El gobierno de Javier Milei, gracias a sus políticas económicas se encuentra ante la posibilidad que Argentina sea incluida en la lista gris del GAFI, un golpe que podría desmoronar las bases del blanqueo de capitales y las multimillonarias inversiones extranjeras en el país. Mientras tanto, el presidente sigue defendiendo la fuga de capitales como un acto heroico, poniendo en riesgo la estabilidad económica y la reputación internacional de la nación.
Redacción EnOrsai // Martes 27 de agosto de 2024 | 09:20
El gobierno de Javier Milei se encuentra en una situación de alta tensión internacional, enfrentando el riesgo de que Argentina sea incluida en la temida lista gris del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI). Este escenario pondría en jaque no solo el plan de blanqueo de capitales impulsado por el Ejecutivo, sino también las expectativas de atraer multimillonarias inversiones extranjeras a través del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI). Con un pie ya dentro de esta lista, la Argentina podría ver cortada de raíz la posibilidad de exteriorizar activos no declarados, una maniobra que el gobierno considera vital para sostener su modelo económico en medio de una creciente crisis de confianza.
Durante los próximos dos meses, la administración de Milei hará dos intentos desesperados: convencer a la presidenta del GAFI, Elisa Anda Madrazo, de que se imponga una decisión política que respalde la gestión libertaria por encima de las evidentes deficiencias técnicas en la lucha contra el lavado de dinero, y acelerar el ingreso de dólares a través del blanqueo de capitales. Esta estrategia, sin embargo, parece estar condenada al fracaso debido a las crecientes críticas internacionales sobre las políticas de Milei, quien no ha dudado en calificar a los evasores y fugitivos de capitales como "héroes" en su reciente discurso en el Foro de Llao Llao.
La inclusión de Argentina en la lista gris del GAFI no es un asunto menor. Esta categorización implicaría una severa desconfianza en las capacidades del país para combatir el financiamiento del terrorismo y el lavado de dinero, lo que en la práctica significaría la exclusión automática de cualquier blanqueo de capitales. La ley que regula este proceso prohíbe la exteriorización de activos de países que se encuentran en dicha lista, dejando a la Argentina fuera de su propio juego. Este golpe sería devastador para un gobierno que ha apostado su futuro económico a la entrada masiva de dólares, tanto propios como extranjeros, para sustentar su política de competencia de monedas y avanzar hacia una eventual dolarización.
En las recientes negociaciones en París, los representantes argentinos, liderados por funcionarios libertarios, han intentado revertir el inminente fallo adverso del GAFI. Sin embargo, las fuentes consultadas coinciden en que las reuniones no han logrado modificar el borrador que apunta a una sanción contra el país. Según un alto funcionario del gobierno, "es un proceso", pero admitió que las perspectivas son sombrías. El GAFI, creado en 1989 por el G7, es conocido por su firmeza en la evaluación de los esfuerzos nacionales para combatir el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo. Actualmente, la lista gris incluye a una veintena de países, entre ellos Haití, Kenia y Venezuela, mientras que la lista negra, aún más restrictiva, cuenta con solo tres miembros: Irán, Birmania y Corea del Norte.
El caso de Argentina, sin embargo, es único en varios aspectos. La gestión de Milei ha sido duramente criticada por su laxitud en el control de capitales y la eliminación de restricciones que, en otros tiempos, habrían garantizado al menos un mínimo de supervisión sobre las empresas extranjeras que operan en el país. Este contexto ha creado un entorno favorable para la evasión fiscal y la fuga de capitales, fenómenos que el propio presidente no solo ha defendido, sino que ha promovido públicamente como actos de resistencia contra lo que él llama "las garras del Estado". Estas declaraciones han generado un escándalo internacional, con el excamarista federal Eduardo Freiler presentando una denuncia formal contra Milei por apología del delito e instigación a cometer actos ilícitos.
Las repercusiones de las políticas de Milei no se limitan a las esferas judiciales. En el ámbito financiero, el impacto de una posible inclusión en la lista gris del GAFI sería catastrófico para las inversiones que el gobierno espera atraer. Más de 200 empresas multinacionales, principalmente del sector minero, se han reunido recientemente con representantes de varias provincias argentinas para explorar oportunidades de inversión bajo el régimen del RIGI. Estas empresas, muchas de ellas con vínculos estrechos con Estados Unidos, podrían reconsiderar sus planes si Argentina no logra mantener una reputación limpia en el combate contra el lavado de dinero.
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La situación se agrava aún más por la fragilidad de la economía argentina, que depende críticamente del flujo de dólares para sostenerse. La degradación en la calificación antilavado no solo afectaría las inversiones, sino que también cortaría las pocas fuentes de financiamiento externo que el gobierno tiene a su disposición. Con una deuda externa abrumadora y un cronograma de vencimientos desafiante, la administración de Milei se encuentra atrapada entre la espada y la pared: necesita desesperadamente dólares, pero sus políticas los alejan cada vez más.
El enfoque de Milei en el blanqueo de capitales como una solución mágica para los problemas económicos del país ha sido, en el mejor de los casos, una apuesta arriesgada y, en el peor, una estrategia deliberadamente miope. Al permitir la exteriorización de activos de dudosa procedencia sin ninguna penalidad, el gobierno está enviando un mensaje peligroso al mundo: Argentina está dispuesta a cerrar los ojos ante el origen del dinero, siempre que este ingrese a sus arcas. Este mensaje, sin embargo, ha encendido las alarmas en el GAFI, que observa con creciente preocupación la falta de voluntad del país para establecer mecanismos eficaces de control y sanción.
De esta manera, el gobierno de Javier Milei enfrenta una crisis de legitimidad en el ámbito internacional que podría tener consecuencias devastadoras para la economía argentina. La inclusión en la lista gris del GAFI no solo pondría fin a las esperanzas de un blanqueo de capitales exitoso, sino que también socavaría la confianza de los inversores extranjeros en la estabilidad legal y financiera del país. En un contexto de creciente aislamiento internacional y crisis económica interna, las políticas libertarias de Milei están llevando a Argentina al borde del abismo, con el riesgo inminente de caer en un ciclo de empobrecimiento y dependencia aún más profundo.
Fuentes:
https://www.pagina12.com.ar/730962-javier-milei-fue-denunciado-por-llamar-a-los-empresarios-a-f