad de purificación del aire debido a la pérdida de su capacidad fotosíntesis.
A esto se suma el terrible desastre ambiental, en la disminución de la capacidad del sistema natural de amortiguar el calentamiento global ya que los árboles tienen un rol fundamental en la absorción del dióxido de carbono (que es uno de los gases invernadero) que generan las actividades antrópicas”, remarcaron.
Afirmaron que “nuestros bosques y pastizales nativos cumplen funciones como la estabilización de las márgenes, captación y regulación del ciclo del agua, regulación de los ciclos de inundación y de nutrientes, construcción y asimilación del suelo, neutralización de los desechos tóxicos, y corredores para la fauna y la flora, entre otros”.
Los docentes del Departamento de Ciencias Naturales expresaron que “Los incendios en áreas naturales, en su inmensa mayoría intencionales, incrementan, además, el gasto público en los recursos logísticos, económicos y humanos que, en general son muy escasos, particularmente en nuestro país, con una situación socioeconómica y política en donde los bomberos no cuentan con recursos permanentes del estado, como en otras regiones del mundo, ya que brindan su trabajo de manera voluntaria”.
En este marco, indicaron que algunas opiniones públicas que se han vertido en este último tiempo, atentan contra la ley de conservación de los bosques, poniendo en tela de juicio su utilidad, tratando de justificar que los incendios se producen gracias a que esta ley no permite realizar intervenciones en ambientes nativos de alto valor de conservación, como por ejemplo contrafuegos. “Mientras que en realidad hay que partir de la premisa que más del 90 % de los incendios no se producirían si cada ciudadano fuera consciente de la importancia de nuestros bosques en la prestación de beneficios ambientales, que redundan directamente en la salud, tanto de los ambientes naturales como la de los ambientes antrópicos”, sostuvieron.
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“Destruimos la vida de millones de organismos, tanto macroscópicos como microscópicos que, además de representar la propiedad emergente por excelencia de nuestro planeta, cumplen un rol fundamental en el mantenimiento de los procesos físicos y biológicos de autorregulación del mismo (dispersores de semillas, banco de germoplasma, generadores de nutrientes, mantenimiento de niveles aceptables de oxígeno en la atmósfera, captación de agua atmosférica y mantenimiento de acuíferos, entre otras miles de funciones)”.
También advirtieron que por las redes sociales circula una información errónea y desmovilizadora, que afirma la existencia de una nueva ley que supuestamente decía que luego de un incendio podía cambiarse el uso del suelo. “ESTO ES FALSO. Porque la ley de bosques es una norma de orden público y presupuestos mínimos, ello quiere decir, que se aplica en todo el país y constituye un piso mínimo de protección por sobre el cual no pueden avanzar las provincias.
El artículo 40 de la Ley de Bosque 9814 especifica que, en los casos de bosques nativos que hayan sido afectados por incendios o por otros eventos naturales o antrópicos que los hubieren degradado, corresponde a la autoridad de aplicación de la jurisdicción respectiva, la realización de tareas para su recuperación y restauración, manteniendo la categoría de clasificación que se hubiere definido en el ordenamiento territorial.
La autoridad de aplicación es la Secretaria de Ambiente de la Provincia, o sea, el Poder Ejecutivo provincial, el responsable de que se restaure el bosque. Lo que es cierto es que a esta norma no la aplicaron en concreto. Por eso después de estos siniestros debemos exigir el cumplimiento de nuestras leyes, no se debe ceder ni autorizar zonas de sacrificio pedidas por diversos intereses públicos o privados, como las mineras para las distintas explotaciones ni el avance de loteos y country privados”.
Consideran que no es solución lo que se afirma que es “necesario modificar la ley de Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos de Córdoba (Ley 9814), para prevenir y evitar los incendios, mediante intervenciones controladas y responsables en los montes y bosques nativos susceptibles de prenderse fuego, o cultivar pasturas y extraer la leña seca”. Antes de pensar en estas prácticas, se debería tomar las medidas necesarias con un accionar directo e inmediato. Los incendios en áreas naturales, quemas prescriptas mal hechas, no sancionar desmontes clandestinos, entre otras, son todas acciones que favorecen a la situación ambiental actual.
Antonia Oggero, Evangelina Natale y Marcelo Arana manifestaron que no hay que bajar los brazos e instaron a la sociedad a seguir trabajando en la recuperación de los remanentes de bosque que han quedado para garantizar la prestación de servicios ambientales a las generaciones futuras, además de los sectores que han sufrido los efectos del fuego.
Afirmaron que “los Gobiernos provinciales y nacionales deben reconocer que no solo se está frente a una emergencia agropecuaria sino principalmente ante una emergencia ambiental grave, donde no sólo pobladores, productores, etc., han perdido infraestructuras, animales, domésticos, cultivos, producciones, si no que se ha afectado, en muchos lugares de manera casi irreversible, a la biodiversidad en sus distintos niveles (poblaciones, especies, ecosistemas enteros), es decir, el capital natural y cultural de todos los cordobeses.
Por último, los científicos consideraron que “es imprescindible que todas las entidades gubernamentales, y la sociedad en general, velen y faciliten las condiciones para que el bosque que queda hoy, como resultado de los incendios, se recupere y logre un estado aceptable para la prestación de los servicios ambientales que brindan. No debemos perder de vista que un ecosistema quemado sigue estando vivo aunque no lo percibamos, ya que las raíces de la mayoría de las plantas siguen activas y casi todas rebrotan para comenzar con la recuperación natural post-fuego. Esto permite a la biodiversidad animal, de microorganismos y fúngica comenzar la colonización y restauración ecológica de todo el sistema natural”.