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Macri en La Pampa: la inocencia de un mapuche que creyó

Un muy preciso análisis que cuenta que pasó con la violenta manera con la que el Macrismo tapa la voces de los que opinan diferente, en este caso un reclamo Mapuche.

Macri en La Pampa: la inocencia de un mapuche que creyó

Domingo 15 de octubre de 2017 | 12:45

I – Las dos o tres decenas de asistentes al acto político del presidente en El Fortín que sumaron su voz para entonar el slogan partidario “sí se puede!” y así tapar el reclamo respetuoso de un mapuche que intentó hacer realidad las propias palabras del mandatario de solucionar por el diálogo los problemas del país, le dieron la razón a quienes ese mismo día utilizaron formas más contundentes y expeditas de hacerse oír.

II – El mapuche, cuyo color cobrizo contrastaba con el tono más claro de la mayoría de la concurrencia, no pudo terminar de hablar. A empellones y golpes en los riñones, fue sacado fuera del lugar que tenía en el acto y apartado como un leproso a un costado donde quedó en custodia. Uno de sus verdugos es un viejo conocido de los pampeanos: un suboficial que se alzó contra el orden democrático en 2013. El ex policía, exonerado por el gobierno provincial por ese hecho, increíblemente, era uno de los encargados de la seguridad del acto. El mapuche lo denunció por agresión y golpes, pero nadie lo detuvo.

III – El episodio pintó con mayor precisión la actualidad política pampeana que mil encuestas. Mientras esto ocurría, la dirigencia política radical ni se inmutó. Los asistentes, algunos autoconsiderados miembros de la “alta sociedad” pampeana (como si en verdad existiera tal cosa en una provincia donde somos pocos y nos conocemos mucho) no hicieron siquiera un gesto de solidaridad hacia un vecino de la provincia, pampeano como ellos, trabajador, que se animó con decencia y valentía a ir con su reclamo al presidente sin armas, ni huevos, ni insultos, ni gestos amenazantes, ni carteles insultantes. De su convicción armado tomó al pie de la letra lo que Macri y Vidal repiten en cada timbreo, en cada acto, en cada reportaje: que el diálogo de todos juntos permitirá construir un nuevo país y solucionar todos los problemas. Pero se topó con una dolorosa realidad.

IV – Esas caras de la “gente decente” de la ciudad y de la provincia que lo miraban con odio por haber profanado el templo del cambio y no lo dejaron hablar y se callaron ante la violencia de su silenciamiento, forman parte de una gran puesta en escena que, como un novelón de la tarde, ha logrado sensibilizar a millones de argentinos en torno a una ficción. No vienen a unir, ni a dialogar, ni a “darte más de lo que ya tenías”. Vienen simplemente con sed de venganza de años de perder elecciones y de aguantar el ascenso de las clases bajas a mejores niveles de vida, de educación, de salud, de oportunidades de trabajo y de ascenso social. Vienen a terminar con todo eso porque no pueden permitir que los hijos de las clases bajas, las que se dedican a trabajos de fatiga o menos remunerados, compitan en las universidades con sus hijos y les ganen. Vinieron a defender el derecho de sus herederos a heredar sus privilegios de clase.

V – Detrás de esa fachada de pastores evangélicos predicando, no es casualidad el ataque sistemático a quienes han logrado que la Argentina sea el país que es el de mayores oportunidades en Latinoamérica, el de mejor educación, mejor salud, mejores leyes laborales: los políticos y los gremialistas. Con precisión quirúrgica, magnifican los latrocinios reales o inventados de algunos ejemplares de esa fauna para presentarlos como el problema del país. Pero en realidad, lo que les revuelve el estómago, es que fueron y son políticos los que hicieron todas las leyes sociales que distinguen a la Argentina y fueron y son dirigentes sindicales los que defendieron los derechos de los trabajadores argentinos (la mayoría del país) para lograr, entre otras muchas cosas la jubilación universal, el Pami, los subsidios familiares, la universidad gratuita, el aguinaldo, las vacaciones, la indemnización por despido, los hospitales públicos, YPF, Aerolíneas, Vialidad Nacional, Arsat, etcétera.

VI – Tienen un plan para cada una de estas conquistas sociales: una fundación para el Pami, el fin de la jubilación universal, la privatización de Vialidad Nacional, una reforma laboral para que se pueda despedir sin indemnización, el arancelamiento universitario, el CUS para degradar el hospital público, la privatización de la obra pública, etcétera, etcétera.

VII – El mapuche, con su valentía, con su convicción y, desde luego, con su inocencia, fue allí porque, íntimamente, tal vez creía que era cierta la voluntad de diálogo del macrismo. Comprobó que en realidad no vienen a unir ni a cerrar la grieta, sino a dividir y profundizarla. La detención del músico de Villcabamba, profesor e investigador universitario por tirar huevos en un escandaloso procedimiento instigado por el poder político con la anuencia del juez federal, le terminó de confirmar, además, que no se detendrán ante nada para llevar a cabo su misión restauradora. (LVS)

Fuente: http://www.laarena.com.ar

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