
La Asociación de Abogados para la Justicia y la Concordia se reunió en su habitual asamblea anual y celebró la posibilidad de que Cambiemos acceda a la Presidencia: el objetivo es revertir la jurisprudencia que determina la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad para así, terminar con los juicios a los represores.
Miercoles 11 de noviembre de 2015 | 15:24
Se entusiasmaron con los “vientos de cambio” en la asamblea anual de la Asociación de Abogados para la Justicia y la Concordia. Los abogados de los genocidas se agruparon allá por 2009 para frenar las causas que debieron enfrentar sus clientes: el objetivo era lograr la amnistía.
Alberto Rodríguez Varela, ex ministro de Justicia de Videla, lamentó que en 2003 “se abandonó la bandera de la concordia de Alfonsín y Menem”, publicó Página 12 en su edición de hoy.
La agrupación es presidida por Alberto Solanet, ex presidente de la Corporación de Abogados Católicos y hermano del secretario de Hacienda de la dictadura. En la asamblea, llamó a “derogar y reemplazar la legalidad desprovista de legitimidad que angosta y asfixia a la patria”.
El macrismo, que ya cuenta con el explícito apoyo de Cecilia Pando, suma ahora el entusiasmo de los abogados de los genocidas. Ricardo Saint Jean, hijo del general que prometió masacrar desde guerrilleros hasta indiferentes y tímidos, consideró que están “ante la batalla final” para derrotar al kirchnerismo: otra vez, el objetivo es torcer el camino trazado por Néstor Kirchner y la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia que declaró imprescriptibles los delitos de lesa humanidad.
Entre los presentes, que promediaban setenta años, estuvieron el ex jefe de la SIDE Juan Bautista Yofre, el teniente coronel (R) Emilio Nanni y María Elena Vázquez de Astiz con su hija, agregó la nota de Página 12.
“Se abre un camino de esperanza”, agregó Ricardo Saint Jean quien también repasó la “invasión del comunismo” y aseguró que quienes lo enfrentaron “están en prisión como animales”.
Por su parte, el Presidente de la agrupación, Alberto Solanet elogió a “las corajudas madres, hermanas y esposas de presos políticos”,y entre ellas destacó “la figura de su decana”, la madre de Astiz, procesada por su rol en una apropiación ilegal en 1977.