
Roberto Pérez Vieyra, empresario agropecuario y exasesor de Mauricio Macri, fue asesinado en su estancia “La Monedita”, en el partido de Luján. El asesinato del empresario ligado al macrismo, sacude al poder económico y político. Mientras la investigación apunta a un robo que terminó en tragedia, la brutalidad del ataque alimenta sospechas de un posible ajuste de cuentas.
Osvaldo Peralta // Lunes 16 de diciembre de 2024 | 15:50
El crimen
El asesinato ocurrió el pasado sábado en horas de la tarde. Dos delincuentes ingresaron al predio rural tras engañar a la casera y se dirigieron directamente hacia la vivienda principal, donde redujeron a la empleada doméstica y confrontaron a Pérez Vieyra. Los agresores buscaban dinero, pero al no obtenerlo, la situación escaló violentamente. En un intento por defenderse, el empresario fue herido con un disparo en la pierna, lo que causó una hemorragia fatal al dañarse su arteria femoral.
A pesar de la llegada de los servicios de emergencia, Pérez Vieyra falleció. Los criminales huyeron del lugar con un botín irrisorio: una escopeta y su teléfono celular. La investigación, a cargo de la Fiscalía N°9 de Luján, no descarta la posibilidad de que el crimen haya sido un ajuste de cuentas, dada la brutalidad y la aparente desproporción entre el ataque y el escaso botín.
Un empresario con conexiones políticas
Pérez Vieyra no era un simple productor agropecuario. Licenciado en Administración Agraria, había desempeñado cargos clave en la gestión de Mauricio Macri como jefe de Gobierno porteño, incluyendo la Subsecretaría de Gestión de Proyectos del Ministerio de Modernización y la presidencia de Corredores Viales SA. Su paso por estas instituciones estuvo marcado por el manejo de fondos públicos y la implementación de políticas cuestionadas por su impacto en los recursos del Estado.
El trágico desenlace de su vida expone, una vez más, la vulnerabilidad que enfrenta un sector tradicionalmente ligado al poder económico y político. Su cercanía a Macri y su protagonismo en el mundo empresarial no lo blindaron contra un contexto de creciente inseguridad.
El ajuste y sus víctimas colaterales
El asesinato de Pérez Vieyra ocurre en un momento de tensión creciente por las políticas de ajuste implementadas por el gobierno de Javier Milei. La desfinanciación de las fuerzas de seguridad, combinada con un discurso que prioriza el mercado por sobre la vida, ha dejado a vastos sectores de la población expuestos a la violencia. En este escenario, incluso las élites tradicionales del país no están exentas de los estragos del deterioro social.
La paradoja resulta evidente: mientras los principales actores políticos continúan discutiendo cómo garantizar "la seguridad de las inversiones" y "la estabilidad del mercado", la seguridad de las personas es relegada a un segundo plano. El asesinato de un hombre que encarnaba el modelo del éxito empresarial muestra cuán lejos han llegado estas contradicciones.
Hipótesis y especulaciones
La investigación judicial mantiene abiertas varias líneas de indagación. Aunque la principal hipótesis es la de un robo que terminó en homicidio, no se descarta la posibilidad de un ajuste de cuentas. La forma metódica en que los atacantes irrumpieron en la estancia y la agresividad desplegada han llevado a algunos analistas a preguntarse si los motivos del crimen podrían estar vinculados a cuestiones más complejas.
En cualquier caso, la carencia de resultados concretos en las primeras etapas de la investigación pone en evidencia las falencias del sistema judicial y policial, afectado por recortes presupuestarios y crisis de recursos humanos.
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El legado de la violencia estructural
En un contexto más amplio, este crimen ilustra las consecuencias de un modelo que perpetúa la desigualdad y la desprotección. Mientras el gobierno de Milei centra su agenda en la privatización y el desmantelamiento del Estado, la inseguridad se incrementa como un efecto directo de la precarización generalizada.
La narrativa oficial insiste en atribuir la responsabilidad de los delitos a "fallas individuales" o "estructuras mafiosas aisladas". Sin embargo, la realidad demuestra que la violencia es un fenómeno sistémico, alimentado por la concentración de la riqueza y la desintegración del tejido social.
El asesinato de Pérez Vieyra se suma a una larga lista de episodios que exponen cómo las políticas neoliberales profundizan las condiciones de inseguridad. En este escenario, los más afectados no son solo las clases populares, sino también aquellos que, como el empresario asesinado, se encuentran en una posición de privilegio pero igualmente desprotegidos ante la violencia estructural.
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Una llamada de atención
La muerte de Roberto Pérez Vieyra no puede ser interpretada como un hecho aislado. Es un símbolo de las fallas sistémicas de un modelo que prioriza el lucro sobre la vida. Las respuestas no se encuentran en más ajuste ni en la reducción del rol del Estado, sino en la construcción de un país donde la justicia social y la seguridad sean derechos garantizados para todos.
En medio de un panorama desolador, donde el gobierno de Milei profundiza la fragmentación social, el asesinato de Pérez Vieyra es una advertencia de que nadie está a salvo. La pregunta que queda es: ¿hasta cuándo seguiremos ignorando las señales de un sistema al borde del colapso?
Fuentes:
????La licitación de seguros por USD 130 millones para Yacyretá revela maniobras oscuras que benefician a JNP, una empresa vinculada a allegados de Mauricio Macri
— En Orsai (@EnOrsai) December 14, 2024
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