
Mientras la figura de Caputo se desintegra en cámara lenta y Sturzenegger diseña el ajuste desde el sótano de Casa Rosada, hay un nombre que circula con cada vez más insistencia en los pasillos del poder: José Luis Espert .
Foto de José Luis Espert con Javier Milei
En Orsai // Jueves 10 de julio de 2025 | 15:17
Espert, el candidato silencioso del ajuste perpetuo: el plan B que Milei guarda en la recámara
Por En Orsai | Jueves 10 de julio de 2025
Sin despacho ni funciones oficiales de peso, Espert aparece en cada charla técnica, apoya cada decreto regresivo y repite, como un mantra, su única obsesión: déficit cero o muerte .
Para Espert, el equilibrio fiscal no es una meta: es una religión. En cada entrevista, en cada sesión del Congreso, insiste con que “la única salida es el ajuste perpetuo” .
No se habla de desarrollo, ni de crecimiento, ni de justicia social. Habla de tijera, poda y motosierra. Y eso lo convierte en el candidato ideal para reemplazar a Caputo si el experimento financiero fracasa .
"De lo único que habló en su vida fue de cuentas fiscales. Es el perfil perfecto para este gobierno", dijo Diego Giacomini en Radio 10.
Con la interna Milei–Caputo a punto de implosionar y Sturzenegger ya ocupado desmantelando el Estado, Espert se posiciona como el “fusible de recambio” .
Leal, obediente, sin ambiciones de poder real, Espert es el ejecutor ideal: aplicaría el ajuste sin rechistar, sin poner condiciones, sin pedir ministerio ni presupuesto. Solo quiere cortar .
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La relación entre Milei y Espert es de vieja data. Discutieron, se separaron, se reencontraron. Pero hoy el presidente lo mira como un reflejo más puro de sí mismo : sin “Caputos”, sin “Sturzeneggers”, sin tecnócratas con pasado. Solo ideología pura.
Y eso lo convierte en una amenaza silenciosa para lo que queda del gabinete económico .
En cada exposición, Espert repite la misma fórmula: achicar el gasto, eliminar subsidios, despedir empleados públicos, eliminar impuestos progresivos. Lo hace con frialdad técnica, sin drama ni emoción. Como si el ajuste no tuviera consecuencias humanas.
Mientras el país se hunde en recesión, Espert sonríe. Cree que es parte del proceso. Que el dolor es necesario. Que no hay alternativa. En cada caída del salario real, ve una oportunidad. En cada recorte, una victoria. En cada despido, una “limpieza saludable”.
Así se construye su figura: callada, coherente y peligrosamente funcional .
Espert no solo tiene impacto local. Participa de encuentros con economistas ortodoxos de Chile, Perú y Colombia . Es bien visto por los lobbies financieros de Washington y por los consultores de Wall Street que ven en él un ejecutor confiable de los planos del FMI sin las “complicaciones políticas” de los ministros tradicionales.
“Si el plan es cortar hasta el hueso, Espert no va a dudar”, confesó un asesor del Congreso con llegada al oficialismo.
Mientras la economía real colapsa, los sueldos pierden contra la inflación y el desempleo trepa en las provincias, la sonrisa congelada de Espert se vuelve cada vez más inquietante .
Es el que no habla, pero toma nota. El que no pide, pero acepta. El que no debate, pero obedece. Espert es el ajuste sin anestesia. Y Milei ya lo tiene en la recámara.