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Massa amenaza con hacer pagar caro el desaire de Macri

Sergio Massa lanzó la señal de alarma: “Si no hay una gran interna opositora, el kirchnerismo gana en primera vuelta”. Sus mensajeros fueron su propia esposa, Malena Galmarini, y el ex ministro de Economía, Roberto Lavagna.

Massa amenaza con hacer pagar caro el desaire de Macri

Por Ángel Lisboa // Martes 26 de mayo de 2015 | 11:30

Mauricio Macri ninguneó la propuesta del líder renovador y se apegó a los consejos de su gurú ecuatoriano Jaime Durán Barba que quiere una alianza “no peronista” para enfrentar al kirchnerismo.

Enfurecido por el desaire, Massa amenaza con hacer implosionar los acuerdos de toda la oposición en diferentes provincias en las que las que el anti kirchnerismo se relame por llegar al gobierno. Una advertencia que también se extiende a los radicales que le prometieron fidelidad a Massa y terminaron por acordar con el alcalde porteño.

En caída libre, el massismo se entusiasmó con mojarle la oreja a Macri para competir en una “gran interna” opositora. Los desafíos fueron de los más diversos: desde manifestar que no entienden como el PRO sella acuerdos comunes en distintas provincias y Macri se niega a disputar el liderazgo opositor en una gran interna, hasta que Macri favorece al triunfo k en una actitud “personalista”.
Macri, en tanto, se plantó en los consejos de Durán Barba de rechazar cualquier acuerdo con el peronismo y asoció a Massa con su pasado en el kirchnerismo. Massa, está dispuesto a hacer pagar cara su derrota: ahora amenaza con hacer implosionar los acuerdos provinciales donde los radicales –que resignaron sus aspiraciones presidenciales— intentan llegar a gobernar con el respaldo de todo el arco opositor.
Claro que las experiencias hasta ahora no han sido del todo alentadoras y con resultados diversos. La única instancia “victoriosa” ha sido la de Mendoza, donde los radicales -con el apoyo del resto del arco opositor- obtuvieron una ventaja en las Paso provinciales menor a las que esperaban, que ahora deberán disputar desde una posición menos ventajosa de la que auguraban y con un destino incierto todavía.
Las demás fueron derrotas opositoras, sin que Macri ni Massa pudieran sacar tajada. La mas reciente, fue la de Chaco, donde la candidata radical –que apoyaba la UCR, el PRO, el Frente Renovador, la CC de Elisa Carrió, el GEN de Margarita Stolbizer y hasta Libres del Sur, quedó a 20 puntos por debajo del Frente para la Victoria en las Paso provinciales y Jorge Capitanich, que va por la intendencia de Resistencia –el bastión radical en el Chaco — lo superó por 15 puntos.
Antes, en Salta, Massa se jugó por la alianza de Juan Carlos Romero-Alfredo Olmedo (el ex candidato amarillo del macrismo en 2013). Macri se hizo el distraído y apostó sus fichas al intendente de la capital salteña, que en la interna perdió con el delfín massista que se consagró intendente. Aunque ninguno festejó ante la rotunda victoria de Juan Manuel Urtubey, consagrado gobernador y alineado con el kirchnerismo.
En Neuquén, Macri se regodeó de birlarle a Massa el candidato radical a la gobernación: Héctor “Pechi” Quiroga. Pero Pechi fue tercero, detrás del Movimiento Popular Neuquino –alineado con el gobierno nacional—y detrás del FpV. Massa intentó subirse al tren triunfalista con el sindicalista petrolero Guillermo Pereyra –perdedor en la interna del MPN— y tuvo que suspender el vuelo de festejo, que el MPN le aconsejó.
Pero Massa se envalentona con tener la llave de un hipotético triunfo opositor. Su alianza con Juan Manuel de la Sota en Córdoba, por ahora relega al radical macrista Jorge Aguad (de acuerdo a las encuestas 10 puntos por debajo de Juan Schiaretti) y amenaza con  implosionar la suerte del también radical José Cano en Tucumán –otro que se había jugado con Massa y acordó con Macri—jugando sus propios candidatos. Una suerte igual correrían los radical Gerardo Morales en Jujuy y otras provincias como Santiago del Estero, Formosa, Catamarca, San Juan y Misiones, entre otras.
Ni pensar en la provincia de Buenos Aires, el principal distrito electoral del país, donde Macri no logra hacer pié. Massa está dispuesto a pagar caro su derrota y no parece ser a favor de Macri.

