El economista Fernando Soliño lo dijo sin rodeos:
Te puede interesar: Informe de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA expone la brutal transformación que sufre la clase media argentina bajo el gobierno de Javier Milei“Cuando baja la inflación, sube el desempleo. Y eso está afectando de lleno a la clase media, que no ve ningún tipo de reactivación.”
El consumo se derrumba: ni supermercados, ni cuotas, ni vacaciones
En barrios del conurbano bonaerense y de ciudades como Córdoba, Rosario y Mendoza, la escena se repite:
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Comercios vacíos
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Tarjetas rechazadas
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Ventas en mínimos históricos
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Familias endeudadas hasta el límite
La baja de la inflación, lejos de representar una recuperación, es consecuencia directa del parate económico: menos circulación de dinero, menor actividad, más recesión. Y la clase media es el amortiguador que está absorbiendo el golpe.
“Bajaron las cuotas, pero también bajaron los sueldos. El crédito no existe y el salario en dólares es de los más bajos del continente.”
La clase media como variable de ajuste: entre el desempleo y la frustración
La desocupación trepa silenciosamente. Según Soliño, en el Gran Buenos Aires y Córdoba se está a un paso de alcanzar el 10% de desempleo, y con ello cientos de miles de familias de clase media baja caen bajo la línea de pobreza sin siquiera saberlo.
“Es una clase media que no se reconoce como pobre, pero ya vive como tal. Ajusta en comida, en salud, en educación privada y en recreación. Está en modo supervivencia.”
La falta de horizonte económico, el tarifazo encubierto por la quita de subsidios, y la amenaza de una futura devaluación (bautizada eufemísticamente como “corrección”) terminan de cerrar una ecuación asfixiante.
Endeudamiento silencioso: tarjetas al límite y créditos impagables
El gobierno libertario de Milei ha reducido la inflación, pero también cerró la canilla del financiamiento. Sin cuotas accesibles ni préstamos blandos, el consumo cayó en picada. La clase media ya no puede pagar a 12 ni soñar con cambiar el auto, mucho menos con unas vacaciones.
“Las tasas están por las nubes y el endeudamiento crece. Lo poco que se compra, se paga con tarjeta y a tasa de usura”, advierte Soliño.
Este estrangulamiento financiero ha convertido al sistema bancario en una trampa para quienes antes se consideraban estables: la nueva clase media es asalariada, pero insolvente.
Año electoral y maquillaje económico: todo es relato hasta diciembre
La decisión del gobierno de postergar una devaluación hasta después de las elecciones busca evitar una implosión social. Pero mientras tanto, el dólar se atrasa, las exportaciones se frenan y la economía real se hunde.
“Es una economía atada con alambres. Si hay una crisis externa, esto se derrumba. Y la clase media va a pagar los platos rotos”, concluye Soliño.
Conclusión: La clase media no resiste más relatos
Argentina no necesita más estadísticas acomodadas ni marketing económico. La clase media está exhausta: empobrecida, precarizada y abandonada. No se vive con PowerPoints. Se vive con changas, tarjetas en rojo y miedo al futuro.
La recesión no es sólo una palabra técnica. Es una tragedia silenciosa que ya dejó de ser invisible.