
En tan solo cinco meses de gobierno PRO, cerraron por lo menos 1686 empresas, según los registros oficiales de la la AFIP. Es el número más grande que se tenga registro en 50 años. Tarifazos contra las Pymes, caída del consumo y el salario real, los motivos centrales.
Redacción En Orsai // Miercoles 01 de junio de 2016 | 11:53
Según fuentes tomadas de AFIP, los sectores con más cierres fueron Construcción con 700, comercio y reparaciones con 367, hoteles y restaurantes con 165, industrias manufactureras con 171. En otros sectores se registraron 283 cierres.
De este modo, las 1686 empresas cerradas en los primeros cinco meses del gobierno de Mauricio Macri configuran el número más grande del que se tenga registro en los últimos 50 años.
Según el Registro de la Industria de la Construcción, el sector más golpeado por las políticas de gobierno, las constructoras formalizadas pasaron de 24.600 en 2015 a 23.900 en 2016, lo que equivale al cierre de 700 en menos de seis meses. Esto afecta también al empleo indirecto que circunscribe sin incluir subsidiarias ni pequeñas empresas informales.
Así, las políticas PRO de apertura, tarizafos y caída del salario real impactan sobre el consumo y las Pymes, generando una economía recesiva que difícilmente cambie en el segundo semestre.
¿Qué advierte Zaiat sobre la economía argentina?
El analista describe un liderazgo nervioso y desconectado; la imagen de Milei y Karina se derrumba, y las encuestas muestran predominio de percepciones negativas.
Barcesat alerta por ataque a la libertad de prensa: el fallo Maraniello que impide difundir audios sobre Karina Milei es inconstitucional y entorpece investigaciones por delitos públicos
Federico González advierte en Radio Con Vos que el gobierno enfrenta un “cross al bajo vientre” por el caso Spagnuolo y las escuchas: el oficialismo perdió el control de la agenda, crece el rechazo por falta de respuestas y la percepción de corrupción impacta en la imagen presidencial y el ánimo social.
La economista advierte: la crisis de reservas, la caída salarial y el riesgo de default recrean un escenario similar a 2001. Las soluciones serán críticas y el drama social exige respuestas inmediatas.