El gobierno de Milei impulsa la venta de Aerolíneas

La venta de Aerolíneas Argentinas ha regresado al centro de la escena legislativa con un ímpetu que muchos comparan con el proceso privatizador de los años noventa. Detrás de la acelerada agenda de Javier Milei y sus aliados se erige un telón de fondo en el que resuena el nombre de Mauricio Macri, quien empuja desde las sombras para que la privatización de la aerolínea nacional avance. El gobierno libertario, que desde el inicio manifestó una marcada tendencia hacia la desregulación y privatización, busca deshacerse de Aerolíneas bajo la premisa de que la “eficiencia” del sector privado resolverá su déficit. Sin embargo, este plan ha encontrado fuertes resistencias tanto en el ámbito sindical como en el Congreso, donde la oposición y algunos aliados oficiales han planteado condiciones para la enajenación de una empresa que representa soberanía estatal.

El pasado 2 de octubre, Milei firmó un decreto declarando a Aerolíneas “sujeta a privatización”, aunque necesita el visto bueno del Congreso para efectivizar la venta. En este contexto, la situación se ha complicado por los constantes enfrentamientos entre el gobierno y los gremios aeronáuticos. En vísperas de un paro de transporte, los sindicatos de pilotos y trabajadores de cabina liderados por Pablo Biró han levantado sus voces contra el proyecto. Biró, quien fue destituido del directorio de Aerolíneas por la administración, enfrenta una persecución que él mismo ha calificado como un “intento de disciplinamiento”.

El oficialismo, junto con sus aliados del PRO y sectores de la UCR, ha dejado claro que sus intenciones de privatizar Aerolíneas no son meras palabras, sino que se materializan en una propuesta de desregulación que permitiría abrir rutas comerciales para compañías extranjeras. Federico Sturzenegger, ministro de Desregulación, ha afirmado que el objetivo del gobierno es avanzar en la privatización de Aerolíneas para fomentar un “mercado más vibrante” en la aviación argentina. No obstante, el proyecto ha sufrido varios retrasos en el Congreso debido a la falta de consenso en ambas cámaras. En Diputados, la comisión de Presupuesto y Hacienda aún no ha conseguido dictamen favorable, y en el Senado, el proyecto se encuentra en un impasse.

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El interés de Macri en este proceso es evidente y refuerza la narrativa privatizadora que el exmandatario viene sosteniendo desde su mandato. Con el respaldo de su equipo de colaboradores, entre ellos Hernán Lombardi y Eduardo Plasencia, Macri ha lanzado duras críticas contra la lentitud con que se está llevando a cabo la privatización. El expresidente ha presionado enérgicamente para que Milei acelere el proceso, incluso cuestionando la capacidad de algunos funcionarios actuales para llevar a cabo la desinversión que él considera crucial para el país. Este respaldo tácito de Macri ha sido interpretado como un intento de reactivar el plan privatizador que dejó inconcluso durante su propia gestión.

Por otro lado, el gobierno de Milei enfrenta un dilema político en el Congreso, donde los votos necesarios para aprobar la privatización de Aerolíneas están lejos de estar asegurados. Las alianzas parlamentarias que se requieren para llevar adelante el proyecto incluyen sectores que tradicionalmente han sido críticos de la privatización de empresas estatales. El bloque Encuentro Federal, liderado por Miguel Ángel Pichetto, ha propuesto un modelo de privatización parcial inspirado en el caso de YPF, donde el Estado mantendría una mayoría accionaria y se cedería una parte del capital a los empleados de la empresa. Este planteo ha sido respaldado por algunos sectores del radicalismo, pero Milei y sus ministros consideran que una privatización parcial no es suficiente para eliminar el déficit que, argumentan, genera Aerolíneas.

La presión sobre los gremios y el despido de Biró del directorio de Aerolíneas se han convertido en un elemento clave de la estrategia de Milei para allanar el camino hacia la privatización. Al remover a Biró, el gobierno busca limitar la capacidad de los sindicatos para organizar protestas que afecten las operaciones de la aerolínea. Sin embargo, la postura combativa de los gremios ha reforzado la resistencia a la privatización y ha puesto en evidencia el fuerte respaldo de los trabajadores a la empresa de bandera. A su vez, las denuncias de amenazas extorsivas contra Biró, impulsadas por Patricia Bullrich, han sido desestimadas por la justicia, lo que ha restado credibilidad a la estrategia de ataque directo contra los sindicatos.

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La puja entre el gobierno y los sindicatos ha llegado a tal punto que los gremios aeronáuticos anunciaron un paro de transporte, lo que podría generar un caos en los servicios de vuelo de pasajeros. Con esta medida, los gremios buscan visibilizar la importancia de mantener Aerolíneas en manos del Estado y cuestionan la legitimidad de un proyecto que consideran entreguista. La decisión del gobierno de no aplicar la conciliación obligatoria en este caso es vista como un intento de desgastar la imagen de los sindicatos, responsabilizándolos de los inconvenientes que la medida de fuerza provocará entre los usuarios. En este sentido, la estrategia gubernamental parece orientada a erosionar el apoyo público hacia los sindicatos, al tiempo que intenta persuadir a la ciudadanía de que la privatización es la solución.

Mientras tanto, algunos sectores de la oposición han cuestionado la efectividad de una privatización en términos de reducción del déficit estatal. En lugar de mejorar la eficiencia, advierten, la privatización podría implicar el cierre de rutas esenciales para la conectividad regional, dejando a comunidades del interior sin acceso al transporte aéreo. Esta preocupación ha sido especialmente vocalizada por el bloque de Unión por la Patria, que argumenta que Aerolíneas cumple un rol social que no debe ser desatendido en función de intereses privados. Para estos sectores, la privatización de Aerolíneas es una medida que va en contra de los intereses nacionales, ya que afecta no solo a los trabajadores, sino también a las poblaciones que dependen de la conectividad aérea para su desarrollo.

La suerte de Aerolíneas Argentinas parece estar en juego en una batalla en la que confluyen intereses económicos, presiones políticas y resistencias sindicales. El futuro de la empresa de bandera no solo afecta a sus trabajadores, sino también a la idea de soberanía nacional en un contexto en el que las decisiones gubernamentales parecen estar cada vez más influenciadas por intereses del capital privado. Mientras Milei y sus aliados avanzan con su agenda privatizadora, la oposición y los sindicatos luchan para frenar una medida que ven como un paso hacia la pérdida de control sobre uno de los principales activos estratégicos del país.

Fuentes:

https://www.pagina12.com.ar/778382-el-oficialismo-retoma-la-privatizacion-de-aerolineas-en-el-c

https://www.letrap.com.ar/politica/aerolineas-argentinas-miguel-angel-pichetto-pide-vender-solo-el-49-y-busca-apoyo-la-ucr-discola-n5412156

https://www.lanacion.com.ar/politica/el-gobierno-retoma-la-discusion-para-privatizar-aerolineas-argentinas-pero-todavia-no-tiene-los-nid29102024/

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