Enfurecido por el desaire, Massa amenaza con hacer implosionar los acuerdos de toda la oposición en diferentes provincias en las que las que el anti kirchnerismo se relame por llegar al gobierno. Una advertencia que también se extiende a los radicales que le prometieron fidelidad al tigrense y terminaron por acordar con el alcalde porteño.

En caída libre, el massismo se entusiasmó con mojarle la oreja a Macri para competir en una “gran interna” opositora. Los desafíos fueron de los más diversos: desde manifestar que no entienden como el PRO sella acuerdos comunes en distintas provincias y Mauricio se niega a disputar el liderazgo opositor en una gran interna, hasta que favorece al triunfo k en una actitud “personalista”.

Macri, en tanto, se plantó en los consejos de Durán Barba de rechazar cualquier acuerdo con el peronismo y asoció a Massa con su pasado en el kirchnerismo.

En tanto, Massa, está dispuesto a hacer pagar cara su derrota: ahora amenaza con hacer estallar los acuerdos provinciales donde los radicales –que resignaron sus aspiraciones presidenciales— intentan llegar a gobernar con el respaldo de todo el arco opositor.

Claro que las experiencias hasta ahora no han sido del todo alentadoras y con resultados diversos. La única instancia “victoriosa” ha sido la de Mendoza, donde los radicales -con el apoyo del resto del arco opositor- obtuvieron una ventaja en las Paso provinciales. Aunque menor a la que esperaban, que ahora deberán disputar desde una posición menos ventajosa de la que auguraban y con un destino incierto todavía.

Las demás fueron derrotas opositoras, sin que Macri ni Massa pudieran sacar tajada. La mas reciente, fue la de Chaco, donde la candidata radical –que apoyaba la UCR, el PRO, el Frente Renovador, la CC de Elisa Carrió, el GEN de Margarita Stolbizer y hasta Libres del Sur, quedó a 20 puntos por debajo del Frente para la Victoria en las Paso provinciales y Jorge Capitanich, que va por la intendencia de Resistencia –el bastión radical en el Chaco.

Antes, en Salta, Massa se jugó por la alianza de Juan Carlos Romero-Alfredo Olmedo (el ex candidato amarillo del macrismo en 2013). Macri se hizo el distraído y apostó sus fichas al intendente de la capital salteña, que en la interna perdió con el delfín massista que se consagró intendente.

Aunque ninguno festejó ante la rotunda victoria de Juan Manuel Urtubey, consagrado gobernador y alineado con el kirchnerismo.  En Neuquén, Macri se regodeó de birlarle a Massa el candidato radical a la gobernación: Héctor “Pechi” Quiroga. Pero Pechi fue tercero, detrás del Movimiento Popular Neuquino –alineado con el gobierno nacional—y detrás del FpV. Massa intentó subirse al tren triunfalista con el sindicalista petrolero Guillermo Pereyra –perdedor en la interna del MPN— y tuvo que suspender el vuelo de festejo, que el MPN le aconsejó.

Pero Massa se envalentona con tener la llave de un hipotético triunfo opositor. Su alianza con Juan Manuel de la Sota en Córdoba, por ahora relega al radical macrista Jorge Aguad (de acuerdo a las encuestas 10 puntos por debajo de Juan Schiaretti) y amenaza con implosionar la suerte del también radical José Cano en Tucumán jugando sus propios candidatos.

Una suerte igual correrían los radical Gerardo Morales en Jujuy y otras provincias como Santiago del Estero, Formosa, Catamarca, San Juan y Misiones, entre otras.

Ni pensar en la provincia de Buenos Aires, el principal distrito electoral del país, donde Macri no logra hacer pié. Massa está dispuesto a pagar caro su derrota y no parece ser a favor del líder PRO.

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