Nuestra región sufre diferentes niveles de violencia que, sean bajos o altos, sólo parecen interesar como objeto de manipulación mediática

Si el Papa Francisco había hecho su contundente planteo contra la mano dura por carta, el juez de la Corte Suprema, Raúl Zaffaroni, le agradeció por la misma vía.

La semana pasada, Francisco había tomado uan forme posición contra el endurecimiento de las penas, la superpoblación carcelaria, el alarmismo de los medios y a favor de la reinserción social de los presos.

La respuesta del penalista elogia el mensaje papal como muy “oportuno” y de alta “trascendencia” “en momentos especialmente críticos”.

“Nuestra región –dice Zaffaroni– sufre diferentes niveles de violencia que, sean bajos o altos, sólo parecen interesar como objeto de manipulación mediática, en pos de un fin único: agravar penas, inventar tipos penales nuevos frente a cada problema social y, en el fondo, consolidar la idolatría del poder punitivo, cuya ilusoria omnipotencia explotan los políticos inescrupulosos y rinde a los gobiernos, con el consiguiente peligro para las estructuras institucionales democráticas de los Estados”.

Ambos mensajes aluden, bastante explícitamente, al debate sobre el proyecto de reforma del Código Penal, principal eje de las críticas del diputado Sergio Massa. El tigrense, a su vez, acumula ningunes por parte de Jorge Bergoglio, quien nunca aceptó recibirlo desde que fue nombrado Papa.

"La experiencia nos dice que el aumento y el endurecimiento de las penas con frecuencia no resuelve los problemas sociales, ni logra disminuir los índices de delincuencia", había señalado el Papa, en contradicción directa con la principal bandera del Frente Renovador massista.

Zaffaroni firma las tres páginas de su carta en nombre de la Asociación Latinoamericana de Derecho Penal y Criminología (Alpec), de la que es vicepresidente, y de la Asociación Internacional de Derecho Penal (AIDP), según difundió el diario Página 12. A ambas instituciones había dirigido su carta Francisco.

En resumen, se ha formado una extraña pareja entre el cura (el Papa) y el juez (miembro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación).