
El mandatario argentino Javier Milei baraja la posibilidad de viajar a China en julio, pese a sus duras críticas hacia el régimen comunista de Xi Jinping. El país se enfrenta a un dilema económico que podría obligar al libertario a buscar ayuda en aquellos a quienes una vez condenó y contradecir sus postulados ideológicos.
Walter Onorato // Viernes 14 de junio de 2024 | 10:14
(Walter Onorato - @WalterOnorato) El presidente argentino, Javier Milei, quien hasta hace muy poco tiempo se hacía mostrar como un crítico duro de los regímenes comunistas, se encuentra ahora en una encrucijada. Mientras se especula sobre una posible visita a China para renegociar un acuerdo económico vital, las contradicciones de la retórica de Milei dejan expuestas, la débil coherencia ideológica de su gobierno.
El estado argentino enfrenta una severa crisis de pagos por lo cual la administración Milei deberá retomar y fortalecer aunque no quiera sus relaciones con China. Recordemos que el presidente, durante su campaña electoral, prometió no pactar con gobiernos comunistas. En un discurso particularmente incendiario, Milei llegó a declarar: "Nosotros no hacemos pacto con comunistas. Yo no promovería la relación con comunistas. Ni con Cuba, ni con Venezuela, ni con Corea del Norte, ni con Nicaragua, ni con China".
Ahora, esclavo de sus palabras, fue la misma realidad económica quien lo obligó a un cambio de postura. De esta manera la administración Milei ha tenido que recurrir a la República Popular China en busca de apoyo financiero. En este contexto, Guillermo Francos, el jefe de Gabinete, se reunió recientemente con el embajador chino en Argentina, Wang Wei, en un intento por allanar el camino nada fácil de las futuras negociaciones.
El Banco Central de Argentina (BCRA) anunció la renovación de un swap de divisas con su homólogo chino, el Banco Popular de China (PBOC), por un monto equivalente a 5 mil millones de dólares. Este acuerdo, que permite a Argentina utilizar yuanes para sus transacciones internacionales, ha sido crucial para manejar los flujos de balanza de pagos en momentos críticos.
Santiago Bausili, presidente del BCRA, destacó la importancia de esta extensión, señalando que "la activación de los RMB 35 mil millones en 2023 le permitió al BCRA administrar los flujos de balanza de pagos en momentos críticos para la economía doméstica. La confirmación de la extensión de la totalidad de ese monto con el PBOC refuerza el compromiso asumido por la actual gestión del BCRA de superar la crisis de pagos externa, respetando plenamente los compromisos contractuales previamente acordados con todas sus contrapartes".
Aunque el vocero presidencial, Manuel Adorni, ha sido cauto en confirmar la visita, al señalar que "no hay nada, absolutamente nada confirmado", no descarta la posibilidad de que Milei viaje a China en la primera semana de julio. Este posible viaje ha generado una ola de especulaciones y críticas, tanto dentro como fuera del país, sobre la coherencia y la sinceridad de las políticas de Milei.
Las contradicciones en las acciones del presidente son palpables. Durante su campaña, Milei capitalizó el sentimiento de la derecha que se autopercibe anticomunista aunque muchas de estas personas no sepan definir lo que es el comunismo. La promesa de Milei de llevar adelante una gestión sin la influencia económica del comunismo chino ha quedado para el humor político. Todo el mundo sabe que ni siquiera Estados Unidos puede realizar semejante promesa, sin embargo sus seguidores libertarios le creyeron ciegamente.
El presidente argentino que se se declara como aliado directo de Israel y Estados Unidos se encuentra dependiendo directamente de los actores economicos globales que se encuentra en las antípodas de su pensamiento ideológico y de lo que Milei afirma defender. La posibilidad de que Argentina dependa del apoyo financiero de un país cuyo sistema político es la antítesis del liberalismo que Milei profesa, es un recordatorio incómodo de las complejidades y contradicciones inherentes a la política internacional y económica. La lección demuestra que estamos en manos de un improvisado.
Por último digamos que el "topo" que quiere destruir el estado desde adentro, según sus propias palabras, deberá arrodillarse ante el coloso Chino todopoderoso estatal. Si el viaje a China se concreta, intentarán justificarlo como un acto de visto como un acto de pragmatismo político mientras que la oposición lo marcará como una traición a los principios proclamados durante su campaña.
El posible viaje de Javier Milei a China quedará como el símbolo de cómo las promesas de campaña y la realidad a menudo chocan, dejando a los políticos navegando en aguas turbulentas de contradicciones y de promesas incumplidas ante su propio electorado.