
El humorista de Internet que hace enfadar y alegrar por igual a sus lectores con permanentes afirmaciones políticas fue tentado para sacar un libro. La agencia de noticias Paco Urondo le realizó una entrevista que aquí se reproduce.
Domingo 13 de octubre de 2013 | 10:49
-¿Cómo surgió el libro?
Pibe Trosko: Mirá, sé que debería aprovechar la pregunta para mostrar mi costado más sensible, pero la realidad es que lo hice por guita. Nunca tuve intenciones de escribir un libro, soy más pragmático que teórico, soy más del hacer que del pensar. Mi objetivo siempre estuvo más cerca de cagar a piedrazos
-En el título se habla de "revolución" ¿Sigue siendo una opción válida para
PT: Siempre. De eso mismo hablo en el libro. La revolución intergaláctica está a la vuelta de la esquina. Yo, aunque no curso, voy mucho a
Igual, entre nosotros, hoy en día creo que hay más chances en Siria. Brindo por eso.
- ¿Cómo definirías su forma de escribir?
PT: Me gusta decir que estoy en el medio entre Reymundo Roberts y Atilio Borón. Tengo cosas de ambos, y les veo a ellos cosas mías. Algunos artilugios humorísticos se los copio a Nik y encuentro una gran fuente de inspiración en Alejandro Borenztein. No por las ideas, claro, sino por esa manera de escribir, totalmente desbordada de sagacidad, ironía y brillantez.
No tengo una forma críptica ni académica de escribir. No escribo para las vanguardias iluminadas porque la endogamia, como la guerra, me genera rechazo. Escribo básicamente para mis camaradas, que cada día son más.
-Su libro aparece después de los éxitos editoriales de Luis Majul y Pablo Sirvén ¿Hay alguna vinculación entre la aparición de esos libros y su trabajo?
PT: El incentivo económico, claramente.
-Tuvo una explosión importante en Twitter. También en esa red social ha recibido muchas críticas y se profundizaron con el lanzamiento de su libro ¿Qué opina de Twitter y de sus detractores?
PT: Bueno, me gusta pensar que mi “explosión” no se debe a Twitter o Facebook. Si no hubiera sido por Twitter yo hubiera explotado igual, por otros medios. Creo que mi obra y mi conducta trascienden mucho más allá de las redes sociales y que no me convertí en el líder de
En fin. Los que no confían en mí, con el perdón de las damas, que la chupen. Que la sigan chupando.
-La izquierda ha tenido una buena elección a nivel nacional ¿Se cree partícipe? ¿Su libro ayudará para que la izquierda llegue al poder?
PT: Desde que yo salté a la fama, el Frente de Izquierda cuadruplicó su cantidad de votos. No te digo que soy el único factor que influyó en este fenómeno, pero sería necio pensar que no tuve nada que ver. Pensemos, además, que
Igual es una buena oportunidad para aclarar que yo no milito ni por Altamira, ni por el Partido Obrero ni por el Frente de Izquierda. No tengo nada que ver con ellos. Aunque los prefiero antes que a Macri, Massa y los K.
-Además de su aparición en las redes sociales, otro éxito mediático de estos tiempos es Lanata en Canal 13. ¿Cuál es su opinión sobre el periodista? ¿Aceptaría realizar un programa con él?
PT: Disfruto tanto como espectador que no me gustaría estar al lado suyo en un programa porque eso me quitaría la posibilidad de verlo. Prefería que me invite Tinelli a bailar por un sueño. Aquadance y Revolución Permanente, mis dos pasiones.
-En su libro desarrolla entrevistas con las principales figuras de la política nacional ¿Cuál fue la más difícil? ¿Lo amenazaron?
PT: Sí, para este libro me reuní con Elisa Carrió, con Mauricio Macri, Ricardito Alfonsín, Diego Maradona, Hugo Moyano y el mismísimo Jorge Lanata. Todas las entrevistas tuvieron cosas destacables. Con algunos ya me llevaba bien de antes (tal es el caso de Ricardito, que es amigo mío) y con otros me encontré de pura casualidad (como Hugo Moyano). Pero lo importante es que todos se mostraron abiertos al diálogo y me manifestaron toda la esperanza que les generaba el surgimiento de un líder como yo, joven, fresco, inteligente y humilde.
No recibí amenazas para ocultar cosas, pero confieso que Francisco De Narváez y María José Lubertino me escribieron, cada uno por su cuenta, para pedirme si no podía incluirlos en el libro. Obviamente rechacé ambas propuestas.