Sin tener mas remedio que soportar los estragos que la huelga de hambre provoca a la salud, los abuelos y los villeros olvidados de la Ciudad llevan mas de seis días sin ser escuchados

Al acampe que comenzó hace mas de una semana un grupo importante de habitantes de distintas villas de la Ciudad de Buenos Aires, agrupados en La Corriente Villera Independiente –que incluye la huelga de hambre de muchos de ellos- se sumaron los abuelos del Hogar San Martín, que pertenece al gobierno porteño.

En dicho Hogar, ubicado en la Paternal, los adultos mayores comenzaron desde el lunes pasado una huelga de hambre para reclamar por las malas condiciones del lugar. Desde la calidad de los alimentos hasta cortes periódicos de agua potable y gas.

Lejos de ser un capricho de la senilidad, los abuelos reclaman desde hace mas de dos años, por los alimentos, agua y la falta de gas e incluso por el escaso personal de servicio y malos tratos.

"Llegamos a esta medida después de mucho tiempo de intentar, dialogando y peticionando revertir la situación. No queremos nada más que dignidad", explicó Carlos Pintos, uno de los mayores en huelga de hambre.

En el territorio argentino del diálogo y la concordia, sin tener mas remedio que soportar los estragos que la huelga de hambre provoca a la salud, hasta el punto de acercar al sujeto a la muerte por autofagia, los abuelos y los villeros olvidados de la Ciudad llevan ya mas de seis días sin ser escuchados.

URBANIZAR

La Corriente Villera Independiente que montó una carpa  junto al Obelisco hace más de una semana, tomó el ofrecimiento de algunos “compañeros” para hacer huelga de hambre, como un modo pacífico de ser escuchados por el gobierno de Mauricio Macri.

Ellos quieren una respuesta a sus para nada nuevas demandas: que se declare la “emergencia habitacional, socioambiente sociosanitaria y socioeducativa” en la Ciudad y se urbanicen todas las villas porteñas.

“Organizaciones, partidos, sindicatos, estudiantes, artistas, personalidades y un sinfín de personas han manifestado su solidaridad y apoyo” con los manifestantes, “pero aún no ha habido ningún encuentro con los funcionarios” de la Ciudad de Buenos Aires, expusieron en un comunicado de prensa desde La Corriente Villera Independiente.

“La huelga de hambre sigue por tiempo indeterminado: este acto de amor que han encarado los huelguistas sigue hasta que tengamos soluciones concretas a nuestras necesidades. Basta de hacer negocios con los pobres”, manifestaron.

Vale recordar que Enorsai publicó (Sepa porqué 170 mil porteños tienen que vivir en la miseria), hace pocos días cifras referidas a las villas y asentamientos en la Ciudad de Buenos Aires.

En el territorio que gobierna Macri, hay 15 villas y 24 asentamientos que agrupan a poco mas de 170 mil personas que no tienen ninguna solución a sus demandas.

"A pesar de ser la ciudad con mayor recaudación per cápita del país, no hay una política intensa por parte del gobierno de Macri para resolver la cuestión habitacional, sino todo lo contrario. El nivel de subejecución es lamentable", destacaron desde el Grupo de Estudio de Economía Nacional y Popular (GEENaP) y agregaron que, "durante 2009, 2010 y 2011 se ejecutó aproximadamente la mitad del presupuesto asignado" a recomponer la situación habitacional.

Hasta la Corte Suprema se pronunció en este sentido exigiéndole al gobierno de la Ciudad alguna acción al respecto pero  la soluciones se demoran. Ahora, ni siquiera reciben a los ciudadanos que están muriendo de hambre en una carpa frente al Obelisco.

LOS VIEJOS HABITOS

"La comida en este lugar es mala y poca, los laboratoristas del hospital Tornú advirtieron que muchos de nosotros estamos anémicos, y a pesar de eso seguimos con el mismo menú todas las semanas y ni siquiera podemos repetir el plato porque de nuestras raciones también tienen que comer el personal", afirmó Carlos Pintos, uno de los mayores en huelga de hambre en el Geriátrico San Martín.

El funcionario macrista encargado del Hogar, Gustavo Ciappa, reconoció que los abuelos tienen razón en todo. Hasta dio detalles. Dijo que hay 300 abuelos y seis asistentes sociales y que no alcanza y que la empresa tercerizada que lleva la comida tiene un viejo contrato que nunca se actualizó y están en un permanente “tira y afloje”.

Las asistentes sociales del hogar intentan desde hace seis meses contactarse con la ministra de Desarrollo Social porteña, Carolina Stanley, pero siempre la encuentran ocupada.

Todo esto sucede mientras a algunos abuelos la vida se les va de a poco, y a otros les estalla la bronca de haber vivido y trabajado tantos años para tener ese pasar.

Pintos narró que, "también son graves los problemas de infraestructura, el agua se corta día por medio, no funciona bien el agua caliente y para bañarnos en invierno hay que cruzar un parque de 200 metros".

"Ahora hicieron baños nuevos que estéticamente están lindos, pero se tapan enseguida y terminamos pateando materia fecal", agregó.

El anciano le contó que, "hay cuidadores que no están a la altura de nuestras necesidades, son pocos y algunos de ellos maltratan a los más desvalidos o les roban sus pertenencias".

Ciappa, director del hogar,  explicó a Télam que "muchos de los reclamos que hacen ya están siendo resueltos, y tratamos de armar con ellos una comisión de seguimiento para las cosas que aún no encuentran solución".

"Respecto de la comida es verdad que tenemos un tironeo constante con la empresa tercerizada que brinda ese servicio, porque el pliego se hizo hace años, nunca se actualizó y hoy tenemos que negociar día a día las características del menú, a veces salimos más favorecidos y a veces no", explicó.

En referencia a las obras de infraestructura en el establecimiento, el funcionario dijo que "la renovación de la instalación de gas viene del año pasado, la obra esta lista pero hay que ir habilitándola por etapas en la medida que se instalan los nuevos artefactos".

"También es cierto que tuvimos problemas con el agua caliente, pero eso también se está resolviendo y el próximo lunes un especialista va a recorrer las instalaciones", agregó.

Respecto de la falta de personal, el director del hogar subrayó que "en este lugar viven más de 300 adultos mayores, cada uno con su propio universo de problemas, y sólo contamos con 6 asistentes sociales, eso hace que muchas veces no alcancen o que algunos se puedan sentir desatendidos".

Los adultos que mantienen la huelga de hambre son periódicamente chequeados por el personal del hogar, mientras intentan desde hace seis meses comunicarse, a través de las asistentes sociales, con la ministra de Desarrollo Social porteña, Carolina Stanley, sin resultado positivo.