Hugo Yasky, líder de la CTA, lanzó fuertes críticas al gobierno de Javier Milei en una entrevista con AM530, afirmando que el hambre es el eje central de una estrategia para disciplinar a la sociedad. Mientras el sindicalismo busca reagruparse ante el avance del ajuste, Yasky anunció una marcha nacional contra el hambre en noviembre y convocó a resistir las políticas neoliberales del oficialismo.
Redacción EnOrsai // Martes 01 de octubre de 2024 | 05:57
En una de sus declaraciones más contundentes, Hugo Yasky, secretario general de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), expuso sin rodeos la estrategia de hambre y miseria que, según él, el gobierno de Javier Milei ha adoptado como un mecanismo para disciplinar al pueblo. Las palabras de Yasky, transmitidas durante una entrevista con Andrea Recúpero en AM530, no solo desnudan la realidad cruda que atraviesa el país, sino que también marcan el comienzo de una ofensiva por parte del sindicalismo argentino para resistir el ajuste.
El diagnóstico de Yasky es claro: "Este gobierno hizo del hambre una forma de disciplinar al pueblo". Estas palabras sintetizan la visión del sindicalista sobre el rol que las políticas de ajuste y austeridad han jugado en el aumento de la pobreza y la desigualdad en Argentina. En un contexto donde el hambre se ha vuelto moneda corriente en los hogares más vulnerables, el gobierno de Javier Milei ha optado por profundizar un modelo económico que no solo aumenta la marginalidad, sino que además utiliza esa misma marginalidad para sofocar la resistencia popular. Bajo esta lógica, el hambre no es solo una consecuencia inevitable de las políticas de ajuste, sino una herramienta deliberadamente empleada para mantener a la población en estado de sumisión.
Yasky, sin embargo, no se queda en la denuncia. En su intervención, anunció que en noviembre se convocará a una marcha nacional contra el hambre, en lo que promete ser un punto de inflexión en la lucha contra las políticas neoliberales del actual gobierno. Este llamado es más que simbólico. La movilización del sindicalismo en las calles busca convertirse en un verdadero grito de resistencia, una respuesta organizada frente al intento de precarizar aún más las condiciones de vida del pueblo argentino. "Necesitamos un movimiento sindical que esté en la calle", advirtió el dirigente, subrayando la necesidad urgente de que los gremios actúen como un contrapeso ante el avance de las políticas neoliberales.
El mensaje de Yasky también contiene una advertencia dirigida a la CGT y su cúpula dirigente, a quienes señala por estar coqueteando con el gobierno de Milei. "El diálogo de la CGT con Milei nos lleva a un callejón sin salida", afirmó, dejando en evidencia las tensiones internas dentro del movimiento sindical. Si bien la CGT ha mantenido canales abiertos con el oficialismo, Yasky advierte que esa relación es peligrosa y que el movimiento sindical corre el riesgo de dividirse entre quienes optan por dialogar con un gobierno que ataca directamente los derechos laborales y quienes deciden confrontar las políticas de ajuste desde las calles.
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La crítica de Yasky hacia la CGT no es casual. La tensión dentro del movimiento sindical refleja las divisiones que han surgido entre distintos sectores gremiales, algunos de los cuales han buscado mantenerse cercanos al gobierno, mientras que otros, como la CTA, adoptan una postura de resistencia activa. "La mayoría de los gremios de la CGT tienen una mirada distinta a los dirigentes que hoy estuvieron con el gobierno", comentó, dejando en claro que el reagrupamiento del sindicalismo es una prioridad si se quiere enfrentar eficazmente el avance del ajuste. Para Yasky, el movimiento sindical debe volver a sus raíces combativas y unificarse en torno a la defensa de los derechos de los trabajadores. "El movimiento sindical tiene que ser el eje convocante que aglutine para que los conflictos no sean aislados", insistió, abogando por una estrategia de lucha conjunta que evite la fragmentación de las protestas.
En este sentido, Yasky destacó la importancia de la unidad dentro del movimiento obrero para enfrentar lo que considera una ofensiva brutal por parte del gobierno de Javier Milei. La reciente reunión entre las dos principales mesas nacionales del sindicalismo argentino, liderada por la CTA, marca, según Yasky, un "hecho muy significativo" en este camino hacia la unificación. Aunque la lucha parece estar recién comenzando, la coordinación entre los diferentes sectores gremiales será crucial para resistir el ajuste y evitar que los conflictos laborales se diluyan en enfrentamientos aislados que terminen siendo fácilmente controlados por el gobierno.
Además de la marcha contra el hambre en noviembre, Yasky adelantó que el sindicalismo estará presente en la movilización del 2 de octubre en defensa de la educación pública, en lo que será otra instancia clave de la lucha contra las políticas de ajuste. La ofensiva contra la universidad pública y la educación en general es, para Yasky, otro de los frentes donde el gobierno de Milei está atacando de manera directa a la sociedad argentina, profundizando las desigualdades y precarizando el acceso al conocimiento. La campaña de firmas para rechazar el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que limita los recursos para la educación pública será parte de esta estrategia de resistencia.
Las críticas de Yasky al gobierno de Milei son tajantes. Para el dirigente sindical, no se trata solo de un mal manejo económico, sino de un proyecto político que busca disciplinar al pueblo a través del hambre y la miseria. El ajuste no es simplemente una medida para controlar el gasto público, sino una herramienta para debilitar la capacidad de respuesta de los sectores más vulnerables y, al mismo tiempo, neutralizar la resistencia de los movimientos sociales y sindicales.
Frente a este escenario, la única respuesta posible, según Yasky, es la movilización y la organización. "Es necesario un reagrupamiento en el movimiento sindical", sostuvo, advirtiendo que sin una estrategia unificada y combativa, el ajuste continuará avanzando sin encontrar resistencia real. Las movilizaciones de octubre y noviembre serán, sin duda, un test crucial para medir la capacidad del movimiento sindical de hacer frente a un gobierno que, según Yasky, ha hecho del hambre y la desigualdad sus principales herramientas de control.
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— En Orsai (@EnOrsai) September 30, 2024
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