Pero el ahora candidato ya había realizados negocios con el Gobierno de la Ciudad en 2008 para intentar salvar la Escuela Superior de Ciencias Deportivas que fundó con Marcelo Araujo en tiempos que ambos formaban parte del negocio del Grupo Clarín y prometían a sus alumnos un “conchabo” en las empresas del magnate económico que tenía atadas las transmisiones del fútbol profesional.

En octubre de 2008, El Instituto Superior de la Carrera de Gobierno de la Ciudad, a través de su ministro de Hacienda, Néstor Grindetti, firmó un extraño convenio con la Escuela Superior de Ciencias Deportivas de Niembro con el “objeto de promover y desarrollar actividades de formación y capacitación, investigación, asistencia técnica y otras relacionadas con el objeto organizacional del Instituto”, donde su artículo quinto especificaba que “los fondos necesarios para el desarrollo de los convenios específicos y planes de trabajo serán aportados por el Instituto, sin que esto implique ninguna erogación por parte de la Escuela”.

La escuela de periodismo deportivo de Niembro y Araujo había entrado en “crisis” cuando ya no convencían sus dotes de “salida laboral”, diez meses antes que el Gobierno decidiera implementar con la AFA el programa Futbol para Todos que entró en vigencia en agosto de 2009 y que le quitó al Grupo Clarín la exclusividad sobre las transmisiones del fútbol profesional.

“Será responsabilidad de la Escuela desarrollar actividades de formación y capacitación, investigación, asistencia técnica u otras relacionadas con el objeto organizacional del Instituto que se dispongan”, decía su cláusula siguiente sin especificar nunca de que se trataban.

De todas maneras y sin saberse todavía todos los fondos que el Gobierno porteño destinó al ya inviable emprendimiento privado, la escuela de periodismo deportivo quebró a fines del 2013 con 120 alumnos –declarados según Niembro—que no pudieron terminar su carrera por la que pagaban una alta cuota mensual. “No lo pudimos sostener más por problemas económicos. Fue un dolor muy grande pero preferimos terminar con todo en regla. Les pagamos la indemnización a los 20 profesores que teníamos, algunos de ellos con sumas de 300.000 pesos”, se justificó entonces Niembro ante el diario La Nación.

Un año y medio antes –en mayo de 2012—Niembro ya había fundado junto a Atilio Alberto Meza la exitosa compañía “La Usina Producciones SRL” dedicada (según su objeto social) “al negocio de producción de actividades periodísticas y/o publicitarias por medio de la prensa escrita, oral, radio, televisión, carteleras, impresos, películas cinematográficas, Internet o cualquier otro medio creado o a crearse”.

La sociedad que fue creada con un capital inicial declarado de “diez mil pesos” y a los pocos días recibió su primer contrato del Gobierno porteño –quizá su único cliente—al que le facturó en apenas tres años casi 20 millones de pesos con contratos directos y nunca publicados en el boletín Oficial de la Ciudad. Una excelente facturación para una compañía sin experiencia que consiguió contratos por “encuestas” para la que no está autorizada legalmente a realizar y cuyos trabajos son imposibles de verificar. Especialmente para una empresa que ni siquiera tiene una página web –una “curiosidad” para el rubro publicitario—para promocionar sus productos.

Algo que su propio mentor y dueño, no puede explicar, más allá de justificarse de que se trata de “una campaña sucia” del oficialismo en medio de la disputa electoral. Los mismos motivos por los que el PRO bloqueó la posibilidad que el tema se discuta en la sesión ordinaria de la Legislatura porteña.