HISTORIA

El terrorista radical que llegó a ser Ministro de Alfonsín

Es conocido que en la historia argentina, existe una "historia oficial” que no siempre refleja los hechos de una manera acorde a los sucesos. Estos relatos fueron insertados en la memoria colectiva por los vencedores a sangre y fuego. El ejemplo más contundente es la versión impuesta por Bartolomé Mitre a través de las escuelas publicas, consiguiendo de esta manera que un "relato" liberal y oligárquico sea enseñada generación tras generación como palabra irrefutable.

El terrorista radical que llegó a ser Ministro de Alfonsín

Walter Onorato // Sábado 26 de noviembre de 2022 | 11:02

(Por Walter Onorato - @WalterOnorato) Este es un ejemplo de los miles de casos que deberiamos releer de nuestros manuales. Me refiero a la persona de Roque Carranza, un militante radical anti peronista que fue responsable de un atentado terrorista en el Subte de Plaza de Mayo. Un asesino despiadado y sanguinario que no titubeo en colocar bombas en medio de un acto peronista. La intención era matar, el objetivo era asesinar peronistas.

Colaboracionista con la Revolución Fusiladora que derrocó a perón, Carranza, recibió el indulto por parte de los militares golpistas y con el tiempo fue uno de los integrantes fundadores del Movimiento de Renovación y Cambio que impulsó a Alfonsín a la presidencia de la Nación,

Uno de los responsables del atentado donde murieron 6 personas y que podrían haber sido más de no haber fallado una de las bombas instaladas llegó a ser secretario técnico de la Conade (Comisión Nacional de Desarrollo) durante la presidencia de Illía . Fue ministro de Obras y Servicios Públicos de la Nación entre 1983 y 1985 para luego ser Ministro de Defensa entre 1985 y 1986 en la presidencia de Alfonsín.

Es el historiador Felix Luna, al cual no se le puede catalogar justamente de peronista, quien señala a Carranza como uno de los organizadores del cobarde atentado.

"¿Dónde estaban entonces los responsables de las bombas? Desde la primavera del año anterior (1952) estallaban artefactos en Buenos Aires cada diez o quince días... ¿Quienes eran los responsables? O para decirlo desde el punto de vista opositor: ¿quienes se estaban jugando contra el régimen? Era un grupo de jóvenes, no más que 15 o 20,... Casi todos eran universitarios, casi todos pertenecían a familias tradicionales o de buena posición económica... Creían que eran antiperonistas porque defendían la libertad, pero en realidad lo eran porque les repugnaba el populismo de Perón. No constituían una organización con estructura fija, ni tenían un jefe: los hermanos Alberto y Ernesto Lanusse y Roque Carranza eran algo así como coordinadores del grupo"

Lo que es incomprensible es el silencio que hacen muchos historiadores sobre este tema, inclusive cuando Carranza una vez muerto, llegó a ser considerado un pro-hombre en la Ciudad de Buenos Aires al colocarle su nombre a una estación de subte.

Cabe preguntarse ¿porque tanto odio contra el peronismo y su proyecto político al punto de desear la muerte de sus seguidores? No es ninguna novedad que a la oligarquía le dolía las nacionalizaciones, de los trenes, los teléfonos, Gas del Estado (que se la impulsó construyendo un gasoducto desde Comodoro Rivadavia) y las compañías de electricidad. Mientras que las empresas que ya eran nacionales incrementaron su patrimonio, como la Flota Mercante, la incipiente Aerolíneas Argentinas, etc.

No debemos olvidar de mencionar el IAPI (Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio) que significó nada menos que la nacionalización del comercio exterior. El Estado era el único comprador (a los productores internos y en el extranjero) y el único vendedor para las exportaciones de cereales y oleaginosos al precio que fijara. Recordemos que entre 1936 y 1939 había sólo cuatro empresas privadas multinacionales que exportaron el 82,5 % del total de las ventas de granos al exterior, cuando había en realidad 180.000 productores de cereales, podemos ver a quién le quitó el negocio el IAPI. Las ganancias, en lugar de embolsarlas las multinacionales, las tenía el Estado, que las empleaba para dar préstamos a la industria o para hacer política social.

