
Una polémica elección de director de Comunicación Digital en la Presidencia desata reacciones entre influyentes del gobierno y del universo virtual. La controvertida decisión, impulsada por un tweet, despierta críticas y sorpresas.
Sofía Arregui // Miercoles 21 de febrero de 2024 | 06:24
(Por Sofía Arregui) En medio del ruido habitual de la esfera digital, la tarde del martes trajo consigo un inusual giro en la trama virtual de la política argentina. Mientras el Presidente intentaba promover sus mensajes a través de cientos de retuits, una publicación en particular logró alterar el algoritmo de Irigoyen, el tejido de influencers que constituye el universo paralelo de Javier Milei.
El internauta detrás de la agitación fue JoeDoe, también conocido como Juan Pablo Carreira en la vida real, quien anunció con sorprendente seguridad que se convertiría en el nuevo director general de Comunicación Digital de la Presidencia. En un agradecimiento directo a Javier Milei por la "oportunidad", JoeDoe proclamó: "Es hora de entrar a la cancha".
La noticia no tardó en cosechar reacciones variadas. La incorporación de Doe, cuya única certeza sobre su perfil es su paso como editor en el sitio La Derecha Diario, fue saludada por figuras clave del entorno presidencial. Manuel Adorni, vocero del Presidente, no escatimó elogios, mientras que Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados, expresó su respaldo. El respaldo también llegó desde el llamado "cerebro digital", Fernando Cerimedo, titular del portal donde trabajaba el polémico tuitero (La Derecha Diario).
Cerimedo, quien fuese asesor de comunicación durante la campaña, elogio a Doe como uno de los "principales soldados de la batalla cultural". Sin embargo, las dudas persisten sobre si la capacidad de generar controversia en redes sociales se traduce en habilidades para liderar la comunicación digital de la Presidencia.
Sin embargo, la sorpresa y las críticas no tardaron en inundar la escena digital. La validez del currículum de Doe, quien se autodenomina ingeniero sin contar con pruebas fehacientes, y su experiencia previa como editor en un sitio de orientación ideológica generaron dudas sobre su idoneidad para un cargo de tal envergadura. Las críticas también se extendieron hacia el ámbito político, con Agustín Romo, diputado provincial bonaerense, sumándose a la corriente de escepticismo.
Incluso el exsecretario de Inteligencia Juan Bautista 'Tata' Yofre, no exento de controversias, expresó su apoyo a la controvertida elección. La diversidad de opiniones refleja la polarización no solo en el ámbito político sino también en el universo digital, donde las decisiones de figuras como Milei siguen generando titulares y debates encendidos. La polémica está servida y, una vez más, la virtualidad se entrelaza con la realidad política de Argentina.
El historial de Doe en las redes sociales revela su tendencia a no mostrar su rostro ni su nombre, difundir noticias falsas y lanzar ataques a usuarios de manera indiscriminada. Durante la campaña presidencial, fue responsable de propagar tapas falsas sobre el entonces candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa, cuestionando su credibilidad.
Además de sus acciones en línea, Doe ha expresado opiniones polémicas, repudiando la incorporación de empleados públicos en 2018, una etiqueta que ahora lo incluirá a él mismo. En un irónico giro del destino, se enorgulleció recientemente de ser uno de los usuarios más likeados por el presidente Javier Milei.
Las felicitaciones de dirigentes de La Libertad Avanza, entre ellos el vocero de la Presidencia, Manuel Adorni, y el diputado Agustín Romo, generan más preguntas que respuestas. ¿Qué criterios respaldan esta elección? Fernando
En un nombramiento tan inusual como cuestionable, Juan Doe asume un rol crucial en la comunicación oficial del gobierno, poniendo a prueba la capacidad de la administración de separar la estridencia digital de la gestión pública. Mientras tanto, la incertidumbre rodea la figura de Doe, un troll de Twitter que ahora tendrá acceso directo a la maquinaria de comunicación del gobierno argentino.