La discusión salarial de los maestros es una batalla que el Gobierno no está dispuesto a perder y los empresarios respaldarán.

(Por Leandro Renou) Los hombres de negocios en la Argentina son, en general, un conglomerado tímido a la hora de discutir los avatares de la política. Pero en las últimas horas se entusiasmaron casi todos con lo que consideran un gesto ansiado por el establishment. En privado, se celebra el endurecimiento que ha tenido el Gobierno Nacional luego de la importante manifestación en su favor el sábado 1 de abril.

En los teléfonos a los que habló Letra P se escuchó, aunque con matices, la misma idea fuerza: “Necesitábamos un Presidente más fuerte, un Macri más fuerte”, definen. Ese mismo clima se respiró en varios ambientes diferentes en las últimas semanas. Uno de ellos, el Davos porteño celebrado en el Hilton de Madero el mismo día del paro nacional de la CGT. Lo mismo ocurrió en almuerzos cerrados que transcurrieron en el Sheraton Retiro y el coqueto Palacio Duhau de la Avenida Alvear.

Los empresarios entienden que en el juego de fuerzas, ellos estarán más cómodos con el Gobierno regulando la calle y confrontando con los gremios. Por eso consideraron apropiado el desalojo de la carpa itinerante que los gremios de maestros intentaron instalar en el Congreso, previo a la represión policial. Uno de los que más clara tiene esa posición y que transmite lo que dicen sus pares es el presidente del Consejo Interamericano del Comercio y la Producción (Cicyp), Adrián Werthein: “Una escuela itinerante puede ser una forma de reclamo innovadora, pero es necesario seguir los canales institucionales. #Educación”, escribió en su cuenta de la red social Twitter. Ese polo empresario congrega desde Eduardo Eurnekian, líder de Corporación América, hasta a los Pagani de Arcor, pasando por banqueros como Jorge Brito (Macro), Bulgheroni (Bridas), Adelmo Gabbi (Bolsa) e industriales de la UIA.

Naturalmente, entienden y se adecúan a los cambios de época. Y perciben cuándo el clima se ofrece para posiciones de este tipo. Algunos hasta bromean: “Es una de las pocas cosas que podemos celebrar de las que hizo el Gobierno”, se sonríen. Gustó mucho el gesto de Macri al líder del gremio de la Construcción, Gerardo Martínez, cuando en pleno salón de La Rosada se refirió a las mafias gremiales y le depositó una rápida mirada al jefe de UOCRA. Todo esto, vale decir, ocurre mientras observan con preocupación algunos números de la actividad y la inflación que siguen sin dar señales confiables en el mediano plazo. Otro capítulo en una relación Gobierno sector corporativo que sigue con altos niveles de ambigüedad y momentos anímicos.

Son los menos, aquellos más políticos, los que muestran algunos reparos: “Nosotros hace más de 40 años que estamos en este país, y sabemos qué puede pasar si se sobrepasan ciertos límites. Puede haber cosas que son ilegales, pero hay que abordarlas de otra manera”, disparó un histórico de la metalurgia, que le teme a la escalada social de la confrontación con sectores tan sensibles como la CGT. Pero, lógicamente, sería descabellado plantear que existe una grieta empresaria por el endurecimiento del Gobierno en la faz pública y en la calle, dado que casi el 80% del establishment respalda esta radicalización medida en sus efectos por la Jefatura de Gabinete.

Los más cercanos al oficialismo aseguraron a Letra P que es muy posible que este perfil más combativo de Macri redunde en un apoyo en las urnas de sectores que acompañaban con reservas, y que hasta ahora no habían visto un cambio en la promesa de cortar con los conflictos en la calle, corte de arterias y ocupación del espacio público. “No se puede permitir más el caos en la calle, tiene que haber cierta dureza”, aventuró un constructor que integra la Camarco.

Pareciera que en este punto el empresariado y el Gobierno han llegado a niveles de acuerdo récord en los 16 meses de Cambiemos en el poder. Tienen la misma lógica sobre la disputa con los gremios, el mismo diagnóstico de qué hacer. Y están alineados con la posición oficial de resolver el conflicto docente sin que el Estado ceda un ápice.

Consideran al respecto que allí Macri y la propia gobernadora de la Provincia, María Eugenia Vidal, actúan como empresarios. “Cuando no hay, no hay. Ahí Mauricio es un empresario. No permite, como no lo permitió en Sevel, que los gremios pidan y se les de lo que piden. Y si Buenos Aires está fundida, no hay plata y no habrá”, explica un industrial que por estos días está en los Estados Unidos.

La discusión salarial de los maestros es una batalla que el Gobierno no está dispuesto a perder y los empresarios respaldarán. El tema, más que ideológico, es numérico. Nadie quiere pagar sueldos con más de 20% de incremento, salvo en aquellas actividades que han zafado de la recesión con cierto éxito.

Fuente: Letra P

VIOLENCIA
Confirman que la represión a docentes fue ordenada por Macri https://t.co/oNoboSfILu pic.twitter.com/Fhkc2vWcjq

— En Orsai (@EnOrsai) 10 de abril de 2017