Con estas herramientas el gobierno peronista planificó la economía y la política a seguir a través de los Planes Quinquenales. La industria que ocupaba obreros aumentó en un 100% entre 1935-1954 y los pequeños emprendimientos familiares crecieron más de diez veces. Así se sotuvo una intensa politica social que significaba la construcción de hospitales, escuelas, colonias de vacaciones, etc.

Despues de estas líneas introductorias, donde te señalamos el núcleo generador del odio oligárquico, compartimos este buen artículo tomadao del blog "En El Subte" que describe como se desarrollaron los hechos sobre el terrorista que llegó a ser Ministro de la Nación.

 

15 de abril de 1953: el atentado que enlutó al Subte

En 1954, un comando antiperonista hizo explotar una bomba en la estación Plaza de Mayo del Subte, dejando un saldo de seis muertos. Se trata del más grave atentado de que se tenga registro en la red. Roque Carranza, que años luego llegaría a ministro de Alfonsín, confesó la autoría del hecho, pero que la "Libertadora" lo indultó. Desde 1987, una estación de la línea D llevó su nombre.

En la tarde del 15 de abril de 1953, tuvo lugar en la estación Plaza de Mayo de la línea A el más grave atentado del que se tenga memoria en el Subte.

Mientras se desarrollaba un acto en la Plaza de Mayo un comando terrorista antiperonista hizo estallar dos bombas, que dejaron un trágico saldo de entre cinco y siete muertos, según la fuente que se consulte.

El contexto

En 1953 la Argentina atravesaba momentos difíciles. Una crisis económica y el aumento de la inflación, sumado a las crecientes tensiones con las Fuerzas Armadas y la Iglesia y el autoritarismo del gobierno que iba en aumento, se combinaban para crear una situación de volatilidad e inestabilidad.

Perón, decidido a consolidar el apoyo de sus bases, convocó con el apoyo de la CGT a un acto en la Plaza de Mayo para la tarde del miércoles 15 de abril. La jornada, recuerda Antonio Cafiero, entonces ministro de Comercio Exterior, “era de fiesta”.

 

Los hechos

Un comando terrorista antiperonista vio allí la oportunidad de asestar un gran golpe al peronismo, en el ámbito que siempre había sido su fuerte: la movilización popular.

Con antelación al acto, miembros del grupo colocaron bombas en tres sitios: la confitería del Hotel Mayo, que estaba cerrada por refacciones; en el octavo piso del edificio del Nuevo Banco Italiano (ubicado en la esquina de Rivadavia y Reconquista, actual Banco Francés), con el objetivo de que el desprendimiento de mampostería causado por la explosión causara daños entre la multitud; y en el interior de la estación Plaza de Mayo del Subte, que estaría cerrada mientras la concentración de apoyo al presidente tuviera lugar.

A los 14 minutos de que Perón iniciara su discurso desde el balcón de la Casa Rosada un estruendo lo interrumpió: se trataba de la explosión de la primera bomba, la del Hotel Mayo. Apenas minutos después, una segunda explosión, más fuerte y más cercana: la de la estación del Subte. La tercera bomba, ubicada en el Banco, no llegó a detonar debido a una falla en el mecanismo de relojería.

 

El atentado

“La gente no se movió de su sitio. Un griterío ensordecedor inundó la plaza: ‘¡La vida por Perón, la vida por Perón!’ […] El aire se cargó con la densidad de la tragedia“, recuerda Cafiero. El acto prosiguió en un clima tenso, mientras los servicios de emergencia y ambulancias socorrían a los heridos, que se contaban por centenares, y rescataban los cadáveres.

Las primeras socorristas en llegar a la estación fueron tres enfermeras que se encontraban en la plaza: Mónica von Wagner, Angelina Angeleri y Olinda González, según consignó el diario El Litoral.

Por efecto del estallido fallecieron en el acto cinco personas, identificadas como Santa Festigiata D’Amico (italiana de 84 años), Mario Pérez (empleado de Transportes de Buenos Aires), León David Roumeaux (dirigente del gremio de los madereros), Osvaldo Mouché y Salvador Manes. Días después del atentado fallecería, a consecuencia de las graves heridas, un sexto, José Ignacio Couta.

