SOLA CONTRA TODOS

Elisa Carrió es uno de los tantos dirigentes camaleónicos que protagonizan la política argentina. Desde la década del 90, cuando se posicionaba en contra de las privatizaciones menemistas y contra la ley de Obediencia Debida y Punto Final, hasta su rol dentro de Cambiemos, Carrió ha sido siempre, con o sin respaldo popular, una figura relevante de la escena política. Y es que supo posicionarse como una gran denunciadora, apuntando principalmente a la corrupción de funcionarios.

Carrió supo tener aspiraciones presidenciales. En 2003 compitió por el ARI para ocupar el sillón de Rivadavia. Volvió a ser candidata en 2007 y probó suerte en 2011, en donde obtuvo menos del 2 por ciento de los votos. Aquello parecía ser el final de sus aventuras electorales, pero la actual diputada nacional por CABA quiso encabezar nuevamente una boleta en 2015. No pudo ganar la interna de Cambiemos.

La pregunta con respecto a Carrió es por qué, si los números no respaldan sus andanzas políticas, sigue siendo un eslabón fundamental del sistema. La diputada destruyó prácticamente todas las alianzas que integró (cabe recordar su enojo con Pino Solanas durante un acto del frente UNEN, el cual Carrió rompió al marcharse de dicho evento), sin embargo, quizás más por temor que por afinidad, Cambiemos no se atreve a perderla.

BUENOS AIRES

La información es poder, y Carrió lo sabe. Si hay un motivo por el cual sigue siendo noticiable, y también temida, es por su capacidad de “sacar trapitos al sol”. El reparto de cargos tras el triunfo de Mauricio Macri dejó varios heridos, sobre todo de la UCR, quienes aportaron territorio y militancia a la campaña. La líder de la CC no se dejó prepotear por el Pro: decidió que su lugar sería el de una aliada incómoda, dispuesta a denunciar desde adentro aquello que, aparentemente, atentara contra la transparencia del nuevo régimen.

Antes de comenzar con la lista de denuncias Carrió expresó su voluntad de representar a Cambiemos en las elecciones de este año como candidata a senadora por la provincia de Buenos Aires. Fue en mayo que la diputada dijo querer competir con Cristina Kirchner, y eventualmente con Sergio Massa. En aquel momento estallaron las críticas y las resistencias ya que, como es evidente, Carrió no proviene del riñón macrista. Jorge Macri puso el grito en el cielo, y tampoco obtuvo apoyo de Vidal, quien hoy es una de las figuras más poderosas del Pro.

DEMOSTRANDO PODER

Carrió le contestó a quienes desechaban la posibilidad de una candidatura. El primer escándalo que protagonizó al interior de Cambiemos fue la denuncia de Pablo Bressi, cabeza de la Policía Bonaerense, a quien acusó de tener vínculos con el narcotráfico. La acusación pegó directamente contra María Eugenia Vidal, quien tras declarar que confiaba en Bressi invitó a Carrió a un encuentro para limar asperezas. De esa manera, la diputada demostró su poder de fuego, con o sin venia del presidente.

La pregunta, nuevamente, es de donde obtiene la información Carrió. ¿Hay vínculos entre la líder de la CC y la inteligencia? Es un interrogante abierto. Carrió se metió de lleno en la interna de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) al respaldar a Juan José Gómez Centurión, el titular de la Aduana acusado de tener nexos con el tráfico de efedrina. En aquella oportunidad, Carrió dijo no estar satisfecha con la designación de Gustavo Arribas en la AFI.

CALLAR Y ARREMETER

El corrimiento de Alfonso Prat Gay, quien fuera junto a Carrió en la lista de la CC de 2009 y quien, además, fue propuesto por la propia Carrió para encabezar el ministerio de Hacienda y Finanzas, la dejó mal posicionada en la cancha de Cambiemos.

Casualidad o causalidad, al mismo tiempo que echaban a su principal aliado, Carrió se convertía en el blanco de una noticia poco feliz: se dio a conocer que su hijo, Enrique Santos, quien vive en México, tiene problemas con las autoridades de ese país por aparentes vínculos con el narcotráfico. Se dio a conocer, también, que Carrió lo visita asiduamente. La contradicción es evidente: quien oficia de paladín de la Justicia omite una historia familiar oscura. Puede que la información se haya filtrado en ese momento por pura coincidencia. Lo cierto es que, por aquellos días, Carrió se mostró satisfecha con la decisión de Macri de correr a su propio y único alfil.

Pero la diputada no se quedó quieta. Pasada la tormenta relacionada con su hijo, que tampoco obtuvo gran cobertura mediática, Carrió dio otro duro golpe interno: denunció, ahora directamente, al jefe de la AFI por giros millonarios provenientes de un operador de Odebrecht. De esta manera, Elisa Carrió pegó fuerte sobre uno de los hombres de confianza del presidente Mauricio Macri.

AISLADA PERO PELIGROSA

Las cabezas de Cambiemos saben que Carrió, de la noche a la mañana, puede hacer saltar otro escándalo. Alguien, o algunos, le hacen llegar la información, y ella la utiliza con astucia. Por eso el Pro no se puede dar el lujo de enemistarse con la diputada, y detrás de ella se encolumnan ninguneados que ven en su carácter histriónico la oportunidad de reclamarle lugares al macrismo.

Si Carrió quiere ser candidata, será candidata, pero la nueva estrategia Pro es buena: Rodríguez Larreta dijo que la quiere jugando en Ciudad, y dejó en claro que esa será la oferta. Habrá que ver cómo contesta la líder de la CC: si acepta, larga evasivas o lanza una nueva arremetida a lo interno de la alianza gobernante.

(www.REALPOLITIK.com.ar)