En un movimiento que ha sacudido los cimientos de la industria nuclear argentina, el gobierno de Javier Milei ha dado luz verde a la venta de IMPSA (Industrias Metalúrgicas Pescarmona), una empresa emblemática del sector energético nacional, a la firma norteamericana ARC Energy. Esta decisión, lejos de ser un mero traspaso empresarial, representa un golpe devastador para la soberanía tecnológica y energética del país.
El Profe Romero // Martes 05 de noviembre de 2024 | 17:08
(Por Javier "El Profe" Romero) IMPSA, con sus 116 años de historia, no es solo una empresa más. Es un símbolo del desarrollo industrial argentino y un pilar fundamental en la fabricación de componentes críticos para centrales nucleares. Su venta a una corporación extranjera pone en jaque la continuidad de proyectos estratégicos como la central nuclear Atucha III y amenaza con desmantelar décadas de inversión en conocimiento y capacidades técnicas nacionales. ARC Energy, una compañía estadounidense con experiencia en el sector energético, se convierte en el nuevo propietario de IMPSA tras ser el único oferente en el proceso de licitación.
La oferta incluye una inversión de 25 millones de dólares para "garantizar la continuidad y el crecimiento" de la empresa, una cifra que muchos críticos consideran insuficiente, dado el peso histórico y estratégico de IMPSA. Si bien esta inversión puede dar un respiro financiero a IMPSA, que atravesaba una situación económica compleja, las preocupaciones sobre la pérdida de control nacional sobre una empresa estratégica persisten.
El Dr. Julián Gadano, ex subsecretario de Energía Nuclear, no escatima palabras al describir la gravedad de la situación: "Es un golpe durísimo para el sistema nuclear argentino. IMPSA es la única empresa en el país capaz de fabricar los grandes componentes de una central nuclear. Sin ella, proyectos como Atucha III se vuelven inviables".
La transacción, valorada en unos 25 millones de dólares, parece una ganga considerando el valor estratégico de IMPSA. "Estamos regalando capacidades que nos llevó décadas desarrollar", lamenta el ingeniero Diego Hurtado, especialista en política nuclear. "Es como vender la llave de nuestra independencia energética".
El gobierno de Milei justifica la venta argumentando la necesidad de "eficiencia" y "competitividad". Sin embargo, críticos como el diputado Germán Martínez señalan que esta decisión va en contra de los intereses nacionales: "Estamos entregando un activo estratégico a una potencia extranjera. Es un acto de subordinación tecnológica".
La venta de IMPSA se enmarca en una política más amplia de desregulación y privatización impulsada por el gobierno libertario. Desde su llegada al poder, Milei ha desmantelado sistemáticamente el entramado de empresas públicas y mixtas que sostenían el desarrollo tecnológico nacional.
QUIEREN ESTO: Afirman que Milei quiere destruir el Hospital Posadas para “arancelar la atención”
Se advierte que no es solo IMPSA, se está viendo un ataque coordinado contra todo el sistema científico-tecnológico argentino. Desde recortes presupuestarios hasta la paralización de proyectos estratégicos.
El impacto de esta decisión va más allá del sector nuclear. IMPSA es un proveedor clave para la industria hidroeléctrica y eólica. Su venta podría significar la pérdida de miles de puestos de trabajo altamente calificados y el desmantelamiento de cadenas de valor locales.
"Es un retroceso de décadas", afirma el Dr. Roberto Salvarezza, ex presidente del CONICET. "Estamos perdiendo no solo una empresa, sino todo un ecosistema de conocimiento y capacidades que nos costó generaciones construir".
La comunidad científica y tecnológica argentina ha alzado su voz en protesta. En una carta abierta, más de 500 investigadores y técnicos han denunciado lo que consideran "un atentado contra la soberanía tecnológica nacional".
ENTREGUISMO: El gobierno de Milei llama 'Falklands' a las Malvinas traicionando a la constitución
Mientras tanto, en los pasillos del Congreso, se gesta una resistencia. Legisladores de la oposición preparan proyectos para declarar a IMPSA como empresa estratégica y bloquear su venta. "No podemos permitir que se entregue nuestro futuro energético", declara la senadora Juliana Di Tullio.
La venta de IMPSA es más que una transacción comercial. Es un símbolo del desmantelamiento del Estado y la entrega de recursos estratégicos a intereses extranjeros. En un mundo donde la soberanía energética es clave para el desarrollo, Argentina parece estar tomando el camino opuesto.
ENTREGUISMO: El gobierno de Milei llama 'Falklands' a las Malvinas traicionando a la constitución
La pregunta que queda flotando en el aire es: ¿Cuál será el costo real de esta decisión para el futuro del país? Mientras el gobierno celebra la llegada de "inversiones extranjeras", muchos temen que estemos hipotecando nuestro desarrollo tecnológico y nuestra independencia energética por unas monedas.
La batalla por IMPSA es, en última instancia, una batalla por el modelo de país que queremos. ¿Seremos capaces de defender nuestro patrimonio tecnológico o lo entregaremos al mejor postor? La respuesta a esta pregunta definirá el futuro no solo de la industria nuclear argentina, sino de todo nuestro proyecto de desarrollo nacional.