El número de víctimas fatales, relativamente bajo, se debió a que la estación Plaza de Mayo estaba cerrada por causa del acto. Entre los heridos hubo casos particularmente graves, como el del oficial de Bomberos Pedro Domingo Calcagno, quien sufrió la amputación “del muslo y la mano derecha”.

El artefacto explosivo colocado en el Subte fue el que causó el mayor daño. La bomba estaba instalada en el andén, en una casilla bajo un tablero eléctrico. Su detonación provocó importantes destrozos materiales en las instalaciones fijas y en una formación de coches La Brugeoise allí estacionados. Este medio no ha podido precisar cuáles fueron las unidades afectadas, pero se estima que todas ellas fueron reconstruidas en el Taller Polvorín y devueltas a servicio.

Sobre el final de la tarde, Perón visitó a los heridos en el Hospital Argerich, donde estaban siendo atendidos. El propio presidente dispuso que la Fundación Eva Perón se hiciera cargo de los gastos de sepelio de los fallecidos, quienes fueron inhumados en los cementerios de Chacarita, Flores y Avellaneda, y envió personalmente flores a sus respectivos velorios. A su vez, “dispuso que visitadoras sociales se interiorizaran sobre las necesidades familiares de los deudos y parientes de las víctimas”.

 

Los responsables

La investigación de los hechos condujo a la detención de una importante cantidad de personas entre el 11 y el 13 de mayo de ese mismo año. Según el historiador Ricardo Barreiro, no todos ellos tenían vinculación con los hechos, sino que también “se aprovechó la ocasión para encerrar a varios líderes opositores”.

Según consigna el libro “Bombardeo del 16 de junio de 1955”, editado por el Ministerio de Justicia de la Nación, la investigación estuvo a cargo de la comisaría 17° de la Policía Federal, bajo la órbita del jefe de esa fuerza, inspector general Miguel Gamboa. En la causa intervino el juez penal Miguel Rivas Argüello.

Las pesquisas identificaron a los militantes radicales Roque Carranza y Arturo Mathov (padre de Enrique Mathov quien fuera Secretario de Seguridad de Fernando De la Rua y por lo tanto uno de los responsables de la masacre de Plaza de Mayo en el 2001) como los principales autores del hecho, quienes habrían estado secundados por Carlos Alberto González Dogliotti, militante del Partido Demócrata Progresista, entre otros personajes de filiación antiperonista como Miguel Ángel de la Serna y Rafael Douek. Todos ellos “jóvenes profesionales y universitarios pertenecientes a familias de clase media alta”, apunta Cafiero.

De acuerdo con las crónicas de la época, Carranza confesó haber fabricado las bombas detonadas en el atentado del 15 de abril, a la vez que también admitió ser autor de otras dos bombas que estallaron a fines de abril en el Círculo Militar, que causaron únicamente daños materiales. Carranza quedó alojado en la Penitenciaría Nacional, actual Parque Las Heras.

A pesar de que Cafiero asegura que los detenidos fueron “procesados por la Justicia con todas las garantías de la Constitución y de la ley” y que “nadie sufrió agravio o condena otra que la dispuesta por la Justicia”, Carranza alega que no fue así. El militante radical aseguró luego haber confesado su participación en el crimen bajo tortura de la policía -un alegato verosímil, ya que se trataba de una práctica habitual hacia los opositores de la época- y admitió únicamente conocer los laboratorios donde las bombas se habían fabricado.

Tras la caída de Perón, la “Revolución Libertadora” indultó a todos los implicados, que pudieron rehacer sus vidas. Mathov llegó a ser diputado nacional y vicepresidente del bloque de la Unión Cívica Radical del Pueblo. Carranza, por su parte, tuvo un protagonismo político mayor. Fue secretario técnico de la Comisión Nacional de Desarrollo (CONADE) bajo el gobierno de Arturo Illia y, más tarde, durante el gobierno de Raúl Alfonsín, ocupó las carteras de Obras Públicas y Defensa, falleciendo en ejercicio de esta última, en 1986.

El crimen, por otra parte, nunca fue investigado nuevamente.

Fuente: https://www.enelsubte.com/noticias/15-de-abril-de-1953-el-atentado-que-enluto-al-subte/

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