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Rajoy molió a palos la dignidad de los españoles en una marcha

La policía española reprimió con dureza a manifestantes en el centro de Madrid al término de la primera gran movilización unitaria “por la dignidad” y contra las políticas neoliberales del gobierno de Mariano Rajoy.

Rajoy molió a palos la dignidad de los españoles en una marcha

Javier Lema - Redacción Enorsai // Sábado 22 de marzo de 2014 | 20:56

Los antidisturbios utilizaron pelotas de goma y porras contra un grupo de jóvenes manifestantes que, por su parte, habían lanzado objetos a los agentes en las inmediaciones de la plaza de Colón, donde finalizó la "Marcha de la Dignidad", en la que confluyeron decenas de miles de personas llegadas desde distintos puntos de España.

 

La carga policial dio inicio a una batalla campal entre policía y manifestantes en la zona de Recoletos, en cuyas inmediaciones se levantaron barricadas. El enfrentamiento dejó contenedores ardiendo, cristales rotos y destrozos varios.

 

Al menos 17 manifestantes fueron detenidos por "atentar contra la autoridad", según fuentes policiales, mientras decenas de personas resultaron heridas, entre ellas dos fotógrafos, de acuerdo con lo que pudo constatar Télam en el lugar de los hechos. Por su parte, las autoridades informaron que hay 20 policías heridos.

 

En medio de los enfrentamientos, los agentes "levantaron" a unos 1.000 manifestantes que habían acampado en esa misma zona céntrica de Madrid en rechazo al pago de la deuda ilegítima.

 

El gobierno advirtió que no permitiría acampadas en la capital, mientras la policía comunicó a los organizadores de la protesta que tenían autorización hasta las 21.30 horas. Antes de que se cumpliera el plazo, los agentes actuaron con contundencia.

 

La represión fue el colofón de una jornada histórica en la que "dos millones y medio de personas", según los organizadores, se unieron a las "Marchas de la Dignidad" del 22M, para exigir la renuncia del gobierno, el fin de los recortes; "pan, trabajo y techo", y que no se pague la deuda externa ilegítima.

 

Las marchas llegaron a Madrid en seis columnas procedentes de diferentes zonas del país y se unieron a otros grupos, partidos de izquierda, sindicatos y movimientos sociales, para marchar todos juntos desde Atocha hasta Colón.

 

Detrás de una pancarta con la palabra "Dignidad" en todas las lenguas oficiales de España, la gran marea humana copó el Paseo del Prado.

 

"Fuera los gobiernos de la Troika (Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea)", podía leerse en la segunda línea de la manifestación, entre gritos que exigían una huelga general en respuesta a los recortes.

 

"Las medidas del gobierno se han convertido en un cuchillo para el corazón y el alma del pueblo; y el pueblo tiene que responder, rebelarse", afirmó en declaraciones a Télam el dirigente del SAT (Sindicato Andaluz de Trabajadores), Diego Cañamero, quien estaba en la cabecera de la movilización.

 

"La gente llora en sus casas, sufre detrás de las puertas y hace falta que ese sufrimiento se convierta en grito, en rebeldía", añadió el sindicalista, quien cree que "el gobierno puede derrotar a los distintos grupos por separado pero nunca al pueblo unido".

 

Los gritos y la variedad de pancartas de la multitud evidenciaron el hartazgo de los ciudadanos españoles ante la situación social, política y económica que vive el país.

 

Entre los numerosos reclamos destacaban la necesidad de una "renta básica", "derechos sociales para todos" y poner freno a los recortes y desalojos por impago inmobiliario.

 

"La situación es crítica, yo personalmente no recibo ni un solo euro, estoy desempleada, me he quedado en la calle, y si no fuera por la ayuda de mi familia no podría salir adelante", explicó a Télam Eva del Castillo, una joven de 33 años llegada desde Cataluña y que marchó con la PAH (Plataforma de Afectados por las Hipotecas).

 

"La manifestación de hoy es un punto de inflexión", por "la cantidad de gente que está en la calle" y porque "hay un programa de mínimos para exigir trabajo y techo digno", y "que no se pague la deuda", afirmó por su parte Irene Montero, una estudiante madrileña de 26 años.

 

"Los indignados irrumpieron en 2011 como un rechazo generalizado al sistema político y económico, pero ahora hay un mayor nivel de conciencia y organización", aseguró esta activista.

Otra manifestante, Ramona Parra, destacó que "toda la izquierda española salió a la calle para hacerse oír, y si el gobierno no quiere escuchar, llegará el momento, y el pueblo hablará en las urnas".

 

Sin embargo, la inédita demostración de unidad de hoy no significa que todos estén de acuerdo en cuanto a la estrategia a seguir. Cristobal Morales, un jornalero de 47 años, que llegó a Madrid en la marcha que partió desde Andalucía, afirmó que "salimos a luchar pacíficamente, pero es difícil que así consigamos el cambio".

 

Desde que asumió el poder, en noviembre de 2011, Rajoy enfrentó numerosas protestas contra el ajuste y dos huelgas generales, la última contra su reforma laboral que abarató y facilitó el despido, pero siempre se mantuvo firme en el rumbo económico.

 

Sus políticas de austeridad profundizaron la crisis al disparar el desempleo hasta el 26%, es decir, 6 millones de personas, y aunque la economía española salió de la recesión oficialmente en el último trimestre de 2013, muchos ciudadanos no perciben los cambios.

 

Por su parte, la Unión Europea (UE) volvió a pedir a España que profundice el ajuste tras alertar sobre el riesgo de incumplimiento del objetivo de déficit de 2014, fijado en el 5,8% y después de revisar el rescate a la banca española que costó al gobierno español más de 40.000 millones de euros.

 

Acorralado por los escándalos de corrupción que sacuden al PP, y con su credibilidad por el suelo, Rajoy no descartó más recortes, anunció una revisión de la reforma laboral, y endureció las leyes de seguridad para penalizar y controlar la protesta social.

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