(Por Federico Vaccarezza)* En la última semana del mes de abril, en el marco de una escalada incesante del dólar paralelo, consecuencia de una sequía que podría reducir este año el valor de las exportaciones argentinas entre U$D 15.000/21.000 millones, el Ministro de Economía Sergio Massa anunció que activaría el swap de divisas con China por un valor equivalente de U$D 24.000 millones para financiar las importaciones con origen en el gigante asiático. Frente a esta medida el mercado cambiario reacciono rápidamente, el valor del dólar comenzó a retroceder y si esta estrategia funciona, podrían mejorar considerablemente las expectativas respecto de la capacidad del gobierno de ordenar una macroeconomía que se viene deteriorando rápidamente.
Argentina, pagos con yuanes y un orden internacional en transformación
En Orsai // Sábado 29 de abril de 2023 | 21:41
Argentina, pagos con yuanes y un orden internacional en transformación
Durante 2022, la Argentina importó desde China mercancías por valor de U$D 15.000 millones mientras que exportó por U$D 7.000 millones lo cual, dejó un déficit comercial para nuestra economía de U$D 7.500 millones y esto aconteció, en el mismo año, en que las exportaciones argentinas alcanzaron su record histórico en valor ¿Cómo sostener este año el nivel de importaciones, el crecimiento y el abastecimiento de insumos en una economía que no tiene dólares para importar? La respuesta fue contundente, con yuanes. Esta medida fue celebrada por todas las autoridades económicas y monetarias de China que rápidamente se pusieron a disposición para colaborar con la Argentina en una coyuntura tan compleja. Simultáneamente, los yuanes también pueden ser utilizados para el intercambio con Brasil, dado que, nuestro principal socio comercial celebro recientemente un acuerdo con China para des dolarizar su intercambio comercial. Brasil y China representan alrededor del 40% del valor del intercambio comercial argentino. Esta situación, si bien tranquiliza al FMI respecto de la posibilidad de estabilización de las variables macroeconómicas de la Argentina, al mismo tiempo, enciende las alertas respecto de los efectos que la desdolarización del intercambio comercial del bloque MERCOSUR con su principal socio externo podría tener sobre la fortaleza y credibilidad del dólar a nivel global.
Nadie podría discutir la óptima sintonía política que los funcionarios del gobierno de Alberto Fernández tienen con sus homólogos del bloque occidental, entendiendo este como las autoridades políticas y económicas estadounidenses, el G-7, el FMI, Banco Mundial y el BID. El gobierno de Alberto Fernández, ha buscado construir una relación de amistad y confianza con los Estados Unidos y en marzo último fue recibido por el Presidente Joe Biden en la Casa Blanca, quienes mantuvieron una reunión a puertas cerradas, con el objetivo de trabajar en una agenda conjunta. Es posible que, los analistas de política internacional del gobierno estadounidense, no tengan una valoración positiva de la activación del SWAP en yuanes para cubrir la demanda de importaciones argentinas, pero, esto no puede ser considerado como una medida planificada y desafiante, una estrategia de construcción de poder autonómico por parte del gobierno argentino con la finalidad de disminuir la influencia del bloque occidental, sino un recurso pragmático, de necesidad extrema, en el que la restricción externa estaba estrangulando a la economía argentina y las autoridades gubernamentales no tenían más opciones en cartera. Los yuanes salvaron, no al gobierno, sino a la economía argentina en su conjunto.
Desde los años noventa a la actualidad, ha cambiado la distribución material del poder económico y político internacional, las ideas y la estructura institucional sobre las que se sustenta el orden internacional. El emergente del bloque de naciones euroasiáticas y el peso creciente de los países en vías de desarrollo (PVD), actualmente representan alrededor del 50% del producto y el comercio mundial y han modificado la estructura y la dinámica del sistema internacional. Con nuevas instituciones como los BRICS, el G-20; CELAC, la iniciativa para la Ruta de la Seda (BRI); el Banco Asiático de Desarrollo; la Corporación de Shanghái; la Asociación Económica Integral Regional (RCEP) y los Acuerdos de Asociación Estratégica Integral celebrados por China, se ha venido construyendo un nuevo tejido institucional alternativo orientado a aumentar la autonomía de los países en vías de desarrollo respecto de las instituciones occidentales, como el G-7; el FMI; los organismos de crédito internacionales y el bloque de naciones occidentales desarrolladas.
Este bloque de naciones en vías de desarrollo, han logrado lo impensable en los años 90 del siglo pasado. Según datos del Banco Mundial, en 2022 los BRICS aportaron el 31,5% del PIB mundial, superando al bloque de naciones del G-7 que representaron el 30,7%; se han convertido en los principales líderes en el comercio mundial; han establecido al Yuan como una moneda de reserva del FMI e integrado la canasta de Derechos Especiales de Giro (DEG) desde octubre de 2016. En 2023, el yuan ha superado por primera vez al dólar como moneda más usada en transacciones transfronterizas. Aún resta un último desafío, convertir al yuan como una divisa de uso cotidiano en los pagos internacionales como son el dólar; euro; libra esterlina y el yen entre, otras. En ese sentido, las instituciones monetarias chinas, los BRICS y los países en vías de desarrollo están trabajando para des dolarizar su intercambio alcanzando considerables éxitos, tanto es así que, gracias a este cambio en la estructura monetaria internacional, la economía argentina podría estabilizarse en 2023 a pesar de la escasez de dólares.
Para el gobierno de Alberto Fernández, el uso de los yuanes no fue una cuestión geopolítica, ni un alineamiento con el bloque de naciones en vías de desarrollo en la disputa por construcción de un orden mundial alternativo, sino apenas, una medida pragmática, oportuna, necesaria y celebrada por todos los actores económicos y políticos argentinos, en tal caso, será en el bloque occidental, el G-7 y sus aliados, donde debiera de surgir el interrogante de cómo evitar el declive del dólar como moneda principal de intercambio y de reserva mundial y como fortalecer las alianzas con los países en vías de desarrollo, especialmente con la región sudamericana, mediante una interdependencia positiva y virtuosa, una verdadera alianza para el desarrollo, como la que vienen llevando adelante entre sí, las naciones del bloque euroasiático.
La construcción de un nuevo orden mundial multipolar, con nuevas ideas, opciones, actores, dinámicas e instituciones nos invita a los argentinos a reflexionar, de manera pragmática, sin condicionamientos ideológicos respecto de todas las oportunidades maravillosas que se nos abren en esta nueva década.
*Federico Vaccarezza
Magister en Relaciones Comerciales Internacionales (UNTREF), profesor e investigador en Economía del Departamento de Ciencias Sociales de la UNDAV y de postgrado en Comercio Internacional de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Austral.
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