(Por Walter Onorato) La República de Paraguay y Bolivia han estado en el centro de una creciente preocupación en la región sudamericana debido al contrabando de soja proveniente de la República Argentina. Este tráfico ilegal ha causado pérdidas significativas en términos económicos y ha generado una preocupación creciente en torno a la seguridad alimentaria de la región.

Según los datos proporcionados por el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de Argentina, el valor total de la producción de soja en el país alcanzó los 16.600 millones de dólares en la campaña 2020/2021. A pesar de que la mayoría de la producción se destina a la exportación, se ha detectado un creciente número de casos de contrabando en la región, lo que ha llevado a la adopción de medidas más estrictas por parte de las autoridades.

En este sentido, se ha señalado que gran parte de la soja contrabandeada desde Argentina entra a Paraguay, donde se registra una importante producción de soja, pero no lo suficiente como para cubrir la demanda interna y la exportación. La soja contrabandeada se vende en el mercado local a precios significativamente inferiores, lo que permite a los comerciantes obtener grandes ganancias.

En un informe publicado por el Ministerio de Industria y Comercio de Paraguay, el valor total de la soja exportada desde el país ascendió a 1.270 millones de dólares en el primer trimestre de 2021, mientras que el valor de las exportaciones de harina de soja alcanzó los 186 millones de dólares. Estos datos muestran la importancia de la soja para la economía de Paraguay y la necesidad de frenar el contrabando de este producto desde Argentina.

Según el informe de la campaña agrícola 2020/2021 del Ministerio de Agricultura y Ganadería de Paraguay, estima que se cosecharon aproximadamente 9,5 millones de toneladas de soja en ese país.Esta cifra representa un aumento del 4% en comparación con la campaña anterior, lo que indica un crecimiento sostenido en la producción de este cultivo en Paraguay.

Cabe destacar que la soja es uno de los cultivos más importantes de Paraguay, ya que representa una parte significativa de la economía del país. La mayoría de la producción se destina a la exportación, principalmente a países como China, Rusia, India y la Unión Europea.

Se debe destacar el aumento en un 4% en comparación con la campaña anterior, lo que indica un crecimiento sostenido en la producción de este cultivo en Paraguay. La superficie sembrada en la campaña 2020/2021 fue de alrededor de 3,5 millones de hectáreas, lo que representa un aumento del 3,3% en comparación al 2019.

Las millonarias pérdidas generadas a la Argentina

El presidente de la Cámara Argentina de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-Cec), Gustavo Idígoras, denunció el año pasado que se están contrabandeando cerca de 1,5 millones de toneladas de soja mensualmente desde Argentina hacia Bolivia y Paraguay, generando pérdidas de hasta 400 millones de dólares al país.

La maniobra se realiza aprovechando el diferencial de precios entre lo que se paga en Argentina y en los países vecinos. Según Idígoras, la soja en Argentina se vende a un precio promedio de 47.000 pesos, mientras que en Paraguay y Bolivia se paga alrededor de 80.000 a 85.000 pesos, lo que genera una gran tentación para el contrabando en la zona fronteriza. Además, el contrabando no solo afecta a la soja, sino también a otros cultivos y sus subproductos.

El representante de Ciara-Cec subrayó que el contrabando es a gran escala y que cuenta con la complicidad de múltiples actores, tanto públicos como privados. Según él, están pasando más de 3.000 camiones por mes por la frontera, lo que reduce la cantidad de camiones que llegan a los puertos de la zona de Santa Fe, donde se concentra el gran cluster exportador de Argentina. Esta defraudación afecta seriamente a la economía del país, ya que se le están escapando miles de dólares cada mes.

Consecuencias ecológicas

El contrabando es un duro golpe a la economía de los estados pero también se debe considerar que la expansión de la superficie sembrada de soja como en Paraguay y otros países de la región ha generado preocupación por su impacto en el medio ambiente del continente. La siembra de soja en grandes extensiones de terreno puede tener efectos negativos en la biodiversidad, el suelo, el agua y la calidad del aire.

En particular, la expansión de la superficie sembrada de soja ha sido señalada como una de las principales causas de la deforestación en la región. En algunos casos, la siembra de soja ha llevado a la eliminación de bosques nativos y a la degradación de ecosistemas importantes para la biodiversidad. También se ha señalado que la siembra de soja puede tener efectos negativos en la calidad del suelo, ya que su cultivo requiere de grandes cantidades de fertilizantes y pesticidas que pueden contaminar los suelos y las aguas subterráneas.