Economistas y periodistas

Alfredo Zaiat desnuda las intenciones del establishment: "Buscan disciplinar a la sociedad"

"El espacio público sigue dominado por medios de comunicación de derecha que promueven la anticuarentena y economistas reaccionarios y conservadores que siguen publicitando políticas y teorías económicas que han fracaso en términos del bienestar general. Son esas mismas políticas de ajuste que explican la debilidad de los Estados para atender la emergencia sanitaria".

Alfredo Zaiat desnuda las intenciones del establishment:

laarena.com.ar // Miercoles 08 de julio de 2020 | 12:38

Con esa afirmación en el párrafo final de una nota publicada el 29 de junio en Página/12 («Siete falacias económicas en 100 días de cuarentena»), el economista y periodista Aldredo Zaiat concluía un detallado análisis sobre el «mensaje tóxico» que difunde el establishment económico, a través de los medios dominantes en nuestro país.

«¿Es cierto? ¿Economistas y periodistas mienten para influir en el ánimo de la sociedad?», le preguntaron en «El Aire de la Mañana» (Radio Noticias).

«Así es. Históricamente ha sido así, difunden pronósticos maravillosos para gobiernos liberales y proyecciones fatales en administraciones de corte popular. Es una cuestión de clase, y ahora se manifiesta de forma más violenta: en medio de una pandemia, una crisis sanitaria, cuando se trata de la vida y la muerte, podría esperarse que hicieran a un lado sus propios intereses. Pero no, siguen confundiendo con sentencias delirantes que nadie verifica y proyecciones alarmistas que las cifras desmienten; mostrando un profundo desprecio por las personas, en una situación dramática, en Argentina, la región y el mundo».

Disciplinamiento

Para Zaiat, economista y periodista, difundir pronósticos que no se cumplen «es una forma de disciplinamiento social: el desarrollo de un análisis económico, además de cifras, debe incorporar variables históricas, sociológicas, filosóficas, psicológicas. Sin embargo, difícilmente encontremos un paper, una investigación o una publicación especializada donde un economista se permita una definición de este tipo, porque lo que buscan es que la mayoría de la sociedad acepte mansamente políticas en contra de sus intereses».

Por eso plantean la economía como una ciencia separada de la política. «Pero la economía es política, y ellos lo saben. Repiten que el Estado no debe gastar mucho o están en contra de emitir moneda, porque quieren restringir la intervención del Estado en la economía e impedir una redistribución del ingreso».

Sin embargo, tanto repiten «emitir moneda genera inflación», que muchas personas lo consideran un axioma económico. «Pero es una premisa falsa: no hay inflación sólo por emitir moneda», sino múltiples factores que se combinan para producir inflación. «Lo que debemos preguntarnos es por qué, en medio de la pandemia, sin acceso al financiamiento externo, algunos economistas alertan que no haya emisión». Si el Estado no emite moneda, «carece de recursos para intervenir en la economía frente a una situación dramática como esta pandemia: no habría recursos para el IFE ni para el ATP, por ejemplo, generando un colapso económico en los sectores más vulnerables».

«La verdad -agrega Zaiat- es que todos los países están emitiendo moneda. Pero si recordamos eso, los economistas argentinos recurren a sus argumentos vulgares: «es otra cosa», «es otro país», «no se puede comparar». Otra de sus estrategias: «plantear que Argentina es el peor país del mundo». Esa vulgaridad quedó recientemente en evidencia: «buscaron modelos sanitarios extranjeros para mostrar lo mal que estamos, y resulta que todos esos sistemas que tanto elogiaban resultaron un desastre: Suecia, Gran Bretaña, Chile, Estados Unidos».

Depende de la política

Según Zaiat, el resultado económico de un país está ligado a las políticas que su gobierno implemente. Consultado sobre eventuales corridas cambiarias o disparadas de precios post pandemia, consideró que «depende de la política. Si el gobierno sigue manteniendo un control de tarifas y precios de bienes básicos (alimentos) y el deslizamiento del tipo de cambio es suave, no habrá desbordes. Porque los índices básicos de una economía están definidos por estas tres variables, a las que podríamos sumar incluso los precios internacionales de los alimentos, que hoy están en baja». En cambio, «si los precios máximos se eliminan, se ajustan tarifas y hay una disparada del tipo de cambio, habrá un salto inflacionario. Y eso demuestra que la fuente de inflación en Argentina no es la emisión monetaria. Lo que no hay que hacer es emitir descontroladamente, sino lo justo y necesario para que la economía siga en funcionamiento».

-¿Qué papel le atribuirías a Vicentin estatizada?

-«Está destinada a actuar como empresa testigo, siendo parte de la actividad, evitando los abusos y contribuyendo a la planificación del mercado cerealero y el mercado cambiario. Y eso puso en alerta máxima al poder económico del país. Si YPF Agro o los activos de Vicentin tienen un rol importante, podrían participar activamente en el núcleo del negocio con mayor rentabilidad del país: la producción agropecuaria, el complejo agroexportador y el mercado cambiario».

Además de contener el dólar, controlaría que otros actores del negocio no produzcan ganancias ilegales. «Si por el río Paraná sale un volumen determinado de toneladas desde Vicentin, cualquier competidor con su misma participación en el mercado no podría declarar sólo la mitad de lo que exporta». Vicentin haría más transparente este mercado «y eso los vuelve locos. No les molesta que el Estado tenga una porción del negocio, sino que pueda contarle las costillas al resto».

Nefasta

Las regulaciones en Argentina «son muy frágiles y el sector privado lo aprovecha. Existe una alianza espuria entre el sector privado, ciertos actores políticos, periodistas y medios de comunicación. Su objetivo es ocultar que subfacturan exportaciones, retienen cosechas, venden parte de la producción en negro, provocan devaluaciones con su stock de dólares, triangulan operaciones desde firmas propias off shore para eludir impuestos, y fijan precios internos que perjudican a los mismos productores que venden su cosecha y al consumidor final, que paga precios más altos. Este es el núcleo del poder económico en Argentina y por eso la reacción desaforada del establishment: no están enfrentando a un gobierno antiempresa, que viola la actividad privada. Al contrario, ellos sostuvieron durante cuatro años al gobierno de Macri, que resultó la gestión más nefasta para los empresarios. Cerraron miles de empresas y cientos de empresarios fueron perseguidos y encarcelados».

«El gobierno de Macri incentivó el procesamiento de numerosos empresarios, intentó que amigos y testaferros se quedaran con compañías y menospreció brutalmente a la industria. Los espió ilegalmente y les hizo perder plata como nunca: Arcor tuvo los peores balances de su historia en 2018 y 2019», añadió.

Por eso, los grandes tentáculos de la economía argentina abrazan «la teoría de que los empresarios harán mejores negocios con gobiernos liberales, pero en realidad hacen negocios espurios y corruptos. Es importante saberlo y que el estado actúe como potente disciplinador del funcionamiento del capital, al menos para tratar de constituir un modelo de capitalismo que no sea de rapiña, como el argentino», concluyó.

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