La Argentina de 2023 atraviesa una de sus crisis más profundas, con índices de pobreza que se estabilizan en torno al 45% y picos de indigencia en el 15%. A pesar de una mejora en los niveles de ingresos de ciertos sectores, el deterioro del poder adquisitivo y la liberalización de los precios impactan duramente en la capacidad de consumo de las familias, dejando a la economía en una trampa de precariedad y pobreza estructural.

La pobreza en Argentina no es un fenómeno nuevo, pero el ajuste brutal de los últimos años la ha llevado a niveles históricos. Según Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), la pobreza ha venido en ascenso desde 2018 , alcanzando un dramático 45% en el último trimestre de 2022. Pero lo más preocupante no es solo el número , sino las condiciones que agravan la precariedad de la vida cotidiana para millones de argentinos.

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En un contexto de inflación persistente, con aumentos en los servicios públicos y una liberalización de los precios que ha dejado a los ingresos atrasados, la recuperación económica parece lejana. "Lo que estamos viendo es una meseta en los niveles de pobreza", comenta Salvia, destacando que si bien se ha registrado una caída de unos pocos puntos en el segundo trimestre de 2023, la mejora es prácticamente imperceptible para la mayoría de los hogares.

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La pobreza, explica Salvia, no es simplemente una cuestión de ingresos insuficientes, sino un reflejo de una crisis estructural que el ajuste del gobierno de Javier Milei no ha hecho más que profundizar. "A pesar de que los ingresos se han recuperado en algunos sectores, como en las jubilaciones y ciertos salarios públicos, los aumentos en transporte, servicios y alimentos han alterado de tal forma la canasta básica que el impacto en el consumo es nulo", asegura . Las familias destinan cada vez más de sus ingresos a pagar lo indispensable, mientras que otros gastos necesarios, como alimentos o medicamentos, quedan relegados.

Un ajuste que no toca el fondo

????52,9% de pobreza

????66,1% niños pobres

????27% niños indigentes

????Cayó 2,34% la actividad económica

????Subió 2% el desempleo

???? ???Subió 144,43% la inflación

????Cayeron 18% los salarios formales y 25% los informales

????Cayeron 12% las ventas de supermercado

¿De que se ríen? pic.twitter.com/Td2UdDpWir

– Dante López Foresi (@DanteForesi) 26 de septiembre de 2024

El ajuste implementado por el gobierno, que muchos economistas defienden como necesario para estabilizar la economía, ha generado un alivio aparente en ciertos indicadores macroeconómicos. Sin embargo, para la gran mayoría de los argentinos, la recuperación económica es una promesa vacía. El desempleo ha logrado mantenerse estable, algo que, en otras circunstancias, podría considerarse positivo. Pero detrás de esa estabilidad se esconde una precarización laboral alarmante: el 50% del empleo en Argentina es informal y no cuenta con las protecciones necesarias para afrontar una crisis como la actual.

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El ajuste económico parece golpear con mayor fuerza a aquellos sectores que ya vivían al borde de la pobreza. Las clases medias bajas, que Salvia describe como "la nueva pobreza", han tenido que adaptarse a una realidad en la que el salario alcanza cada vez menos. Y si bien las transferencias sociales han aumentado, el efecto de estas es limitado en una economía donde los precios suben a un ritmo mucho mayor que los ingresos.

"Lo más grave es que no estamos viendo una recuperación genuina del empleo ni una creación de trabajo formal que permita a las familias salir de la pobreza de manera sostenible", advierte Salvia. El crecimiento económico, si es que llega, no parece estar destinado a quienes más lo necesitan. En cambio, la pobreza se convierte en un fenómeno crónico, donde millones de personas quedan atrapadas en una espiral de salarios bajos y altos costos de vida.

???? OFICIAL: CASI 53% DE POBRES EN ARGENTINA.

MÁS DE 11 PUNTOS DE AUMENTO EN LA GESTIÓN MILEI.

DERECHITO A SER EL PEOR GOBIERNO DE LA HISTORIA. pic.twitter.com/7cicXnUxsM

– Sergio Chouza (@SergioChouza) 26 de septiembre de 2024

El impacto del ajuste en la vida cotidiana

El gobierno de Javier Milei ha prometido una serie de reformas estructurales que, en teoría, permitirían al país estabilizar su economía. Pero en la práctica, esas medidas no parecen traducirse en mejoras palpables para la mayoría de la población. "El ajuste es brutal, pero no catastrófico", dice Salvia, sugiriendo que el país ha logrado evitar un colapso total como el de 2001. Sin embargo, también advierte que el alivio que perciben algunos sectores es frágil y podría desaparecer si se produce otro crisis financiera o si las políticas de ajuste se profundizan.

Mientras tanto, en las calles, el malestar es palpable. Las imágenes de personas saltando molinetes en las estaciones de tren para evitar pagar el pasaje son solo una muestra de la creciente desesperación. "Puede que la gente no esté rompiendo el molinete, pero está claro que muchos no pueden seguir viviendo bajo estas condiciones", sostiene Salvia.

El ajuste ha dejado a las clases medias y bajas en una situación crítica, con poco margen de maniobra para hacer frente a los aumentos de precios. La incertidumbre alimentaria y el acceso limitado a medicamentos son solo algunos de los desafíos diarios que enfrentan millones de argentinos. A pesar de los esfuerzos del gobierno por contener la inflación y estabilizar la economía, la realidad en los barrios más vulnerables del país cuenta otra historia.

El futuro: ¿alivio o profundización de la crisis?

A medida que el país transita esta nueva fase de su crisis económica, las señales de mejora son débiles y, en muchos casos, ilusorias. Si bien Salvia señala que "lo peor ya pasó", también reconoce que el camino hacia una verdadera recuperación es largo y difícil. "Estamos viendo un proceso de alivio, pero no una mejora sustancial", concluye. La pobreza, en su opinión, seguirá siendo una de las grandes tragedias de la Argentina contemporánea, a menos que se implementen políticas más inclusivas y se genere un crecimiento económico genuino que permita a todos los sectores de la sociedad participar en los beneficios.